Maya, el velo de lo invisible

2015-01-15

El mundo material y el espiritual se dan la mano para tejer el sutil velo de Maya, ese delicado entramado que impide la percepción de lo Real. Parece que la única preocupación de muchos profesores y practicantes de Yoga no es encontrar lo Real, sino la formación de profesores de yoga que otorgue el «diploma auténtico». Escribe Emilio J.Gómez.

Velo yoga

“Zapatero, a tus zapatos”
Refrán popular

Lo Real queda opacado por la realidad. Lo Real es de naturaleza inmutable y permanente, mientras que la cualidad básica de la realidad es la impermanencia, y como consecuencia su cambio  constante. Ambas coexisten entre sí, configurando aquello que llamamos vida.

Un velo invisible separa lo Real de la realidad. La tradición hindú lo ha denominado Maya, la ilusión. Todo es ilusión. Todo es un juego. La representación inconsciente de una obra teatral donde el propio ego y los conflictos entre egos parecen ser reales, pero ¿lo son?

Impedimentos para la percepción

Uno de los impedimentos que evitan la percepción de lo Real es la proyección y posterior identificación que se produce con el mundo material, que viene a traducirse en la necesidad creada por el ego de acumular dinero con el propósito de sobrevivir.

Paradójicamente, cuanto más dinero se posee más se desea y en consecuencia también más y más engorda el ego, aumentando de forma exponencial la ceguera que impide descubrir a lo Real detrás del mundo material.

Otro impedimento no menos importante es la espiritualidad misma y el sumergirse en ritos y creencias que en algunas ocasiones pueden llegar a rozar la superstición. Si ilusoria es la realidad material, mucho más ilusoria aún es la espiritualidad.

De esta manera, mundo material y mundo espiritual se dan la mano para tejer el sutil velo de Maya. Ese delicado entramado que impide la percepción de lo Real. Juego entre juegos, ilusión entre ilusiones.

Nada parece escapar a Maya

Incluso el Yoga, instrumento por excelencia para rasgar tal velo, ha quedado absorbido por la propia Maya. Curiosamente, es posible percibir cómo en los últimos tiempos parece ser que la única preocupación de profesores y practicantes de Yoga no es encontrar lo Real, sino encontrar la Formación de Profesores de Yoga que otorgue el diploma auténtico.

Sin embargo, cabe preguntarse ¿cuál es ese diploma y quién está en verdad capacitado para concederle semejante autenticidad? Sinceramente, ¿qué magnitud tendría que tener el ego que osara hacer o decir algo así? ¿Qué es la verdad? Si puedes definirla o afirmarla, ¿dónde estás?

Todo es Maya. Todo es ilusión. Despertar del sueño y descubrir lo Real es el auténtico objetivo del Yoga. Si quisieron distraernos de nuestro auténtico objetivo con papeles sellados y firmados para después enmarcarlos y colgarlos de las paredes, en verdad que lo han conseguido.

 Impermanencia

Pero, al margen del ataque de titulitis aguda que parece vivir gran parte de la comunidad yóguica en la actualidad, conviene recordar la impermanencia que nos rodea, y que esto también pasará, y antes o después las aguas volverán a su cauce.

Aquellos que intentaron lucrarse haciendo del Yoga una profesión terminarán por comprender que el Yoga no es una profesión sino un modo de vida, el cual quizás un día pueda convertirse en un medio de subsistencia, pero nunca puede ser un objetivo prioritario hacer del Yoga una profesión.

Llegar a tener el privilegio y el honor de poder compartir el Yoga con los demás es fruto y consecuencia de una profunda transformación interior, no de un título sellado y firmado, ya que lo que se transmite a los alumnos es precisamente esa posibilidad de cambio, transformación y crecimiento interior.

Sobre las Formaciones de profesores

Por supuesto, no tenemos absolutamente nada en contra de las Formaciones de profesores de Yoga. Incluso, nosotros mismos hemos participado en alguna como profesores. Muy por el contrario, consideramos que ahora más que nunca el Yoga se hace imprescindible para sobrevivir en mitad de tanta ignominia, y cuantos más profesores de Yoga haya trabajando por el despertar de la consciencia tanto mejor será para el conjunto entero de la sociedad. Sobre esto no cabe ninguna duda.

No obstante, conviene recordar que lo que importa es el Yoga, su práctica y su mensaje. En esto es en lo que consideramos imprescindible poner nuestra energía y esfuerzo, antes que en la obtención de un diploma. Las paredes pueden estar anegadas de ellos, pero si hemos sucumbido al sueño de Maya y estamos proyectados e identificados con lo que un trozo de papel enmarcado pueda poner, sabremos que nos hemos vuelto a sumergir en el sueño de Maya.

Retorno a los orígenes

Por todo ello, consideramos que ante todo este es un tiempo de retornar a nuestros orígenes y practicar Vairagya y Abhyasa, el desapego y la práctica constante que preconizara el sabio Patanjali hace más de dos mil años.

Como practicantes de Yoga trataremos de continuar con nuestra silenciosa y discreta labor de Viveka, el discernimiento entre lo Real y lo ilusorio, que es lo nuestro. Y dejaremos que el mundo continúe con sus constantes cambios, fluyendo entre el día y la noche, el verano y el invierno. Día a día lucharemos por el despertar de la consciencia, respiración a respiración, latido a latido.

Gracias por tu atención.

Emilio J. Gómez

Es profesor de yoga de la Asociación de yoga Silencio Interior e imparte clases Hatha & Radja yoga en El Escorial (Madrid).

Contacto: info@silenciointerior.net

Más información: http://www.silenciointerior.net/