No existen los estilos de yoga

2018-11-12

Es importante aprender una secuencia, una forma de practicar y de autoexplorarse que ya esté probada y que venga de una fuente que haya pasado por un proceso de autodescubrimiento. Pero, a mi parecer, tarde o temprano es bueno desapegarse del nombre y la forma para adentrarse en el camino de autoconocimiento, que es mucho más personal e íntimo. Escribe Pablo Ferrero.

Hoy día, cuando le dices a alguien que te dedicas a la enseñanza del yoga, te enfrentas a la pregunta inevitable: ¿Qué tipo de yoga practicas y enseñas? La respuesta que la persona espera puede variar entre: hatha, vinyasa, ashtanga, kundalini, iyengar, yin, jivamukti, restaurativo, scarabelli, yoga de cachemira, acroyoga, sivananda, satyananda…

Cuando le decimos a una persona el estilo de yoga que practicamos, le ayudamos a asociar este tipo de yoga con una forma de moverse, velocidad, ritmo, secuencia de posturas, respiraciones, un maestro y una interpretación de la práctica del yoga que proviene de la interpretación y revelaciones de alguien que, dependiendo del estilo y/o de la tradición de la que hablemos, ha recorrido gran parte de su propio camino de autorreconocimiento, indagación, autoconocimiento.

Y es que el yoga no es solo flexibilidad, fuerza, potencia, ni siquiera salud… Al fin y al cabo el yoga no es otra cosa que aprender a caminar por la vida de la manera más ligera posible, aceptando quienes somos con nuestras virtudes y nuestros defectos.

Poco tiene que ver con saber hacer una postura a la perfección o con poder aguantar la respiración durante largos periodos de tiempo. La práctica en el yoga es práctica desde el momento que nos ayuda a descubrir algo nuevo sobre nosotros mismos, sobre quiénes somos, la razón de nuestra existencia.

Pertenecer a una comunidad espiritual es necesario para coger fuerza al principio. Es verdad que una sangha (comunidad espiritual en la que apoyarse) puede ser una bonita manera de mantenerse en la práctica. Comprendo que el principiante o el que no ha ahondado demasiado en la filosofía y las enseñanzas del yoga puede todavía identificarse con un solo estilo de yoga. Es más, es beneficioso empezar a aprender las formas, la respiración, autoconocerse y leer filosofía de una determinada corriente y/o estilo durante un periodo de tiempo.

Apoyos y referencias

Es importante aprender una secuencia, una forma de practicar y de autoexplorarse que ya esté probada y que venga de una fuente que haya pasado por un proceso de autodescubrimiento. Pero, a mi parecer, tarde o temprano es bueno desapegarse del nombre y la forma para adentrarse en el camino de autoconocimiento que es mucho más personal e íntimo.

Yo mismo me apoyo en estilos de yoga, maestros, formas de practicar para darle una orientación a las personas que quieran acudir a mis clases. Pero al final mi práctica y mi forma de dar las clases vienen de algo más profundo que depende no solo de mis maestros, a los que tanto respeto y agradezco sus enseñanzas. Vienen de mi infancia, la manera en la que mis padres me criaron, el contexto en el que viví y vivo, los viajes que he hecho, las personas que me he cruzado por el camino, los libros que he leído, las buenas y malas experiencias que me han ocurrido, las interpretaciones y las revelaciones que he tenido. En definitiva, de mi experiencia vital.

Por lo tanto, anclarse en el estilo es anclarse en la práctica del yoga; es querer siempre practicar la misma cosa durante todas las estaciones del año, todas las etapas de nuestra vida, todos los estados de ánimo. Anclarse en un solo estilo de yoga es el apego por el miedo a no ser reconocido, a no ser querido, el miedo a no ser nadie, el miedo a no poder ser uno mismo.

La práctica en verano no será la misma que la de invierno. La práctica en un clima tropical no puede ser la misma que en un clima báltico. La práctica no puede ser igual a los 20 años que a los 70 años. La práctica no puede ser la misma para una persona que vive en la vorágine de una ciudad como Nueva York o para la persona que vive en un pueblo en el medio de los Himalayas. La práctica no puede ser la misma para un empresario en Barcelona o para un asceta que vive perdido por las montañas de los Pirineos catalanes.

La práctica individual, un camino de autoexploración

Me resulta imprescindible aclarar que siento que el concepto que tiene la gente de a pie sobre el yoga lo separa de la meditación. El Yoga es la herramienta que ayuda a volverse el maestro de las fluctuaciones de la mente y la meditación es consciencia plena del proceso y del momento de nuestras vidas. Yoga y meditación son lo mismo.

Hay muchas formas de practicar yoga, como por ejemplo: leyendo, bailando, estudiando, tocando música o simplemente siendo un buen cabeza de familia, cuidando a tus hijos, hermanas, amigos, familiares. Hay tantas formas de practicar yoga que si en Occidente pudiéramos ver las diferentes formas de yoga que se practican en Oriente, nos daríamos cuenta que lo que practicamos la inmensa mayoría hoy en día poco tiene que ver con el yoga.

Es cuando dejamos el nombre, el estilo, una forma en particular enseñada de hacer algo, es cuando podemos empezar a practicar, crear, hacer desde la sensación, la emoción y desde la fuerza divina creativa que emana de nuestro interior.

Pablo Ferrero. Yoga y Desarrollo Personal
info@pabloferrero.org
T (+34) 661098359
www.pabloferrero.org