En busca de la felicidad

2018-01-15

Dependiendo del momento de la vida, el ser humano tratará de encontrar la felicidad en unas cosas u otras, en personas, objetivos y metas, placeres o bienes materiales. Sin embargo, nada de eso es para siempre, por mucho que la mente lo anhele; lo que nace del vacío ha de retornar al vacío. Escribe Emilio J. Gómez.

“Soy lo que elijo ser y termino por convertirme en el resultado de mi decisión esencial” (Shambhu)

Sin duda que Ananda, el estado de felicidad, existe. Pero tal y como se suele entender es un deseo antes que un estado real. Para hacer de la felicidad un estado real es preciso un conocimiento real. El ser humano sufre. El sufrimiento existe. Por eso el hombre busca la felicidad. En realidad, lo que busca es un estado que lo eleve por encima del dolor y transporte más allá del sufrimiento.

Buscar la felicidad puede parecer un derecho legítimo y también natural, pero es ilusorio. El anhelo de felicidad se corresponde con una necesidad de huida, por lo que cuando viene a suceder un vislumbre de tal estado, la realidad imperante lo transforma en algo transitorio e impermanente, comprendiéndose que no es para siempre, por mucho que se nos intente convencer de lo contrario.

Es cierto, existen momentos de plenitud y alegría en los que por unos fugaces instantes Anahata chakra, el centro emocional, acaricia la piel de la diosa Felicidad, pero se trata de momentos efímeros y dispersos en el tiempo. Quizás por este mismo motivo se los recuerde con tanto cariño y también evoquen un suave aroma de añoranza.

Buscar la felicidad es una quimera más de la mente que se corresponde con los diferentes ciclos que vive el hombre a lo largo de su existencia. Dependiendo del momento de la vida, el ser humano tratará de encontrar la felicidad en unas cosas u otras, bien sea en personas, objetivos y metas, placeres o bienes materiales. Sin embargo, nada de todo eso es para siempre, por mucho que la mente anhele que sea de otra manera; lo que nace del vacío ha de retornar al vacío.

Quizás uno de los recursos a los que recurre Ahamkara, el ego, es tratar de encontrar una pincelada de felicidad en la espiritualidad. Sin embargo, este medio no deja de ser una huida más y por lo tanto también un engaño. En algunos casos se puede tratar de escapar hacia la orilla de una creencia, con sus correspondientes rituales y prácticas, que bien pudieran conceder un atisbo de consolación durante un tiempo más o menos prolongado. No obstante, la creencia es un estado mental y como tal está también sometida a la inexorable ley de la impermanencia.

Sat Chit Ananada

Sin embargo, la naturaleza última y auténtica del ser humano es: Sat, Chit, Ananda, Ser, Conciencia, Felicidad. Tal es nuestro común estado; pero hasta que este concepto deje de ser una creencia para convertirse en una experiencia, lo único que quizás sea viable realizar es hacer de la felicidad una elección, una decisión, antes que la consecuencia de una práctica espiritual o la mera consecución de un objetivo material.

“Elijo ser feliz. Es mi decisión”. Esto es algo por completo diferente a lo que se nos trata de vender con el manido tema de la búsqueda de felicidad. La elección es bien diferente. A fin de cuentas: “Soy lo que elijo ser y termino por convertirme en el resultado de mi decisión esencial”, y por tanto consciente. Concluimos entonces que, la felicidad es un estado que se corresponde con la Conciencia pura, al que se puede acceder a través de una elección consciente.

No es posible alcanzar la felicidad como resultado de una búsqueda material o espiritual, porque en realidad tal estado está ya en el ser humano, pertenece a su última envoltura: Anandamaya kosha, envoltura de felicidad. Ya se es felicidad. Nuestra auténtica naturaleza se compone de felicidad, y también de Amor. No es algo a conseguir sino algo a decidir, y también a permitir que suceda.

¿Qué tiene que ver el Yoga con la búsqueda de la felicidad? Tiene que ver todo, pues al Yoga verdadero tan sólo le interesa una cosa: el estado último donde aparece la Conciencia pura. Si se lo sabe ver, todas las ramas del Yoga apuntan en la misma y única dirección: Sat, Chit, Ananda: Ser, Conciencia, Felicidad.

Como viene siendo habitual, el obstáculo para llegar a la percepción de tal estado es el propio ego. El ego y la personalidad son los ladrones de la felicidad. En efecto, el estado de felicidad existe, pero es impersonal. Se encuentra más allá de la estructura mental, egóica y personal. Nadie puede ser feliz pero sí se puede ser felicidad, tal es nuestro estado natural.

Ahora la felicidad tan solo depende de ti. Es tu elección. Es tu decisión. Nada ni nadie es responsable de tu infelicidad. Nadie es culpable de nada. Comprende y conecta con tu naturaleza esencial. Ya eres aquello que buscas. No concedas más energía a lo innecesario e impermanente. Aquello que buscas y necesitas de verdad está en ti, eres tú.

Emilio J. Gómez coordina el Círculo de Yoga Silencio Interior e imparte enseñanza individual de meditación.

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