El nervio del bienestar

2020-10-09

En el yoga se habla del manejo de la energía y de la vitalidad con el nombre sánscrito prana o fuerza vital contenida en el oxígeno, y se considera como un alimento sutil inclusive detrás de los mismos nutrientes convencionales. Escribe María Elvira González.

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Sabemos que nuestro cuerpo se puede autorregular con mecanismos propios y naturales creando así la homeostasis o equilibrio interior. Todos estos mecanismos son regulados por el sistema nervioso autónomo, especialmente el sistema nervioso parasimpático, que es el encargado del descanso, la digestión, de sentir la frecuencia cardiaca en reposo.

En el sistema nervioso parasimpático entra en juego un nervio muy importante que se llama el nervio vago, llamado también nervio errante, nervio neurogástrico o nervio de la compasión. Es el nervio craneal más largo en nuestro cuerpo y emerge desde la base del cráneo hasta el colon, viajando por la boca (garganta, músculos laríngeos y lengua), corazón, pulmones, estomago, intestinos y colon. Influye en los sistemas respiratorio, nervioso y digestivo, ayudando a generar un estado tranquilo en la frecuencia cardiaca, presión arterial, sueño y digestión.

En un estudio realizado en Londres, dos psicólogas comprobaron que, en dos grupos que hacían posturas de yoga de baja intensidad uno, y de alta intensidad el otro, los del primer grupo sintieron una mejoría en su autoestima y confianza, lo cual es un síntoma de estimulo positivo en el nervio vago.

La capacidad de manejo del estrés se debe en gran parte al nervio vago. Cuando este nervio está fuerte, las personas toleran mejores situaciones de mucha presión. Pero cuando el estrés es crónico, el nervio vago ya no tiene la misma resistencia, se hace disfuncional y esto puede incluso afectar el sistema inmune.

Hay diferentes formas de estimular el nervio vago: tomar probióticos que tengan Lactobacillus Rhamnosus, zinc, ácidos grasos esenciales como omega 3, especialmente DHA, raíz del jengibre y vegetales variados para aumentar la microbiota, ya que el nervio vago pasa por los órganos digestivos.

Asimismo, ponerse una tolla húmeda o fría o una botella fría en la frente y nuca por unos segundos puede resultar altamente estimulante.

Ejercicios para relajar el nervio vago

También hay maneras de ejercitar este nervio que ayudan, como suspirar, reír, inhalar profundamente y soltar el aire con la boca entreabierta, hacer gárgaras, tararear, y cantar. Entonar mantras como el sonido del OM mientras presionas la punta de la lengua contra la parte más alta del paladar hace que las vibraciones de los sonidos repercuten en los puntos reflejos de la boca que son 84 puntos en el paladar. Todos estos ejercicios nos ayudan a relajar la tensión del nervio vago.

Estudios demuestran que las prácticas del yoga como pranayamas o técnicas de respiración aumentan el tono vagal y la respuesta de relajación en el organismo.

Las posturas de yoga, la respiración y la meditación son muy recomendables. Al respirar profundamente, hacemos que se relaje el diafragma y abrimos más espacio entre los pulmones para que se active este nervio. Además, al relajarnos, se reduce la actividad de la amígdala, el centro del miedo del cerebro. Hacer yoga aumenta la actividad parasimpática del sistema nervioso, mejora el tono vagal y aumenta la aumenta la liberación del neurotransmisor GABA, que es el encargado de la relajación. El nervio vago trabaja con otro neurotransmisor que es la acetilcolina que es antiinflamatoria y con la oxitocina, llamada la molécula de la conexión porque se ha relacionado con la empatía y la compasión hacia los demás.

Por su parte, el psicólogo Steven Porget menciona en su teoría polivagal que el estado del sistema nervioso predispone nuestros comportamientos, y su teoría menciona que dicho nervio tiene dos ramas separadas, dos nervios vagales distintos e independientes. Una rama está relacionada con la relajación y comportamiento social y la otra relacionada con la inmovilización, que es el quedarnos paralizados por el miedo. Para estimularlo, desarrolla unos ejercicios que incluyen movimientos de ojos, ya que hay una conexión neurológica entre los ojos y la zona occipital relacionada con el nervio vago.

Navaz Habib, otro renombrado doctor autor del libro Activar el nervio vago menciona que el nervio vago es el responsable del control del corazón, los pulmones, los músculos del cuello, el hígado, el estómago, el páncreas, la vesícula biliar, el bazo, los riñones, el intestino delgado y parte del intestino grueso y por lo tanto, estimularlo con técnicas de respiración, meditación y tomar probióticos entre otros, produce los efectos positivos en nuestra salud.

Maria Elvira Gonzalez. Psicóloga de la Universidad Javeriana de Bogotá (Colombia) y profesora de yoga certificada en Hatha Yoga hace 25 años.
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