Miedos del profesor de Yoga: la vulnerabilidad y el síndrome del pedestal

2018-05-31

Cuando te dedicas a trabajar como profesor de yoga, en algún momento puedes sentir la presión de que los demás te consideren una especie de superhéroe. Y quizás hayas oído: “Como eres profe seguro que no te duele la espalda”, “¿Tú nunca te estresas, verdad?”. Es hora de hablar con honestidad sobre otra de las inquietudes que rodean al profesor de yoga: el mostrarnos vulnerables y el síndrome del pedestal… Escribe Susi Mas.

Como he dicho en otras ocasiones la enseñanza de yoga ha evolucionado mucho en los últimos años, se ha pasado de un modelo de gurú-discípulo a profesor-grupo de alumnos. Todos tenemos en mente a los grandes maestros de yoga, seres iluminados que  compartieron con nosotros su sabiduría y enseñanzas.

En el filtro con que miramos el yoga puede que todavía pervivan creencias acerca de que un yogui es (o debe ser): vegetariano, místico, feliz, hiperflexible, tranquilo y que se levanta al alba para practicar el saludo al sol.

Aunque esos conceptos también van evolucionando, no es raro que de vez en cuando algún alumno te suelte alguna de esas creencias estilo: ¿a tí nunca te duele la espalda, no? Las personas de manera innata solemos tener una gran predisposición a ensalzar (o, por lo menos, a no cuestionar) a las figuras que nos enseñan o que nos ayudan, ya sea por gratitud o porque consideramos que saben más “del tema” que nosotros. En este terreno entran todo tipo de profesionales: profesores de yoga, médicos, terapeutas, masajistas, docentes, especialistas, etc.

Pero sobre todo nosotros (los profesores de yoga), al dedicarnos a un área en cierto modo espiritual, estamos más expuestos a que los alumnos nos pongan en un lugar que no es, ni de lejos, real. Por otro lado, es común que nosotros temamos mostrarnos en clase tal y como somos o como sentimos.

Ligado al Síndrome del impostor (que ya vimos en este artículo) la inseguridad y el temor de que nuestros alumnos descubran que no lo sabemos todo está unido al de mostrarnos vulnerables ante ellos.

No nos gusta sentirnos vulnerables, pero…

Cuando alguien está o se siente vulnerable quiere decir que puede ser herido física o moralmente. Por regla general no nos gusta sentirnos vulnerables, expuestos a la mirada de los demás, a la crítica o al juicio ajeno, y envolvemos nuestras “carencias” con apariencia y máscaras, como si mostrarnos tal cual somos fuera una muestra de debilidad o poco conocimiento.

Cuando evitamos la vulnerabilidad en clase procuramos que nuestros alumnos vean siempre nuestro lado bueno, flexible, ágil, centrado, sereno… pero además, al evitar la vulnerabilidad damos consejos que no nos han pedido, o hablamos sobre temas que no dominamos, o hacemos un ajuste que no tenemos claro, o admitimos mujeres embarazas en clase cuando no tenemos formación.

No nos gusta que los alumnos sepan que no lo sabemos todo, no nos gusta mostrarnos inseguros o vulnerables, y sin darnos cuenta alimentamos esa creencia en nuestros alumnos de que somos “superhéroes” y permitimos que nos pongan en un pedestal que no nos corresponde.

Desde el Instituto de Yoga intento transmitir que la enseñanza necesita alejarse de los misticismos para convertirse en una transmisión real y actualizada. Siento que los profesores de yoga tenemos el papel de educar a nuestros alumnos para que uno a uno vayan descubriendo el Yoga, el yoga sin apariencia, ni bombo, ni tendencia, el Yoga que sirve a cada uno de ellos sea cual sea su nivel o condición. En este papel entra el de mostrarnos reales y vulnerables en clase.

Cuando trasladas el foco de tu vocación y tu enseñanza de tu ego a tu alumno es cuando tus clases se empiezan a llenar. No te da miedo sentirse vulnerable ante tu clase porque tienes tu energía puesta en ellos, no en cómo ellos te ven a ti.

Vulnerables y sensatos

Personalmente siento que la vulnerabilidad es una emoción elevada, hermosa y noble, creo que además, saber mostrarse y ser vulnerable es muestra de que hay una gran confianza detrás, no solo a nivel personal sino vital; mostrarse vulnerable es creer en tu propósito más allá de ti.

Cuando eres vulnerable te muestras real, auténtico, tal y como eres, sin misticismos ni pedestales, con tus días malos, con tus peores asanas, con tus lesiones, con tus
carencias…pero también con tus mejores días, con tus mejores asanas, con tus éxitos y con tus talentos.

Todo eso eres tú y todo eso necesitan ver tus alumnos para conectar contigo de manera genuina y real, sintiéndote cerca, de igual a igual, sin miedos ni pedestales.

Por supuesto, vamos a seguir siendo profesionales con nuestra enseñanza. Con ésto no quiero decir que ahora permitas que tus clases pierdan calidad por haber pasado mala noche, o que descuides tu actitud en clase porque has cogido un atasco con el coche.
Seamos sensatos… y también, reales y vulnerables.

Susi Mas es profesora de yoga desde hace 10 años. Desde entonces está plenamente dedicada a la enseñanza y combina sus clases presenciales con su pasión por el mundo digital. Es fundadora del Instituto de Yoga, una plataforma online pionera en España comprometida con su deseo de que la labor de la enseñanza de yoga sea digna, reconocida y profesional. A través de su contenido y formaciones Susi acompaña a los profesores de yoga recién titulados a mejorar sus clases, potenciar sus talentos y generar ingresos estables.

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