Hacer yoga para estar en yoga

2018-01-05

En la práctica del yoga se trabaja la atención desde el interior hacia el exterior, en esto consiste la transformación. Nuestro cuerpo es un sistema de comunicación con lo que somos, y si estamos atentos nos daremos cuenta de qué es lo que somos. Escribe Luz Robles.

“Cuando como, como; cuando leo, leo; cuando río, río; cuando trabajo, trabajo…”. Esta es la atención plena (mindfulness).

Muchas empresas se dieron cuenta de que, con el dominio de la mente (poner atención a todo lo que se hace y todo lo que sucede en el instante presente) la vida de sus trabajadores mejora dentro y fuera del puesto de trabajo, rinden más y mejor y además están más contentos. Todo suma y es bienvenido, aunque la primera intención fuera económica, ha permitido que se divulgue una técnica que, está comprobado, mejora la vida de la personas en general. Dicha técnica proviene de tiempos muy remotos, no es un invento de nuestra época, aunque en ocasiones así se da a entender.

El mindfulness es una práctica de la sabiduría ancestral. Hace unos 2.500 años Buda mostró la importancia que tenía la plena atención en cada uno de nuestros actos y pensamientos cotidianos. Su intención era crear la base mental necesaria para la correcta comprensión de la realidad, pues sólo con una atención plena podemos captar todos los fenómenos tal y como en realidad ocurren.

Desde la quietud y el silencio en el ásana (postura del yoga) se trabaja la atención plena en tu cuerpo, y con una práctica habitual, vamos adquiriendo destreza y dominio mental, para extrapolarlo y conseguir esa atención en nuestra vida cotidiana. Como el vaso que rebosa agua y salpica todo lo que hay a su alrededor. “Hacer yoga para estar en yoga”.

En la práctica del yoga, se trabaja la atención desde el interior hacia el exterior, en esto consiste la transformación; es una transformación interior que se expresa en el exterior. Nuestro cuerpo es un sistema de comunicación con lo que somos, y si estamos atentos nos daremos cuenta de qué es lo que somos.

Mientras trabajamos la atención en la postura estamos mejorando nuestra salud. Al concentrarnos en las sensaciones, en lo que percibimos de nuestro cuerpo -si molesta, duele…- ponemos la intención en la desaparición de ese dolor o molestia y éste se diluye: “la atención aviva la energía”. Desde la atención al cuerpo, comprendes la realidad orgánica: sistema corporal, órganos, tejidos, células, moléculas, átomos (protones, electrones, neutrones), quarks… pura energía. Nuestro cuerpo es un campo de energía e información.

Hay interconexión entre cuerpo, mente y consciencia. Es una conexión interior que se expresa en el exterior y ayuda a mejorar en todos los ámbitos. El yoga, como su propio nombre indica, es unir, integrar la técnica en todo nuestro ser.

La aceptación se instala en tu vida

Cuando profundizas en la atención plena comienzas a ver la realidad de tu mente, te das cuenta del observador que observa lo que sientes, lo que decides, tus relaciones… Se comprende lo que Es, ya no se juzga. La aceptación se instala en tu vida y dejas de sufrir. Ésta aceptación no es resignación, tampoco inacción; es una acción consciente que no tiene nada que ver con la reacción; es guiada por tu ser, lo cual te libera de muchas cargas, miedos… Es una aceptación con sabiduría, con consciencia.

Esta sabiduría, consciencia, observador… permite tomar el mando de tu vida. Al no reaccionar a las circunstancias cotidianas, diriges tu vida, accionas de forma consciente, observas cómo actúan las otras personas y las disculpas, eres compasivo. La aceptación, que es sabiduría, te lleva al no juicio y a la tolerancia, (tú te das cuenta, mientras que la otra persona, que no está entrenada en la plena atención, sólo reacciona). La empatía se instala en tu vida, como el perdón, la gratitud, la cooperación, el compartir… Todo hace que tu vida se transforme, desde el interior al exterior. Comienzas a tener alegría, salud, felicidad y vitalidad en tu vida. A todo ello nos lleva la atención plena.

Si quieres salud física, mental y emocional, conecta con tu organismo, no con esfuerzo sino con atención. La práctica del yoga es un instrumento muy valioso para esa conexión.

Todo ello no surge de la noche a la mañana, requiere práctica e instalar el hábito en tu vida. En un tiempo prudente y con constancia verás esa transformación. “Comprométete, persevera y confía”.

Es un trabajo personal, así que practica, practica y practica.

“La mejor manera de hacer algo, es dejar de hablar de ello y comenzar a hacerlo”

Luz Robles es instructora de ásanas para yoga y buena salud de la Escuela Maharishi y Meditación Trascendental.
luzrobles10@gmail.com