Iluminaciones espontáneas

2017-03-29

En alguna ocasión se me ha presentado alguien diciéndome que estaba en samadhi o que se le había despertado la kundalini. Y es que los casos de despertar, iluminación o satoris espontáneos son más frecuentes de lo que pueda pensarse, amén de los samadhis anhelados durante arduos años de práctica del yoga y la meditación, cuyo logro, por así decirlo, pertenece al oficio. Escribe Joaquín G. Weil. Fotografía: Felipe Rodríguez.


(c) Felipe Rodríguez, fotógrafo y profesor de meditación

Como soy de ese tipo de profesores que tiene el hábito o la tendencia del servicio a los alumnos y en realidad a cualquier persona que se cruza por mis días (aunque me lo estoy mirando), pues procuro dar alguna pista de utilidad, dentro de mi humilde comprensión de estos asuntos.  Alguna vez alguien me cuenta experiencias tan extraordinarias y me hace preguntas tan enrevesadas que tengo que aclararle que, aparte de ser filósofo por formación académica y por oficio, soy un sencillo profesor de yoga de enseñar asanas y pranayamas y una pincelada de meditación…

Suelo acordarme entonces de aquella excelente profesora de yoga que tuve. Cuando alguien le decía algo semejante: “Se me ha despertado la kundalini, ¿qué hago?”, ella -pitta o fuego- preguntaba: “¿Y quién te la ha despertado?”. Cuando el o la consultante explicaba que había sido en un seminario o taller de tal o cual maestro o maestra, ella replicaba: “Pues ve y dile que vuelva a dormírtela”. Y se quedaba tan ancha.

Por su parte, el maestro de meditación contemporáneo norteamericano Adyashanti sostiene que la iluminación no debe ser concebida como un logro para personalidades excepcionales o para meditadores o buscadores de élite, sino que debe concebirse como un proceso al que muchas personas pueden aspirar. Si bien, por otro lado, previene que la iluminación o el despertar más que una adquisición o un “éxito” puede ser concebido como una pérdida o catástrofe: El fin de tu mundo, según el título de su más famoso libro.

Fenómenos documentados

En algunos vídeos de Papa-ji, maestro advaita, discípulo de Ramana Maharshi y maestro de Mooji, se puede asistir a algunas iluminaciones súbitas de algunos de sus seguidores, tras un diálogo con el maestro. Sobreviene una expresión de absoluta sorpresa en ellos, como si contemplando lo mismo, ahora estuvieran descubriendo un mundo por completo diferente. En ocasiones sucede la risa liberatoria, siempre el agradecimiento. Papa-ji los acompaña a su vez mediante la risa. Sazonado todo tal vez con una pizca de lo que podemos llamar pasmo.

Si incluso para los buscadores veteranos, un satori, un samadhi o esclarecimiento representa en ocasiones un verdadero cataclismo interior con el cual les resulta difícil lidiar, imaginémonos qué les ocurre a personas de vida y afanes corrientes que, por algún motivo, tienen una experiencia espiritual de intensidad insospechada. Podemos llamar a estos casos: “Iluminaciones espontáneas”. El psicólogo William James recogió decenas de ellas en su libro Las variedades de la experiencia religiosa.

 Las iluminaciones o despertares espirituales espontáneos son un fenómeno documentado desde antiguo y presente en diversas culturas. Desde las más próximas a la cultura occidental, como es la caída paúlica del caballo camino de Damasco, hasta las más lejanas, como esta del chamán esquimal llamado Aua, que cita Harner en su libro La senda del chamán, que recientemente ha vuelto a publicar la editorial Kairós.

 Intenté convertirme en chamán con la ayuda de otros, pero fracasé (…) Busqué la soledad y acabé por sentir una gran melancolía. De repente me daba por llorar y me sentía muy triste sin saber por qué. Entonces, sin razón aparente, todo cambió de pronto y sentí una alegría enorme, indescriptible, un gozo tal que no podía contenerme y tenía que romper a cantar, un canto poderoso hecho de una sola palabra: ¡Alegría!, Tenía que gritarlo a todo pulmón. Y entonces, en aquella exaltación misteriosa que me envolvía, me convertí en chamán, sin saber cómo había sucedido. Pero era chamán . Podía ver y oír de un modo diferente. Había alcanzado mi iluminación, la luz chamánica mental y física, de tal manera que no sólo podía ver en la oscuridad, sino que aquella misma luz emanaba de mi cuerpo, invisible para los humanos, pero podía percibir todos los espíritus del cielo, la tierra y el mar, que vinieron a mi y se convirtieron en mis espíritus ayudantes.

Cuando el corazón renace

Recientemente Andrés Espinosa ha relatado su experiencia personal al respecto en su libro El imparable renacer del corazón.  He tenido el honor de escribir el prólogo de este libro y también he mantenido con Andrés diversas conversaciones, una de las cuales, sobre su libro, ante la cámara de vídeo, que hemos subido luego al YouTube.

A Andrés lo conocí en un centro de meditación. En aquella época él estaba en plena búsqueda. Había entreabierto las puertas del cielo, por así decirlo, y el destello le había tirado del caballo desbocado de una existencia, como tantas, entregada a la adquisición de bienes materiales, estatus, placeres terrenales y honores; debatiéndose entre la alegría por lograr algunos de ellos y el lamento al no poder conseguir más todavía, o perder alguno de los ya alcanzados. Y es que las aversiones y los deseos, como dijera el Buda, son infinitos.

Se trataba de un comerciante de tabaco y promotor inmobiliario a quien un aparatoso accidente de tráfico, en el que su vehículo dio varias vueltas en el aire sobre una rotonda, le dejó físicamente ileso pero espiritualmente conmovido. Tal vez su experiencia fue del tipo que llamamos “cercanas a la muerte”. Hay un tipo de estas experiencias en que, aunque la persona no sufra daño físico la proximidad con la muerte, el peligro extremo produce vivencias semejantes a aquellas que suceden durante la muerte clínica, previa a una maniobra de resucitación con desfibriladores o por otro medio.

Lo interesante del relato de Andrés es que esa experiencia inicial espontánea y no pretendida, como hemos dicho, no fue el resultado de una esforzada búsqueda, sino más bien un encuentro o encontronazo inesperado, que le lanzó a una incesante indagación aclaratoria de lo sucedido: por la meditación de distintos signos, el yoga, el chamanismo, la psicoterapia alternativa (Gestalt, Bioenergética, etc.) y finalmente el estudio académico de la Psicología. Debido a esto último, el libro donde describe todo el periplo finalmente llega a ser también un estudio científico del fenómeno de las Iluminaciones espontáneas.

Acercándonos a nuestro destino

Otro aspecto singular de este libro titulado El imparable renacer del corazón es su descripción a pie de calle. No se trata de un texto profesional, de un “buscador” por oficio, ni de un filósofo, maestro, sabio o santo, sino el relato vívido de una persona de vida ordinaria que se ve inmerso, sin haberlo planeado ni previsto, en una apasionante aventura espiritual. Por lo que puede hablar más de tú a tú al lector o lectora medio, sin particulares afanes de sabiduría o santidad.

Tampoco se trata de una “novela espiritual” donde un buscador o buscadora nos cuenta el desarrollo de sus desvelos hasta alcanzar un logro último. Y sin embargo El imparable renacer del corazón está escrito, si bien de un modo sencillo, con una sorprendente intuición literaria que hace del libro una lectura apasionante.

Aquí vida terrenal y vida espiritual están entreverados, la búsqueda espiritual es al mismo tiempo una búsqueda de la felicidad normal en este planeta. La meditación y el yoga se entrecruzan con la psicoterapia de grupo. Finalmente el resultado es razonablemente positivo, no vamos a hablar de la serenidad y el esclarecimiento sumos, pero sí una humana tranquilidad, y la convicción por parte del protagonista de ser más auténtico y de ir acercándose más hacia su verdadero destino.

Joaquin Garcia Weil (Foto: Vito Ruiz)Quién es

Joaquín García Weil es licenciado en Filosofía, profesor de yoga y director de Yoga Sala Málaga. Practica Yoga desde hace veinte años y lo enseña desde hace once. Es alumno del Swami Rudradev (discípulo destacado de Iyengar), con quien ha aprendido en el Yoga Study Center, Rishikesh, India. También ha estudiado con el Dr. Vagish Sastri de Benarés, entre otros maestros.

El próximo sábado 1 de abril a las 19’00hs Andrés Espinosa y yo ofreceremos al respecto el siguiente taller:

Charlas «Iluminaciones Espontáneas» + Meditación «Experiencias de Luz».
Andrés Espinosa y Joaquín G Weil. Sábado 1 de abril. 19’00. YogaSala Málaga

http://yogasala.blogspot.com.es/2017/03/charlas-iluminaciones-espontaneas.html

YogaSala. Yoga en el centro de Málaga.

C/ Moreno Monroy 5 Planta 3ª. T 626 08 80 86

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