El conocimiento ausente (y III)

2024-02-26

Esta es la última parte del artículo preludio del libro de Simon G. Mundy Yoga, más allá de la mente pensante, y fue publicado en inglés en septiembre en la web oficial de Graham Hancock (el original en inglés puede verse al final del texto). Escribe y traduce Simon G. Mundy.

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(Leer la primera parte del artículo AQUÍ, y la segunda AQUÍ)

La vida de Krishna (3200-3100 a.C.) – el avatar en forma humana del gran dios Visnú – se considera un periodo de transición entre Dwapara yuga y Kali yuga (antiguas edades indias de cobre y de hierro). La datación se ha confirmado gracias a datos astronómicos precisos recogidos en textos antiguos y recalculados mediante programas informáticos que remontan con exactitud a la posición de los planetas y constelaciones.

Asimismo, la batalla épica del Mahabharata durante la guerra de Kurukshetra se fecha en el año 3076 a.C. Así pues, Krishna, que actuó como cuadriguero de Arjuna, tenía 76 años en aquel momento.

El vigésimo tercer Tirthhankara del jainismo con el nombre de Parshvanatha, también abreviado a Parshva, está registrado en los textos jainistas como nacido 273 años antes de Mahavira en Benarés (Varanasi) 872 a.C. y fallecido c. 772 a.C. en Shikharji a la edad de cien años. Neminatha, también llamado Arishtanemi, el vigésimo segundo Tirthhankara del jainismo del presente ciclo yuga, vivió 81.000 años antes que Parshvanatha, es decir, hace 84.000 años.

El avatar de Visnú anterior a Krishna fue Rama – héroe de la epopeya hindú Ramayana–, que pertenece a un ciclo yuga inmensamente anterior –4 ciclos completos (Eras) anteriores para ser precisos–, a una época estimada en unos 18 millones de años debido a la participación activa en el relato de mastodontes de 4 colmillos, ¡cuyo tiempo de existencia sobre la Tierra coincide con esta datación!

Además, en el Ramayana también se describen máquinas voladoras y una raza de simios que habitaban en el sur de la India y poseían una inteligencia equivalente a la de los humanos más sabios de la época, e incluso mayores capacidades físicas.

Estos alucinantes periodos de tiempo son difíciles de digerir si se tiene en cuenta que la arqueología convencional solo acaba de empezar a revisar su mejor estimación de cuándo comenzó la civilización humana moderna, de hace unos 5.000/6.000 años a la fecha actual de hace al menos 11.000 o 13.000 años (Gobekli Tepe).

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En Yoga más allá de la mente pensante se muestra que tanto Mahavira  –el gran Tirthhankara jainista– como Buda redescubrieron ese elemento clave del conocimiento que en su época, entre la comunidad de sadhus y yoguis, se reconocía como «perdido».

Mahavira, además de restablecer el respeto incondicional por toda Vida como base de actitud y comportamiento correctos, fue el primer exponente conocido de la Relatividad.

Buda redescubrió el papel del código en la psiquemecánica de la mente y cuerpo, un conocimiento que parecía volver a perderse escasas generaciones después de su fallecimiento. Un conocimiento sutil y difícil de comprender para la gente de esa época, que no tenía ni idea de codificación ni programación.

Cuando unos 300 años más tarde Patanjali adapta el óctuple noble sendero de Buda a su óctuple sendero del yoga en su Yogasutra confiesa un ‘paso intrazable’ que apuntaba de nuevo al conocimiento perdido.

J. Krishnamurti declaró en 1981, en el desayuno de su 85 cumpleaños con amigos íntimos, que si supiera que el Buda daría un discurso a la mañana siguiente, nada en este mundo le impediría asistir, y que «¡lo seguiría hasta el final! …»

¿Qué nos dice esto? Es una confesión asombrosa, a sus 85 años, de un maestro de renombre mundial que durante toda su vida desaconsejó fervientemente «seguir» a nadie y abogó por «descubrir la verdad directamente por uno mismo».

Tanto colectiva como individualmente, parece que la especie humana se encuentra ahora mismo en medio de una gran crisis en la comprensión de nosotros mismos y de nuestro papel en el mundo en que vivimos. Esta situación de crisis –de impasse– es potencialmente capaz de inducir un cambio cuántico hacia algo cualitativamente mucho mejor o mucho peor, dependiendo de las elecciones que se hagan.

El hábito de sacrificar lo Real en el altar de lo abstracto que, por lo que se ve, lleva produciéndose desde hace al menos seis mil años, tiene que detenerse, llegar a su fin y ser sustituido por una era de autenticidad, de honestidad en la que lo primero que se reconozca universalmente sea el respeto por toda Vida y la empatía.

Igualmente importante –y relacionado con el respeto a toda Vida– es reconocer y abordar el colosal problema del lenguaje y las nefastas consecuencias de su uso, mal uso y abuso.

Todo lenguaje –incluido el científico– debe utilizarse con cuidado y precisión, estableciendo conexiones claras con el Mundo Real de la Naturaleza; de lo contrario, existe el peligro constante de perder el hilo y el contacto con la Realidad.

Hoy en día muchos investigadores, científicos, médicos, atletas, entrenadores de bienestar y terapeutas intensamente preocupados por el tema, como Gregg Braden, Jordan Petersen, Andrew Huberman, Russell Brand, Gabor Maté, Randolph Carlson, Graham Hancock, Nole Djokovic, Wim Hof, Joe Rogan y muchos otros –cada uno a su manera y desde sus perspectivas únicas – están cuestionando el conocimiento enseñado como un hecho por la corriente dominante establecida, que como Dimovic ya señaló en 1993  «¡no seguirá establecida ni será la corriente dominante mucho más tiempo a menos que empiecen a hablar y actuar con sentido!»

En Yoga más allá de la mente pensante se cuestiona la narrativa de la mente pensante desde dentro –desde el interior de la mentecuerpo del ser humano– y vuelve a recorrer el camino hacia la sincronización con el Mundo Real de la Naturaleza tal y como lo enseñaron Mahavira y Buda hace unos 2500 años.

Tanto el enfoque externo como el interno sobre un nuevo paradigma –una actitud radicalmente nueva hacia la Naturaleza/Vida– son complementarios y ambos igualmente necesarios para producir cambios y transformaciones cualitativos y significativos. Lo que hay que hacer –¡y hay tan poco tiempo!– es dejar de fingir, ser totalmente honestos y reconocer lo que es Real y de Valor Real.

Dejemos de fingir que lo que no está bien, está bien. Si seguimos fingiendo, consintiend, y comulgando, nos estaremos haciendo un desfavor a nosotros mismos, a los demás y a la Naturaleza.

Ha llegado el momento de iniciar una era de autenticidad, de integridad y de honestidad sin miedo. Cómo se desarrollará todo depende de cada uno de nosotros: nuestras actitudes, nuestros pensamientos, nuestro lenguaje, nuestras decisiones y nuestras acciones.

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Nota: Este artículo se publicó por primera vez en septiembre de 2023 en la web oficial de Graham Hancock como Autor-del-mes bajo el título Missing Knowledge: a prelude to ‘Yoga Beyond the Thinking Mind’

(El libro:Yoga más allá de la Mente Pensante (Editorial Kairós, octubre 2023)

Simon G. Mundy cuenta con más de 50 años de experiencia en la práctica de yoga, meditación vipassana, taichí y chi kung. Es cinturón negro de karate goju ryu y shaolin del norte. Se graduó en el London Polytechnic y se diplomó en homeopatía. Es coautor con Ramiro Calle de varios libros sobre yoga, budismo y taoísmo.