El ritmo está presente en todo el desarrollo de la vida, en la propia respiración, en los ritmos circadianos, en cada día y semana, en las estaciones del año, de la Luna, de la Tierra, en natural expansión y contracción. La práctica cotidiana y constante del yoga nos ayuda a encontrar y equilibrar el propio pulso. A cada reflexión la acompaña una sugerencia para la propia exploración. Escribe Lara Fortina.
(ver entrega anterior AQUÍ)
8. La inquietud de la quietud
Así me gusta nombrar a toda la información que trae el silencio, la pausa después del movimiento.
El movimiento es natural para el cuerpo, lo llena de vitalidad, de «hacer sin pensar/narrativa constante», necesario para las articulaciones, músculos, huesos, todos los sistemas se benefician con él.
Ahora, ¿qué sucede con la quietud? ¿Qué percibo? ¿Miles de hormigas en el cuerpo, cosquillas? De repente y porque sí, ganas de rascarme, acomodar la postura.
Movimientos de huida que interrumpen el silencio y su escucha.
¿Qué sucede con la quietud y los pensamientos? ¿Se tornan un tropel? ¿Torbellino y viento?
Práctica
Observar y registrar cuántos movimientos tengo en mi día y cuánta quietud. ¿Cómo transcurre mi día? ¿Cómo y cuándo descanso? ¿Qué lugar abarca/ocupa la quietud en mi día?
9. El detalle
Dijo mi maestro hoy: estamos en la práctica para el detalle.
Para el precioso detalle, que se hace visible, tangible con los ojos cerrados y la atención disponible para estar donde está mi cuerpo.
Aprendo, una vez más, a dejarme guiar, a escuchar sin pisar anticipadamente las palabras.
45 minutos de estar con la espalda en la tierra, me tiemblan las piernas, se me acalambran las manos y al mismo tiempo me llena una quietud expansiva donde los pensamientos se van alejando unos de otros como las letras al final de una película.
Finalizo la práctica saboreando el hacer que alimenta mi sistema nervioso con gratitud .
Vuelvo a caminar con mi cuerpo entero y los dolores en silencio.
10. Equilibrio
Dice el diccionario de sinónimos, antónimos y parónimos:
Equilibrio: estabilidad, igualdad, simetría/ecuanimidad, mesura, cordura. Ant. Exaltación, desequilibrio.
En la práctica el equilibrio es proceso, búsqueda constante.
La primera pregunta es cuál es el equilibrio para mí.
¿Cuándo me siento en equilibrio? ¿Qué fuerzas se integran y complementan?
Las posturas de equilibrio suelen ser desafiantes, literalmente se mueve la tierra bajo los pies, los cimientos.
Proponen distintos puntos de apoyo (no habituales) para habitar en el cuerpo otros circuitos neuromotores. Generan presencia y concentración más profunda, la capacidad de reconocer el movimiento de los pensamientos.
Práctica
De pie, separar los pies el ancho de las caderas. Trasladar todo el peso a uno de los pies despegando el otro, mantenerlo en aire. Al mismo tiempo explorar movimientos con los brazos. Observar la mirada y la atención.
Repetir con el otro lado del cuerpo, alternando con ambos pies, varias veces.
Por último, juntar los pies hasta que se toquen los bordes interiores con los brazos a los costados del cuerpo en la postura de la montaña, Tadasana.
11. El cuerpo es Uno, lado izquierdo y derecho
Cada vez que práctico vuelvo a mi cuerpo, a hojearlo como un libro que ya leí. Conozco el diálogo, el monólogo también, las repeticiones y obstáculos internos.
Algunas posturas y movimientos invitan a reconocer y recorrer primero un lado del cuerpo, hacer archivo de sensaciones y tal vez molestias o dolores. Luego será la exploración del otro lado del cuerpo. Pueden registrarse como dos mundos, realidades distintas en uno.
A veces, hay un llamado de una parte específica del cuerpo que duele, molesta e incómoda.
Con la práctica constante y su escucha nos volvemos expertos rastreadores de sentires, «acá me tira», «no siento nada», «siento calor». Establecemos reconexiones entre las distintas zonas corporales.
Práctica
¿En qué actividades diarias utilizo el lado dominante de mi cuerpo, si soy diestra o zurda ?¿O tal vez ambidiestra?
¿Se equiparan los lados de mí cuerpo, se complementan o son opuestos?
¿Duermo siempre en la misma posición?
¿Empiezo a caminar siempre con el mismo pie?
12. Las estaciones del año
¿Percibo, registro, siento mi cuerpo igual en invierno y en verano? ¿Necesito la misma práctica todos los días? ¿En cada edad, en cada uno de los ciclos vitales? ¿Cambia la alimentación y la nutrición? ¿Cómo es el descanso?
Durante el verano las sugerencias son para aligerar, enfriar, ayudar al sistema circulatorio, absorber y acumular luz solar para el resto del año.
En otoño, fortalecer el sistema respiratorio, movilizar la caja torácica y sus espacios junto con todos los músculos accesorios de brazos, hombros y cuello.
Preparar el cuerpo para el comienzo o continuidad de las actividades anuales.
En invierno el cuerpo puede sentirse más contraído, sensaciones de dureza o tensión, con menor disposición de movilidad articular. Prácticas para generar variedad de movimientos,aliviar posibles contracturas musculares, brindar calor, adaptación a la reducción de la exposición solar.
En la primavera movilizar la cadera, las piernas, los laterales del cuerpo, abastecer de alimento y nutrición para el hígado y la vesícula, los que a su vez brindan los nutrientes necesarios a los tendones y ligamentos. Dispuestos en este momento para la acción y la absorción de la luz solar.
13. Los sentidos, puerta de entrada del sistema nervioso
200 milisegundos es el tiempo óptimo en que se transmiten los datos a través de las distintas áreas cerebrales para el procesamiento consciente de la información.
Diariamente miles de sonidos, aromas, imágenes, sensaciones táctiles nos envuelven.
Manos, pies, ojos, boca, oídos y piel construyen lo que diariamente llamamos realidad.
Práctica
Acostarse boca abajo apoyando una mejilla, frente o mentón de acuerdo a la posibilidad de la columna cervical. Los brazos por delante, flexionados, una mano sobre la otra recibiendo el apoyo de la cabeza. Recorrer con atención y detalle todas las superficies donde el cuerpo tiene contacto, también la parte posterior.
Explorar las percepciones durante 5 minutos. Para salir de la postura colocar las manos bajo los hombros pasar a posición de banco o cuatro apoyos, desde ahí llevar el glúteo hacia los talones, redondear la espalda con la frente hacia el suelo y los brazos a los costados del cuerpo. Incorporarse con suavidad.
14. La columna vertebral, tener respaldo
La evolución durante millones de años generó la posibilidad de estar de pie; sobre los pies, una estructura de protección que permite libertad de movimientos y al mismo tiempo estabilidad y protección a los tejidos vitales y delicados.
24 vértebras maravillosas constituyen esta unidad que expresa solidaridad en todas sus acciones, que posee tal equilibrio intrínseco que sin los músculos es capaz de sostenerse a sí misma.
Desde cada vértebra salen canales de comunicación hacia los órganos internos y al mismo tiempo circula información en la médula espinal.
Con nuestro estilo de vida actual, generalmente, estamos mucho tiempo de pie o sentadas lo cual repercute en las posibilidades de movilidad de la columna vertebral y la espalda.
Práctica
¿En cuál o cuáles direcciones moví mi columna vertebral hoy?
¿Tengo dolor o incomodidad en la espalda? ¿En qué zona o lugar? ¿Alguna vez me quedé «dura»?
¿Qué posturas tuvo hoy tu espalda? ¿Se percibe derecha, estable, rígida?
¿Cómo influye la postura corporal en el estado anímico?
¿Qué espacio de tierra tuvo hoy tu cuerpo?
Acostarse boca arriba con las piernas flexionadas y las plantas de los pies en contacto con la tierra, respirar largo y profundo como si la nariz estuviera en la espalda y en sus músculos durante 5 minutos.
Cambiar a cuatro apoyos o posición de banco (cuadripedia), hacer movimientos de redondear la espalda y luego contraer con el ombligo hacia dentro, por 10 minutos (gato-vaca).
De pie, separar ambos pies y piernas (a una distancia aproximada de 50, 70 centímetros), levantar y abrir los brazos hasta la altura de los hombros. Mantenerse extendido en brazos y piernas. Flexionar el tronco hacia un lado bajando un brazo hacia la tierra y el otro extendido hacia el cielo. Repetir con ambos laterales, sostener cómodamente entre 3 y 5 respiraciones.
Notas finales:
* El tiempo de permanencia en las prácticas es relativo, desde contar 3 respiraciones en adelante, considerando la propia experiencia.
* Cuidar el cuerpo con amabilidad; es nuestro hogar en esta vida.
* Si hay lesiones crónicas siempre es necesario acompañar con profesionales especializados.
Lara Fortina. Profesora de Yoga y escritora. Libro: Vida Cotidiana, Halley ediciones.
laraafortc@gmail.com / @larafortinayogayescritura