Cuento a mis alumnos que mi interés por el yoga clásico y su impacto en la esfera mental se originó hace dieciocho años tras sufrir un trastorno de pánico, y si bien es cierto que me inicié en la senda de Patanjali a raíz de esa crisis vital, el anhelo por entender la mente tuvo su germen mucho antes, concretamente cuando mi hermano mayor tuvo su primer brote psicótico. Yo contaba 10 años y él 20. Escribe Violeta Arribas.
Así nos empieza a contar Violeta Arribas Álvarez, profesora de Yoga y Meditación, directora de Extrema Consciencia y presidenta de FEAFES Salud Mental Navalmoral, por qué el yoga, por qué asociarlo con la salud mental y por qué es necesario el activismo social para mejorar la situación. Y nos hace una propuesta: un Maratón Solidario de Yoga a favor de FEAFES Salud Mental por el Día Mundial del Yoga.
Peor sigamos leyendo esta reflexión valiente de Violeta…
…Han pasado más de tres décadas y media de aquella amputación de nuestra juventud en forma de enfermedad mental que marcaría nuestras vidas para siempre, que aún las marca, y aunque nos sigue acompañando con toda la crudeza de sus abisales recaídas, del deterioro psicofísico que produce y de la falta de recursos públicos para su correcto abordaje, muchísimas cosas han cambiado para bien: hemos mejorado la relación con esa enfermedad, la relación con nosotros mismos y nos hemos implicado en un movimiento asociativo para ayudarnos y ayudar a otros en la misma situación.
Y el yoga, con la metamorfosis que regala su práctica, ha jugado un papel clave en todo ello. La patología de mi hermano sigue siendo un lugar de tinieblas, aunque ya hay más luz. Sigue siendo una historia de miedos, pero cada vez rezuma más coraje; un capítulo a esconder que ya merece ser revelado, una senda de soledad en la que empezamos a sentirnos acompañados. Y por encima de todo, un gran aprendizaje que me ayudó a encontrar el propósito de mi vida. Pero antes de contaros el “cómo” una profesora de meditación desemboca en el karma yoga, permitirme que os hable de los invisibles, de la casta más baja de nuestros enfermos crónicos…
Los invisibles
La esquizofrenia es uno de los denominados TMG (trastornos mentales graves), que en conjunto afectan a un 3% de la población. Es una de las enfermedades crónicas más discapacitantes que existen. Suele aparecer tras la adolescencia generando un impacto muy negativo tanto en la vida del que lo padece como en la de sus familiares. Posee altas tasas de suicidio y tentativas, conlleva deterioro cognitivo y síndromes metabólicos asociados. Asimismo, las personas que la sufren suelen vivir excluidas de la sociedad por el grave estigma que culturalmente arrastramos hacia su colectivo, lo que conduce a su aislamiento, favoreciendo recaídas y mermando su calidad de vida. La pérdida de capacidades funcionales y una alta vulnerabilidad al estrés, también les deja fuera del mercado laboral, abocándoles hacia la pobreza.
Contrario a la creencia popular alimentada por Hollywood y los “morbo-medios de comunicación”, las personas con enfermedades psicóticas no son en absoluto violentas; es más, diferentes estudios demuestran que sobre todo son víctimas de violencia, malos tratos y abusos. De entre todas las muertes violentas de nuestro país, solo un 2% fueron cometidas por personas con enfermedad mental y la mayoría lo son porque están sin tratamiento farmacológico o en descompensación del mismo. En este punto, yo me pregunto si no es el mismo sistema que ha marginado por siglos a este colectivo, el culpable de que muchos afectados no se estén tratando debidamente, al carecer del apoyo comunitario y los recursos prometidos en aquel artículo 20 de la Ley General de Sanidad del 86 (que dio pie a la reforma psiquiátrica en nuestro país) y posteriores planes de salud mental autonómicos. Reforma y planes que equiparaban el trato y asistencia de la enfermedad mental a otras enfermedades dentro de nuestro sistema de salud, abandonando la institucionalización (modelo asilar), y ordenaban implementar los necesarios recursos socio-sanitarios como centros de rehabilitación y reinserción social, laboral, centros de día, etc. dentro de la comunidad.
El caso es que muchos de esos servicios tan imprescindibles en la práctica siguen sin cubrirse, sobre todo en áreas rurales, y los cuidados básicos de los enfermos son llevados a cabo por las propias familias, desbordadas y víctimas de altos niveles de estrés.
Algo debe cambiar
Los padres suelen ser quienes ejercen de cuidadores, pero cuando ya no están, son pocos los hermanos que se hacen cargo de estas personas, muchas de ellas con alto grado de discapacidad reconocido. Nadie dijo que fuera fácil y el egoísmo buscará la comodidad, apartándose de molestias, tristezas y una alta carga de trabajo.
Abandonados pues por el sistema, la sociedad y en algunos casos por sus propias familias, las personas con TMG, verdaderos héroes y heroínas de esta historia, personas maravillosas que conozco bien y que son tan creativas, compasivas, sensibles, inteligentes y divertidas como cualquier otro ser humano, de repente se convierten en los parias del colectivo de enfermos, en un país donde tanto se critica el sistema de castas de la India.
Las personas con discapacidad intelectual (síndrome de Down, etc.) al menos siempre han despertado compasión, ternura y solidaridad; las personas con discapacidad psíquica, en cambio, repulsa, rechazo y miedo. Algo debe cambiar…
Esas carencias del sistema, el alto nivel de estigma y el incumplimiento de aquellas leyes, han hecho surgir diferentes movimientos asociativos por parte de los familiares de afectados, para velar por los derechos de estas personas y mejorar su calidad de vida con diferentes servicios esenciales que promueven su autonomía, les reintegran en la sociedad y detectan y/o previenen recaídas. Además de sensibilizar a la población en materia de salud mental positiva, estigmas, etc.
El yoga y el activismo en salud mental, en mi vida
Cuando me inicié en el yoga pretendía sanar mi ansiedad, mi mente. Tras regresar de mi primer viaje a India ya convertida en profesora, abrí mi centro de yoga y ayurveda en Madrid para que otros pudieran también mejorar su salud. Contraté a mi propio hermano en la recepción del centro y luego siempre estuvo colaborando en él, manteniéndose activo y sintiéndose valioso. Aparte de mi trabajo, empecé a dar clases gratuitas a personas con TMG, provenientes del centro de rehabilitación psicosocial de la Elipa. Con el paso de los años comprobé que el yoga era un herramienta inmejorable, tanto para estar más fuerte y serena antes las turbulencias y el sufrimiento que la enfermedad de mi hermano generaba, como para rebajar el alto grado de ansiedad de las personas que sufren enfermedades mentales.
Pero el punto de inflexión fue cuando decidí, hace ocho años, que mi hermano viviera conmigo en lugar de con nuestra madre, ya muy mayor, y que además le generaba una dosis extra de ansiedad; él accedió y desde entonces intento cuidarle lo mejor que sé, hacer más plena y autónoma su vida y que su enfermedad sea más llevadera, apoyándole en todo lo que necesite, aunque para ello tenga que sacrificar parte de mi vida social, sentimental, laboral, económica… Es un camino de renuncia a buena parte de las aventuras externas para ganar la aventura interior, donde consigo paladear muchas veces una conciencia tranquila, una dicha incondicional al ver que otro ser sufre menos.
En el 2019 nos mudamos juntos al norte de Extremadura, yo quería vivir en la naturaleza en un ambiente más sátvico. Mi hermano comenzó a ir a una Asociación de Salud Mental sin ánimo de lucro, ya que aquí no había CRPS (Centro de Rehabilitación Psicosocial), ni otros recursos como a los que recurría en Madrid (aunque por ley debería de haberlos). Y desde hace un año y medio acepté presidir la Asociación, cuando la anterior presidenta dejó el cargo por tener una edad muy avanzada.
Creo que es en esta etapa cuando se han revelado los frutos de la sadhana, que poco tienen que ver con un cuerpo flexible pero sí con un corazón más grande.
Ahora compatibilizo mis clases de yoga y demás actividades de mi proyecto Extrema Consciencia con el cuidado de mi hermano y con la dedicación desinteresada a este colectivo que tantos problemas afronta en un territorio muy fragmentado y con un nivel de prejuicios mayor que en la capital. Junto con otros miembros de la junta directiva trabajamos por ellos, aportando altruistamente nuestro tiempo y dedicación a este área de salud de 60.000 personas. Me llena el alma ver cómo los usuarios son parte activa de su vida, de la comunidad, cómo son empoderados, cómo establecen nuevos vínculos sociales, cómo se apoyan entre ellos y cómo disfrutan de las cosas pequeñas: una clase de yoga, un taller de manualidades, un cafelito juntos, una excursión en la naturaleza… Y cómo se implican en fortalecer la propia asociación.
Su mejor medicina sin duda son sus actividades de lunes a viernes, aunque las pastillas sean importantes también. No he conocido personas más agradecidas y amorosas, cuando soy yo quien debería darles las gracias a ellos, y en especial a mi hermano, él es mi héroe, no sé si yo podría convivir con su problema casi 40 años de la manera tan fuerte y digna como él lo ha hecho.
El yoga y el compromiso social
Hemos conseguido muchas cosas en FEAFES Salud Mental Navalmoral, pero sigue habiendo muchas necesidades y muchos retos. Dos programas que mantenemos y que permiten a los usuarios asistir a diversas actividades semanales como la psicoterapia, la estimulación cognitiva, talleres saludables, etc, son subvencionados anualmente por el SEPAD (Servicio Extremeño de Promoción de la Autonomía y Atención a la Dependencia), que este 2023 lleva demorando la convocatoria cinco meses. Ese es el apoyo en materia de Salud Mental que las instituciones públicas ofrecen cuando encima les hacemos su trabajo.
Nunca entendí el yoga sin compromiso social. ¿De qué te sirve ganar conciencia si no la empleas para fines más elevados que tu propio bienestar? , ¿se puede estar bien cuando ves sufrimiento a tu alrededor que podrías ayudar a paliar? ¿ Acaso hay que tragar viendo cómo nos van recortando derechos como en salud, cuando el día de mañana nos puede tocar a nosotros?
Dicen los sabios hindúes que no solo la acción genera karma, la no acción también. Cuando puedes hacer algo por el bien ajeno y no lo haces, eso trae consecuencias Y yo añado que el mayor éxito en la vida es haber hecho feliz a otro ser humano.
Maratón Solidario de Yoga a favor de FEAES Salud Mental por el Día Mundial del Yoga
Para recaudar fondos para FEAFES Navalmoral el 25 de Junio ofreceremos, para celebrar el Día Internacional del Yoga, un maratón de yoga solidario online en directo (aunque se pasarán las grabaciones a quien no pueda estar), con cinco talleres diversos de yoga, meditación y ayurveda, donde aparte de servidora, participará mi gran amigo y profesor internacional Surinder Singh, impartiendo un Satsang sobre el Karma yoga.
Participa contribuyendo a que FEAFES Salud Mental Navalmoral siga su labor de sensibilización a la población contra el estigma en Salud Mental y continúen sus programas de acompañamiento e integración sociolaboral, psicoterapia, etc con las personas que padecen trastorno mental grave y sus familias.
Para inscribirte envía whatsapp al T 620325071.
Mira la web de la Asociación para ver la gran labor que realizamos: https:/www.feafesnavalmoraldelamata.orgÚnete o comparte, la salud mental es cosa de todos.