El valor de las palabras

2019-01-31

Lo Absoluto, lo Real, Eso, lo que Es, Brahmán, Dios… Palabras y más palabras que en vano intentan definir lo indefinible. Eso mismo que observa el mundo a través de nosotros es el objeto de nuestra búsqueda. Resulta muy fácil extraviarse en las palabras en vez de dejarse llevar por el sentir. Por este motivo la palabra puede verse convertida en fuente de confusión. Escribe Emilio J. Gómez.

Yoga

Con la confusión nace la controversia y de la controversia el enfrentamiento. Por este motivo consideramos fundamental la experiencia. Sólo la experiencia tiene capacidad sobrada para evitar tales extremos. La experiencia libera de la duda que el concepto provoca. Sólo la experiencia despeja aquellas incógnitas generadas en una mente siempre limitada por sus propias ideas.

Lo Real, lo Absoluto, Dios… Tales términos hacen alusión a aquello que se encuentra en una dimensión por completo diferente de aquella donde la mente opera. Esto es lo que es preciso comprender. Y tal comprensión sobreviene a través de la experiencia. Para ello es preciso poner toda la atención en aquello que se experimenta, pero sobre todo en el experimentador, no en la idea que se pueda tener al respecto. Contemplado así, el valor de la palabra es inferior a cero.

Concentración

Al mantener la atención centrada sobreviene la concentración, puerta de acceso al estado de meditación. Este es el secreto a voces mejor guardado. Quizás pueda no interesar que el hombre desarrolle concentración, de ahí todo el arsenal de armas de distracción masiva: móviles, tablets. mensajes, internet, información masiva e indiscriminada a través de videos, noticias, series, televisión…

Nos han convertido en adictos a un constante caudal de impresiones buscando siempre la última novedad. Todo parece formar parte de una especie de conspiración destinada a impedir que el hombre pueda desarrollar su poderosa capacidad innata de concentrarse, haciéndole vivir en un mundo ilusorio, sostenido y alimentado por una constante y creciente sucesión impresiones.

Gracias a la concentración es posible que la mente se estabilice y que sus dispersos rayos se concentren hasta quedar convertidos en un fino y penetrante rayo láser que permita llegar hasta el fondo mismo de las circunstancias, objetos y personas… para conseguir captar el secreto de su esencia. Tal es el poder de la concentración.

La esencia es invisible

Ahora la pregunta es: ¿a quién le interesa captar la esencia de las cosas? Además, la esencia es invisible. Lo dijo Antoine de Saint Exupéry en su libro El Principito: “Lo esencial es invisible a los ojos”. En un mundo tan pragmático como el que vivimos, donde sólo cuenta aquello que se puede ver y tocar, al margen de la inmediatez del supuesto placer que la última impresión pueda causar, ¿a quién le puede interesar captar lo esencial?

Olvidado de sí mismo el hombre se ha extraviado en un mundo de formas, luces y sombras, buscando respuestas en el mundo exterior, olvidando que la repuesta genuina se encuentra en su interior. Por ello consideramos clave volver la mirada hacia el interior a fin de recuperar el contacto con la esencia de ser e indagar en nuestro origen para llegar a descubrir, siempre por propia experiencia, aquello que es la fuente impersonal de nuestra existencia.

Así pues, primero la experiencia. Luego, que cada cual le ponga el término que prefiera. La experiencia sobreviene con una práctica convenientemente direccionada. Para ello el Yoga se ha convertido en el instrumento psicofísico por excelencia. Por eso lo practicamos y por el mismo motivo lo compartimos. Si te interesa el contacto con lo más auténtico y genuino que hay en ti, la esencia, eres bienvenid@

Emilio J. Gómez es profesor de Yoga del Círculo de Yoga Silencio Interior, T 616 660 929. info@silenciointerior.net

Imparte un Seminario teórico-práctico sobre Hatha, Radja y Jñana yogas como instrumentos de autoconocimiento en La Hospedería del Silencio (Robledillo de la Vera, Cáceres), los días 1, 2 y 3 de marzo de 2019.

Conferencia-coloquio: viernes, 15 de febrero a las 19 h. Ecocentro, C/. Esquilache, 4 Madrid