Historias para compartir: El valor de lo ordinario

2015-04-17

Estamos tan inmersos y absortos en nuestra cotidianidad que no prestamos atención a lo mas simple y ordinario. Vivimos de espaldas a la Realidad, ya que nuestros pensamientos ocupan la mayor parte de nuestra atencion y ésta se desvía constantemente hacia un hecho pasado o a un hipotético futuro. Escribe Marta Tortosa.

Dar mano

Damos por hecho que todo lo que nos rodea va a estar siempre igual, y cuando algún acontecimiento imprevisto sucede, nos colapsamos por el miedo.

Pero en cualquier momento todo lo que más amamos, todo aquello a lo que nos aferramos… puede desaparecer.

Nuestro corazón late, el aire entra y sale por nuestras fosas nasales; pero algún día y en algún momento eso dejará de ser así.

Nos proyectamos en el tiempo y alejamos a la muerte de nosotros como si nunca nos fuera a suceder. Y solo cuando abrazas la muerte, abrazas la Vida.

Entonces todo adquiere un cariz distinto. La cercania de lo cotidiano y ordinario te habla de Dios.

La suave brisa del viento que despeina tus cabellos; las gotas de lluvia que golpean el alfeizar de tu ventana; el roce de la toalla cuando te secas la cara; el olor del arroz cuando hierve en la cazuela; la fragancia de un naranjo floreciendo; el sonido del agua cuando abres el grifo; el roce de los labios de un beso; la sonrisa de la tendera; el abrazo de un viejo amigo…

¿Estás ahí en esos momentos? ¿Está toda tu atención en lo cotidiano? ¿O lo das por hecho y estás divagando?

Porque por mucho que leas a los grandes maestros, por muchos seminarios a los que asistas, si no eres capaz de ser uno con todo lo que Es, si te alejas del momento, del ahora, no has entendido nada.

Porque el valor de lo ordinario te está hablando de Dios en cada momento.

Marta Tortosa es escritora y colabora en advaitainfo.com con el seudónimo de Gladys Lamar.