Nostalgia del Absoluto

2023-10-27

Hay una especie de caducidad en la construcción de una realidad basada en fes y dogmas. No se trata de buscar teologías sustantivas, pero sí de encontrar respuestas menos encorsetadas, caminos menos condicionados, hacer uso del libre albedrío para impulsarnos hacia la libertad plena. Así que quiero que estas líneas nos ayuden a situarnos, como un mapa, y veamos la luz que muchos pueden irradiar a nuestras vidas. Escribe Mádhana Agulla.

Vicente Ferrer con Mádhana Agulla

Siempre me ha fascinado la búsqueda por lo profundo. Somos producto de la cultura en la que nos toca nacer y “hemos desarrollado, sobre todo, las corrientes cristianas de pensamiento que organizaron en gran medida, la visión occidental de la identidad humana, y sus prácticas y simbolismo impregnaron profundamente nuestra vida cotidiana. Desde el final del mundo romano y helenístico», así comenta George Steiner, el gran maestro y literato de nuestra época –que recomiendo–, y yo me doy cuenta de que hay una especie de caducidad en la construcción de una realidad basada en fe y dogmas. No se trata de buscar teologías sustantivas, pero sí de encontrar respuestas menos encorsetadas, caminos menos condicionados, hacer uso del libre albedrío para impulsarnos hacia la libertad plena. Así que quiero que estas líneas nos ayuden a situarnos, como un mapa, y veamos la luz que muchos pueden irradiar a nuestras vidas.

Tagore

Estoy de acuerdo con la definición que hizo Rabindranath Tagore: “Occidente es como tener los ojos abiertos para estar en contacto con el exterior; Oriente es serenamente cierra cerrarlos para adentrarse en su interior». Sin embargo, tanto Oriente como Occidente dan muestras de una búsqueda sin intermediarios, donde la experiencia es interna, vertical y directa. Se convendrá conmigo que nadie puede comer por nosotros, dormir por nosotros y mucho menos amar por nosotros.

La Luz

«Los colores —decía que Goetheson los actos y sufrimientos de la luz“. La luz lo impregna todo, y esa nostalgia por los luminoso es lo que nos empuja a salir de la oscuridad. La palabra guru, entre otras acepciones, es quien nos lleva a la luz; los Upanishads proponen: “condúceme de la oscuridad a la luz, de la ignorancia a la sabiduría». En el Bhagavad Gita, que registra ese inigualable diálogo entre Krishna y Arjuna, para hallar la comprensión suprema del Ser, contiene una enseñanza que nos transporta de perplejidad en perplejidad hasta hacernos comprender lo imperecedero o absoluto que somos en esencia. Recientemente, viendo a los sufíes danzar, a vino mi mente la experiencia de Amor, expresada por el gran poeta Rumi: “Soy tan pequeño que apenas puedo ser visto, ¿cómo puede este gran amor estar dentro de mí? ¡Fíjate en en tus ojos, ellos son pequeños, pero ven cosas enormes!».

Belleza interior, belleza externa

En todos mis viajes a la India busco el encuentro conmigo mismo, por el impulso interno hacia la belleza de la Luz: en Pondichery, cerca de Aurobindo; en Tiruvanamalay con Ramana Maharshi; en los Himalayas, en la cercanía de Swami Sivananda, o en una cueva, pero todo ello para enfrentarme a mi propio yo. Esa nostalgia que sentimos no se ve colmada hasta que se alcance la cumbre de la conciencia. Cierto es que para nada niego la realidad y belleza que nos rodea; la naturaleza, el arte, el pensamiento elevado; todo ello hace acrecentar nuestro estado de conciencia. Recuerdo una de mis visitas a la iglesia de San Pietro de Vincoli para extasiarme y ensimismarme en el Moisés de Miguel Ángel. Hubo quien en su momento se extasió mucho más, y no fue otro que Freud, que cuando lo vio por primera vez perdió el conocimiento.

Expresando lo inefable: San Juan de la Cruz

Don Santiago Ramón y Cajal –cuyo nieto Santiago Ramón y Cajal Junquera me honra con su amistad– decía que los grandes médicos son el sol, el aire, el silencio y el arte, que traídos a nuestro territorio, las suyas podrían ser enseñanzas yóguicas. Pero quiero acercar lo extraordinario de la contemplación, el éxtasis, yoga –unión– a través de San Juan de la Cruz, así se puede combinar la luz del cerebro y la luz del alma, que no son sino una búsqueda de luz, de respuestas ante la incertidumbre de la existencia, de ansia de conexión con algo grande; en definitiva, nostalgia del Absoluto. Siempre que tengo ocasión visito el Monasterio de San Juan de la Cruz, donde está el sepulcro del más grande místico y uno intenta impregnarse de su grandeza e inspiración.

Seguro que estas palabras pueden despertar gran emoción en todos aquellos que las leáis. Es significativo que el primer poema que fray Juan de la Cruz escribiera fueran unas “coplas hechas sobre un éxtasis de harta contemplación». En ellas se contiene la mejor definición de lo que es una vivencia mística, tal y como él escribe: “Y si lo queréis oír / consiste en summa sciencia / en un subido sentir / de la divina esencia / es obra de su clemencia / hazer quedar no entendiendo / toda toda ciencia trascendiendo». Cualquier comentario empobrecería, ya que tan solo se puede decir que se trata de aquel beber a chorro de la fuente directa del Supremo, en una experiencia que, por producirse más allá de los parámetros racionales de tiempo y espacio, es inefable: “Yo no supe dónde entraba / pero cuando allí me vi / sin saber dónde me estaba / grandes cosas entendí; / no diré lo que sentí: / que me quedé no sabiendo / toda ciencia trascendiendo». “Estava tan embebido / tan absorto y ajenado, / que se quedó mi sentido / de todo sentir privado». Podemos observar cómo la belleza exquisita de estos poemas son la expresión de poder saborear el Espíritu, lo Supremo, la Luz, Dios. Si este es el caso, ya ni nostalgia por el Absoluto.

Miguel de Unamuno

Creo que las palabras llenas de sentimiento y ambición del conocimiento metafísico las expresaba muy bien D. Miguel de Unamuno: “El universo visible me viene estrecho… Más, más y cada vez más quiero ser yo y, sin dejar de serlo, ser además los otros, adentrarme en la totalidad de las cosas visibles e invisibles, extenderme a lo ilimitado del espacio y prolongarme a lo inacabable del tiempo. De no serlo todo y por siempre, es como si no fuera… ¡O todo o nada!… ¡Sed de ser, sed de ser más allá!».

Y es hora de dejar de sorprendernos. La búsqueda de la verdad es oriental y occidental. Es universal. 

Manuel Agulla, Mádhana. Fundador de Centro de Yoga Yogasananda. Uno de los pioneros del yoga en España e introductor del yoga en Galicia, quien dirige Cursos de Formación de Yoga y Filosofía así como simposios, encuentros y seminarios de naturaleza yóguica, científica, filosófica y educativa. Miembro de la Medical and Scientific Network con sede en Inglaterra.