La vida está llena de instantes mágicos que parecen fruto del azar, de felices coincidencias, de encuentros fortuitos, de sincronicidades sobrecogedoras que a veces nos dejan boquiabiertos. Un reencuentro lleno de significado que parece orquestado por el universo. De eso trata este libro. Edita: Luciérnaga. PVP: 16,95€
Las sincronicidades surgen cuando las necesitamos, respondiendo a nuestros pensamientos más profundos, a nuestras necesidades y dudas existenciales, como señales que nos indican el camino a seguir.
Estos fenómenos misteriosos denominados sincronicidades siempre han cautivado a los seres humanos, desde el antiguo chamanismo hasta los descubrimientos más avanzados de la física cuántica, pasando por las valiosas aportaciones de Carl Gustav Jung.
En esta obra se descubren hipótesis y también respuestas. Solo hay que prestar atención a estas significativas coincidencias y sacar a relucir todo su potencial, aportándole un toque mágico a nuestro día a día. «No hay azar, solo hay encuentros», decía Paul Éluard.
Las sincronicidades retan a nuestra mente racional y su concepción de lo real; nos cuestionan el papel de la consciencia en el mundo físico y plantean muchas preguntas. ¿Quiénes somos?, ¿Qué cualidades misteriosas nos revelan?, ¿Cómo podemos usarlas para aumentar nuestro bienestar?, ¿Cómo explicar estos mensajes al poder transformador que nos cuestiona nuestra percepción de la realidad, del espacio y del tiempo?, ¿Por qué estas coincidencias se dan cada vez más cuando les prestamos atención?, ¿Podemos provocarlas al elevar nuestro nivel de consciencia, para encontrar una unidad fundamental y conectarnos a una parte invisible, incluso divina, del mundo?
Este libro presenta toda una serie de teorías y respuestas a todo ello, que nos invitan a estar atentos y a mostrar una buena predisposición a las sincronicidades, a fin de poder liberar nuestro potencial, ampliar nuestro grado de consciencia y transitar por la vía de la plenitud y de la realización…
En la zona fronteriza entre la psicología y la física cuántica, el concepto de sincronicidad modifica nuestra visión de la realidad y nos invita a cruzar la
línea que hay entre el mundo material y el espiritual, entre lo visible y lo invisible. Como una valiosa guía del camino de la transformación, la sincronicidad nos despierta, nos anima a seguir una línea de acción o a cambiar nuestro rumbo para orientarnos por el buen camino.
Nos recuerda que no somos meros observadores pasivos de un universo frío y mecánico, sino que somos los actores de su creación, y que nuestro cambio participa en el cambio de toda la humanidad. Si estamos atentos, podemos descubrir que el mundo que nos rodea nos envía constantemente señales, sucesos externos que parecen el eco de nuestro estado interior, resonancias simbólicas que unen lo que conocemos con lo que todavía desconocemos.
¿Qué es una sincronicidad?
Este concepto, creado por Carl Gustav Jung, es uno de los principales elementos teóricos de su obra. Descubre muy tempranamente la presencia y manifestaciones de estos fenómenos físicos estudiando el I Ching (el arte adivinatorio chino, que tiene más de cinco mil años de antigüedad), que estructura su pensamiento, y designa así, por primera vez, estas extrañas coincidencias que tienen sentido. A propósito del I Ching, afirma que, «efectivamente, no responde al principio de causalidad, sino a un principio que hasta la fecha no ha sido denominado (porque no se da en nuestra casa), al que he dado el nombre provisional de principio de sincronicidad».
No fue hasta finales de los años cuarenta cuando explicó sus ideas sobre esta temática en una publicación: «Yo uso el concepto general de sincronicidad en el sentido particular de coincidencia temporal de dos o más sucesos sin relación causal, que comparten un significado idéntico o análogo».
En su libro, el psicólogo Jean-François Vézina ofrece la siguiente definición aclaratoria: «La sincronicidad es una coincidencia entre una realidad interior (subjetiva) y una realidad exterior (objetiva), en la que los sucesos están relacionados por el sentido, es decir, de forma no causal. Esta coincidencia provoca en la persona que la vive una fuerte carga emocional y funciona como agente de transformaciones profundas. La sincronicidad se produce en un periodo de impasse, de cuestionamiento o de caos».
Todos hemos vivido coincidencias a lo largo de nuestras vidas. Si descomponemos el término, podremos hallar su significado: co indica «con», e incidencia, «suceso». Se trata, pues, de sucesos que se producen en el mismo momento. A menudo, nos divierten; a veces, nos asombran, pero no revolucionan nuestra existencia. Las sincronicidades son otra cosa muy distinta, ya que el universo exterior parece organizarse para responder a una demanda interior de un individuo.
Cuatro indicios para distinguir un coincidencia de una sincronidad
1. Es de tipo no causal, es decir, no responde a una lógica, y la relación de los sucesos se da a través del significado. Un significado que le otorga la persona que vive la experiencia, en relación con sus necesidades e intenciones. La sincronicidad hará que su consciencia se despierte y se conecte al campo matricial de lo posible, el del inconsciente colectivo.
2. Provoca un fuerte impacto emocional. La persona que la vive se siente interpelada por el inconsciente, con una constelación de imágenes simbólicas, ligadas a algo más grande que su propio ser.
3. Se da en momentos de transición, como en periodos de duelo, tras una separación, un despido o una crisis. En periodos en los que estamos más abiertos, más dispuestos a cuestionarnos ciertas cosas. Ese estado de «apertura» puede dejar pasar la luz de la comprensión y favorecer, en los encuentros sincrónicos, un «acercamiento espontáneo hacia el otro que permite oxigenar el alma».
4. Tiene un poder transformador, al hacer evidente la necesidad de cambiar de actitud o de adoptar un tipo de vida distinto.
Las sincronicidades no causales no están reservadas exclusivamente a una élite o a algunos iniciados en el ámbito de lo extraño e insólito. Su aparición depende de tu disponibilidad interior y de la forma con la que definas el mundo: para ti, ¿es un territorio limitado y sin sentido? O, al contrario, ¿se trata de un gran lugar con un gran potencial de experiencias e interacciones posibles, portador de grandes beneficios?
Despierta tus sentidos y las sincronicidades se multiplicarán
Ante este tipo de sucesos únicos, podemos escoger entre fijarnos en ellos o dejarlos pasar. Pero, aun así, siempre es necesario afinar nuestros sentidos para poder detectarlos en nuestro ajetreado día a día. «El azar solo favorece a los que están bien preparados», decía Pasteur.
Si la intuición juega un papel importante, como veremos más adelante, desarrollar la capacidad de atención y observación será nuestro primer paso, puesto que «la felicidad reside en el ojo de quien mira», decía Gandhi.
Asimismo, verás que, como ocurre en los sueños, cuanto más identificas las coincidencias, estas más se multiplican. Si prestas atención a los detalles de la existencia, tu campo de consciencia se extenderá para poder acoger más fácilmente otras sincronicidades.
Estas te harán salir de tu rutina habitual y te dirigirán hacia cosas nuevas. Al cambiar tu forma de mirar, también harás que se mueva la realidad objetiva. Todo se multiplica, todo se despierta, todo está en movimiento…
Atrae y recibirás
Agudiza tu lucidez e identifica lo que realmente necesitas a nivel material, afectivo, emocional y espiritual. Determina el ámbito en el que deseas que tus fuerzas creativas se expandan, para permitirte alcanzar ese estado en el que cada gesto es el pertinente. Ese en el que, llevado por el transcurso de la vida, puedes llevar a cabo sin problemas tu misión y tu camino personal. Si alguna cosa te preocupa, si sientes la necesidad de pedir ayuda, termina la frase siguiente: «Querría que me ayudara…». Tómate tu tiempo en formular tu petición, y luego deja que el mundo se dirija a ti y distribuya sus cartas.
Cuanto más clara sea tu demanda, más precisa será la respuesta. Cuanto más pidas, ¡más recibirás!
¿Lo esencial es invisible a los ojos?
Lo invisible siempre precede a lo visible. Los deseos que lanzamos al espacio de lo posible, en lo invisible, se pueden realizar… ¡si crees en tu poder de cocreación! Tu labor consiste en saber lo que quieres, creer que lo mereces, amar tu deseo antes de que se realice y te prepares para recibirlo. Tus deseos son informaciones que estipulan tus intenciones. Estas son mensajeras que mandas al universo, al campo cuántico donde todo es posible.
Cambiando ciertos hábitos de pensamientos y de actuación, puedes transformar tu existencia. Tómate tu tiempo para preguntarte qué te iría bien incorporar a tu vida. Observa tus debilidades, tus puntos fuertes, tus ganas de nuevos comportamientos, y luego pregúntate qué semilla querrías plantar.
Qué es la atención
Para la mayoría de las personas, la intención es el pensamiento de algo que uno desea tener en su vida, el anhelo de realizar un objetivo. Pero es, sobre todo, la potente energía que permite la satisfacción de una necesidad, ya sea material, relacional, afectiva o espiritual. Una fuente de energía positiva que permite que podamos realizar, crear y concretizar nuestros sueños.
La intención alcanza el nivel espiritual cuando es vivida como una fuerza universal que permite el acto de creación y hace posible la manifestación de una realidad. De acuerdo con ella, nos abrimos a la posibilidad de cocrear nuestro destino en armonía. Podemos, entonces, vivir nuestra existencia en coherencia con nosotros mismos a cada instante.
Hay muchas personas que piensan que tan solo la acción permite alcanzar un objetivo u obtener lo que deseamos. Pero la intención es más poderosa que la acción, puesto que empuja con su fuerza hacia la energía universal, la de la fuente, esa inteligencia no localizada; sostiene la acción, la guía para evitar que se pierda o se agote. Si tu energía es negativa o no es acorde con tu intención, no te sentirás satisfecho, y tendrás la impresión de que nadas a contracorriente.
La acción sin intención no te llevará jamás a tu destino.
La autora
Françoise Dorn está formada en Análisis Transaccional, Programación Neurolingüística (PNL), Hipnosis Ericksoniana y EFT (Técnica de Liberación Emocional). Ha sido psicoterapeuta, formadora y consultora, especializada en estrés, emociones y desarrollo personal. Ahora se dedica a escribir y dar conferencias. Ex presentadora de radio, es autora de numerosos libros sobre el tema de las emociones y la búsqueda de la felicidad.