La práctica de meditación, siempre

2020-04-16

En los momentos que vivimos, la gente está casi al borde de la desesperación al estar confinadas en sus casas, lo cual provoca mucha actividad mental, que se percibe en la práctica de meditación, si se está receptivo a ello. Esa actividad mental arrastra hacia el exterior, en forma de agitación… Escribe Natalia López.

Imagen de M Ameen en Pixabay

En la práctica observas y sientes el cuerpo, pero la mente se ve arrastrada por una infinidad de pensamientos, emociones, sensaciones… y la esencia, al darse cuenta, retoma una y otra vez a la consciencia corporal para poder traspasar las distintas envolturas que conforman nuestros cuerpos, a fin de estabilizarse en Sakshi, la consciencia testigo, el observador.

Poco a poco sucede. La esencia, observa la mente y le sonríe al permitir que la mente se exprese, hasta que llega un momento en que es la misma mente es la que termina por acallarse, aburrida de que nadie le siga el juego, y no entre en sus imaginaciones, preocupaciones, dudas… Y entonces, por fin… el silencio.

En ese momento es cuando la esencia toma el mando y se traspasan las diferentes envolturas con fluidez, hasta llegar a vignamaya kosha, la envoltura psíquica.

Si hay la receptividad adecuada, a partir de aquí la meditación sucede a través de una sutil entrega, pues el individuo, en tanto que entidad personal, no puede hacer nada más. Entonces hay percepción de la consciencia y emerge la presencia que eres, el testigo, o llámalo como prefieras.

Sin embargo, el proceso no finaliza ahí, porque si llevas tiempo practicando meditación, puedes incluso llegar a percibir aquello que observa todo lo que sucede a través del observador. Eso que está más allá de la consciencia, del testigo, pasa a ser una experiencia inefable…

Natalia López. Profesora de Yoga de “Silencio Interior – Escuela de Silencio”. Imparte clases en Boadilla del Monte y en el centro de Madrid a nivel grupal, así como a nivel individual a aquellas personas que por sus patologías lo necesiten.