Las relaciones en el Yoga

2019-09-12

Muchos de nosotros nos iniciamos en el Yoga por recomendación de nuestro médico de cabecera, por un fuerte dolor de espalda o por estrés laboral. Pero, de algún modo misterioso, sentimos que nuestra vida se ha ido enriqueciendo, nutriendo y haciendo mucho más profunda a raíz de colocarnos todos los días sobre la esterilla. Escribe Escuela Mahashakti.

No es sólo que el Yoga aumente la flexibilidad, que mejore el estado de ánimo, que se incrementen la concentración y la autodisciplina; no es sólo que uno aprenda a fluir con las cosas tal como son, sin tanta tensión sostenida; es que en muchos casos cambian hasta las prioridades vitales, los estilos de vida y las relaciones. Y es en este punto donde a veces aparecen los conflictos.

Algunas de las personas que se forman con nosotros nos cuentan, entre asombradas y temerosas, que se están distanciando de su grupo de amigos. La mayoría ya no están cómodas trasnochando o hablando de temas superfluos. Y es que, pese lo que pese, el Yoga nos hace tomar consciencia de todos los aspectos de nuestra existencia. Si hemos mantenido ciertas amistades por inercia, por la fuerza de la costumbre, por no sentirnos solos, por melancolía, el Yoga nos lo pondrá delante y nos preguntará si queremos seguir sosteniendo ese hábito. Si queremos continuar dedicándole nuestra energía a personas que tienen otros intereses, que siguen otras sendas y que no están muy dispuestas a cultivarse, a interiorizar o a observarse.

Es posible que, en algunos casos, la respuesta sea afirmativa. Por ejemplo, es lógico que mantengamos el vínculo con nuestros familiares más allegados o amigos más íntimos. Pero ¿qué hay de todas esas relaciones más o menos superficiales con las que quedamos los fines de semana? ¿Apoyan nuestra evolución? ¿Nos motivan a dar lo mejor de nosotros?

Lo mismo habría que preguntarse con la pareja. Nuestra experiencia nos dice que es complejo mantener una relación si las dos partes no están involucradas en su propio desarrollo. En ocasiones no hace falta que nuestro compañero o compañera practique yoga regularmente, pero sí ayuda que se interese por alguna vía de crecimiento espiritual, que escuche y que procure vivir su vida con mayor consciencia.

Ahora que comienza el curso y con él una nueva oportunidad para renovarnos, convendría hacer balance de nuestra relación con el Yoga y con las personas que forman parte de nuestra lista de contactos. En líneas generales, podría ser interesante revisar estos puntos:

  • • ¿Cómo es de importante la espiritualidad para mí? ¿Con quiénes puedo compartir este camino ahora mismo?
  • • ¿Qué personas me inspiran e impulsan a mejorar?
  • • ¿Qué rumbo quiero que tomen mis relaciones este año?
  • • ¿Qué ambientes me nutren? ¿Qué ambientes me embrutecen?

Reflexionar sobre estas cuestiones e ir anotando las respuestas en un cuaderno puede ser más esclarecedor de lo que parece. Os animamos a ello y os deseamos un feliz comienzo de curso.

Que el Yoga nos acompañe siempre,

Escuela de Yoga Integral Mahashakti