¿La «moda del yoga» es una amenaza para el Yoga?

2022-01-17

El Yoga se ha colado en la educación y la enseñanza, en las terapias y la medicina, en el deporte y en las disciplinas físicas, en las familias y en las comunidades, en el turismo y, en general, en toda la economía y en el marketing. Escribe Mayte Criado.

imagen de loopulo.com

Muchísimas empresas, ajenas totalmente al Yoga, utilizan su imagen y sus símbolos ancestrales para vender y comercializar sus propios productos. Y también muchas empresas, grandes y pequeñas, están generando toda una industria de servicios y productos relacionados con las prácticas del Yoga.

Así, nos encontramos con una realidad que llama la atención: el Yoga y todo lo relacionado con el Yoga, incluyendo su imagen, es en ese sentido una herramienta de marketing y de glamour social de probado éxito: un bien de consumo que está de moda.

La reflexión principal consiste en respondernos sobre si esta popularidad del Yoga y todo lo que conlleva, constituye algún tipo de amenaza para un legado de miles de años de antigüedad cuya esencia es la de un camino espiritual.

Por un lado, la hegemonía occidental está despojando al Yoga de su naturaleza fundamental y de sus raíces como camino de transformación para llevarlo, como si fuera una tendencia indumentaria, a los productos de alimentación, a la decoración, a la música… sometiendo sus signos de identidad a las reglas que dicta el mercado de las modas.

Las redes sociales, con sus youtubers, influencers y celebrities, se han llenado de cuerpos esculturales de practicantes de Yoga en posturas imposibles que nos instan a ser felices imitándoles y consumiendo determinadas vestimentas y artículos. Es la exaltación de la necesidad de consumir, del reto sin sentido, de la competitividad, del postureo y, sin duda, de la confusión en cuanto a los valores asociados al Yoga, que justamente promueven todo lo contrario.

El Yoga en la era consumista

Resulta también evidente que la práctica de Yoga se está convirtiendo en una de las terapias alternativas de salud y bienestar en occidente. Recurrimos a sus herramientas incluso para obtener éxito y perpetuar la productividad personal. En la India, durante la colonización británica, el Yoga se prohibió en muchos estados; desaparecieron incluso tradiciones antiguas. Otra reflexión al respecto sería la de cuestionarnos una especie de poscolonización alimentada por el frenesí occidental que utiliza la mano de obra barata de los trabajadores hindúes o sus símbolos ancestrales para decorar las entradas de discotecas, restaurantes, centros de ocio o todo tipo de productos, incluyendo las alfombras que pisamos en el suelo.

Shreena Gandhi, catedrática de estudios religiosos y gran experta sobre igualdad de la Universidad de Michigan, lo llama “el gran complejo industrial del yoga”. Dice que “en la era consumista, el yoga prospera porque es posible adquirir muchos productos: centros, estatuas, videos, redes sociales que tienen que ver con el Yoga, app’s, pantalones, botellas de agua…”. Y algo mucho más serio porque tiene efectos sociales perniciosos: afirma que el Yoga no se ha difundido en Occidente por casualidad, sino integrándose en un contexto de explotación y mercantilismo del trabajo de personas de etnias desprotegidas y desfavorecidas. Situación ésta que parte de un mecanismo de apropiación cultural —el colonialismo— que perpetúa el modelo de la sociedad consumista occidental, ignorando incluso el bienestar de los propios hindúes.

Y aunque su crítica feroz del consumismo occidental en relación al Yoga nos lleva a una profunda reflexión, la Dra. Gandhi también dice que es posible recuperar un intercambio cultural auténtico, respetuoso y responsable, de manera que las prácticas de Yoga tengan un efecto profundo de transformación en quienes practican. Mantiene que se hace necesario ir más allá de una mera relación superficial con el Yoga para llevarlo a un nivel más elevado como camino de contemplación y transformación de la conciencia.

Yoga colonizado y descafeinado

El Yoga no ha sido jamás una práctica destinada al dominio físico, ni a la reducción del estrés, ni a la sanación de dolencias o enfermedades. La vivencia del cuerpo como un todo interconectado con la mente y el espíritu dice mucho sobre cuáles son las verdaderas intenciones de la práctica con el cuerpo.

La confusión que crean los intereses de la moda también está consiguiendo crear una separación radical entre lo que es Yoga, que se identifica con la flexibilidad y el fortalecimiento del cuerpo, y lo que es la meditación, que en esta década está instalada en los objetivos de los programas de mindfulness y al servicio de la consecución del éxito y la productividad personal y en las empresas. Eso de la unidad y la liberación está quedando a un lado y es evidente que el Yoga –es decir, la meditación– está lejos de presentarse como un camino de realización existencial.

Susanna Barkataki, una profesora de Yoga y Ayurveda de origen hindú, reflexiona sobre la situación de que alguien en occidente que practica o se forma basando el Yoga en los asanas y el movimiento coreográfico y permanece felizmente ignorante de la verdadera complejidad de los objetivos del yoga o de las raíces de sus prácticas, se está apropiando culturalmente del Yoga. Al desconocer la historia, las raíces y los desafíos de esta herencia ancestral de la que surge el Yoga, se perpetúa una recolonización de la misma al despojarla de su esencia.

¿Todo esto quiere decir que no hay alguna posible reconciliación entre los intereses consumistas en occidente y la cultura yóguica, para preservar sus verdaderos objetivos? ¿Significa que debemos aceptar cualquier forma de apropiación de la identidad del Yoga en pos de los intereses que marcan las modas?

Son preguntas que para muchas de las personas que tomamos el Yoga como un camino o una práctica que ha servido para transformar nuestras vidas y como una vía de autorrealización, cuestionan muchas de las actitudes en las que nos vemos inmersos/as.

Mayte Criado.Fundadora de la Escuela Internacional de Yoga
T 91 4166881 – 648 078 824 / info@escueladeyoga.com

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