Una vivencia del cáncer desde el Yoga: cómo ayudan sus técnicas

2021-09-02

El yoga puede ayudar a mejorar la calidad de vida de pacientes o expacientes de cáncer sometidos a tratamiento, modulando también los estados de ansiedad, depresión y malestar psicológico. En este Encuentro Online gratuito de la Escuela Internacional de Yoga hablaremos de ello. Escribe Conchi Moreno.

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Tanto el diagnóstico como el tratamiento del cáncer plantean amenazas físicas y psicológicas para el paciente. Los pacientes con cáncer normalmente reciben tratamientos multimodales durante un período prolongado. Los protocolos de tratamiento pueden presentar efectos secundarios severos como cambios en la apariencia, infertilidad, alteración del funcionamiento sexual, caída del cabello, fatiga, náuseas y vómitos, dolor, infecciones y recuentos sanguíneos bajos, que afectan seriamente a su calidad de vida.

Miedo y ansiedad asociados a los tratamientos invasivos, disfunción sexual secundaria a cirugía y radiación, así como los problemas derivados de una hospitalización prolongada o de un tratamiento médico agresivo se encuentran entre las causas más comunes de efectos secundarios.

Los avances en la detección y el tratamiento de los diversos tipos de cáncer han mejorado las tasas de supervivencia, así como la calidad y el tiempo de vida de la mayoría de los afectados. Sin embargo, sobrevivir al cáncer supone un recordatorio constante de la enfermedad, lo que puede provocar un alto grado de ansiedad, y más si se dan efectos secundarios relacionados con el tratamiento.  La ansiedad se traduce en pensamientos intrusivos y sentimientos de desesperanza e impotencia, y puede causar angustia psicológica grave. Se establece un círculo vicioso de ansiedad/estrés que reduce aún más la capacidad del paciente para tolerar el dolor y los síntomas. Este proceso está catalizado por factores de estrés situacionales y preocupaciones diarias que los pacientes con cáncer tienen que afrontar.

Efectos secundarios y Yoga

Los distintos estados anímicos que acompañan a las diversas fases del tratamiento pueden ir desde sentimientos de impotencia y desesperanza, falta de voluntad para sobrevivir, pérdida de control sobre la propia vida… hasta disminución del umbral de dolor y malestar y baja autoestima. Los estudios también muestran que ese estado mental puede provocar trastornos del sueño, ritmos de cortisol alarmantes, respuesta inmune antitumoral deficiente, disminución de la supervivencia  o recaídas o recurrencia temprana y mayor angustia. Tanto los efectos secundarios relacionados con el tratamiento como la angustia asociada actúan como potentes factores estresantes a corto y largo plazo aconsejan que los pacientes realicen cambios en el estilo de vida a fin de hacer frente y adaptarse a estos problemas y buscar apoyo.

Varios estudios y artículos acreditados demuestran que el yoga reduce la depresión, la ansiedad e influye en la calidad de vida de pacientes con cáncer que se someten a un tratamiento, así como en los sobrevivientes, modulando también los estados de ansiedad, depresión y malestar psicológico.

Los efectos de reducción de la ansiedad del yoga se deben principalmente al pranayama, ásana y relajación, mientras que los efectos antidepresivos se han atribuido a las técnicas respiratoria técnicas como bhastrika, kapalabhati y ujjayi.

Los ásanas o posturas reducen la angustia psicológica y contribuyen a los efectos ansiolíticos y antidepresivos. En la mayoría de los estudios, la duración del programa de yoga varía entre 4 semanas y 12 semanas con un mínimo de dos clases supervisadas por semana y práctica en casa los días restantes.

El yoga se ha utilizado en el tratamiento de una variedad de síntomas como fatiga, trastornos del sueño, pérdida del apetito, náuseas y vómitos inducidos por la quimioterapia (CINV en inglés) y dolor en pacientes con cáncer.

Técnicas específicas que funcionan

Pranayamas de enfriamiento como sheetali, sheetakari y sadanta han sido útiles en el manejo de CINV, junto con pavanamuktasana (rodilla-pecho supina) y uttana padasana. Sin duda los ejercicios de repiración, los estiramientos suaves, la mayor parte de las posturas de alargamiento, el sudarshan kriya y las técnicas de relajación son eficaces para controlar la fatiga, el dolor y los problemas del sueño.

Se ha descubierto que las técnicas que utilizan posturas intercaladas con técnicas de relajación (meditación cíclica/meditación de movimiento) son útiles para reducir el estrés y mejorar el sueño.

Se ha demostrado también que la técnica de resonancia del sonido mental que implica cantar y meditar en los sonidos «a», «u» y «m», así como los mantras, reducen el miedo, la ansiedad e infunden un estado mental de descanso.

Otras escuelas de yoga que han utilizado accesorios para facilitar el estiramiento seguido de relajación también han encontrado que reducen la fatiga y el dolor en pacientes con cáncer. Los ásanas elegidos para controlar los síntomas dependen de la dirección del flujo del prana según la teoría de Pancha Prana. Por ejemplo, para el manejo de las nauseas y vómitos inducidos por la quimioterapia o CINV, el problema radica en la corrección de Samana vayu (cuyo asiento que está en el estómago y el intestino), pues la lentitud de este vayu provoca malestar abdominal y aumento de Udana vayu (fuerza ascendente) provocando vómitos. El uso de terapia antiemética (antivómitos) causa gastroparesia (movimiento gástrico lento) y obstruye Udana vayu y Apana vayu (fuerza descendente) causando náuseas. Al hacer posturas que funcionan en el abdomen, facilitamos el flujo descendente del Apana vayu, que de otro modo sería lento, lo que reduce las náuseas y mejora el apetito. De manera similar, la fatiga es causada por la lentitud de Samana vayu y el flujo obstruido de vyana que causa mialgia (dolor muscular) y fatiga con el esfuerzo.

Mejora del sueño, el descanso y la calidad de vida

Además de los beneficios físicos del yoga descritos anteriormente, se sabe que la reducción de las hormonas del estrés, la regulación del eje HPA (hipotálamo-pituitaria-adrenal), la respuesta de relajación y la función parasimpática mejorada reducen el estrés y modulan la respuesta a los factores estresantes e infunden un mayor control sobre las situaciones. Esto es particularmente útil en pacientes con cáncer que perciben la enfermedad como una amenaza y reflexionan constantemente sobre sus miedos. Por ejemplo, la depresión causa elevaciones anormales de cortisol diurnas que pueden afectar el sueño y causar insomnio e inmunosupresión. Al cambiar las percepciones y la reactividad a las situaciones y reducir los pensamientos intrusivos, se ha observado una reducción de los síntomas depresivos. Esto, a su vez, se traduce en una reducción de los picos de cortisol que disminuye la fatiga, mejora el sueño y la consiguiente respuesta inmunitaria.

Se sabe que el yoga modula este eje psico-neuro-endocrino y psico-neuro-inmune, restaurando así la homeostasis y reduciendo la carga alostática. Estos efectos se han observado en numerosos estudios de yoga que han mostrado reducciones en el cortisol, citocinas inflamatorias y mejor recuento de células defensivas. Se ha demostrado que estos cambios modulan los síntomas angustiantes y mejoran la calidad de vida de estos pacientes.

Conchi Moreno es profesora de yoga. Si te interesa el tema y su abordaje te invitamos a que participes en el #8 Encuentro Online de la Escuela Internacional de Yoga. Puedes informarte a través de este vídeo https://youtu.be/7pQ_O17b9GI

Y si lo deseas, inscríbete el Encuentro en riguroso directo, gratuito y en donde podrás realizar algunas preguntas personales. Accede en este link:

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