El Yoga en la India

2013-02-23

Aunque parezca mentira, en la India también hay más profesores de Yoga que practicantes, Sin embargo siguen existiendo algunos auténticos maestros en vías de extinción. Escribe Sergio Martínez Pose desde la India.

Ghats al amanecer (Foto: Marcos de la Cruz)

“Como es arriba es abajo”, afirmaba Hermes de Trimegisto. De la misma manera me atrevería a decir, haciendo un paralelismo, “como es en Occidente es en Oriente”.

Existe el mito, visto desde ese lado del charco, de que, el Yoga es algo que se palpa en cada esquina, que se practica en cada hogar y que, con solo chasquear los dedos aparece un guru en tu puerta. Nada más lejos de la realidad. Como en Occidente, la mayor parte de los indios que practican Yoga lo hacen para reducir peso, para bajar el nivel de tensión arterial o para reducir el estrés. ¿Les suena?

Por otro lado, los que venimos a India desde Occidente buscando Yoga, lo hacemos con los bolsillos llenos (o por lo menos hasta hace poco; no mencionaré la palabra maldita). Esto ha hecho que en los últimos años hayan aparecido profesores de Yoga como champiñones, que se han lucrado del europeo o americano que, viendo a alguien vestido de color naranja, con un punto en la frente y un mala colgando del cuello, sacaban la billetera y pagaban para obtener el “samadhi”.

El verdadero Maestro de Yoga en India (y en cualquier parte del mundo) es un ejemplar en extinción. La tradición se ha, casi, perdido en manos de todo un sinfín de nuevos paradigmas del Yoga que buscan el beneficio por encima del bienestar.

No sé si se han dado cuenta, pero ahora, tanto aquí con allí, la gente ya no viene a practicar y aprender Yoga, sino que se vienen a formar y convertirse en profesores de Yoga. Esta ciencia milenaria es capaz de empapar las mentes del «que vuelva a sacar la billetera» en tan sólo 4 semanas. Entren en internet y véanlo por ustedes mismos.

Un camino sin atajos

Ya no hay profesores de Yoga sino formadores de profesores de Yoga. Y no es que yo esté en contra de ello. Ojalá el mundo estuviera plagado de yoguis y yoguinis… pero no hay atajos y el camino es largo y pedregoso.

El verdadero maestro diría: Nada se consigue sin esfuerzo, perseverancia y disciplina. A esto le llamamos Tapas en el vocabulario “yóguico”.

Sin querer ser un pesimista sino realista he de decir que no todo está perdido… Existen maestros verdaderos que han mamado desde su más tierna infancia el camino de la vida interior; seres que han desertado del mundo material para buscar en el mundo del espíritu.

Quizás no aparecen en Internet, quizás ya no estén en cuerpo presente como los Ramana Maharshi o los Ramakrishna Paramahamsa, pero su legado ha quedado grabado en los registros de la conciencia de este país todavía lleno de Gracia.

Vivo en La India y he encontrado a seres que me han mostrado cosas muy bellas, que han forjado mi voluntad y que me han abierto los ojos.

Este es un país para descubrir descalzo y a pleno sol.

Un país plagado de mendigos a los que les damos la espalda sin darnos cuenta que nosotros mismos hemos venido a mendigar no por un pedazo de pan sino por un pedazo de felicidad… Y esta, a diferencia del pan, nadie te la puede dar, sino que la has de encontrar dentro de ti.
El Maestro es aquel que te ayuda a verla para después decirte adiós.

Swami Nityananda de Gnanananda NIketan me decía en un encuentro personal: «Recuerda que no eres un mendigo, tú eres un Rey y así has de comportarte”. Quien tenga oídos, oiga.

Sergio Martinez Posehttp://www.viajesomindia.com/yoga.htm