Entrevista con Alejandro Torrealba: «Quienes desconfían del diálogo entre ciencia oficial y yoga son una minoría insegura»

2021-01-07

No hay nada como una lectura nutritiva. Os ofrecemos esta entrevista que merece mucho la pena leer disfrutándola (eso esperamos). Alejandro Torrealba es un maestro yogui y budista peculiar. Bien conectado con la realidad circundante, entiende el yoga y la meditación al servicio del bienestar social. En esta ocasión nos ha ayudado a deshacer algunos entuertos y mitos sobre el yoga. Es una entrevista YogaenRed.

Alejandro Torrealba

De izquierda a derecha, Alejandro Torrealba con Claudio Naranjo y Dhiravamsa.

Director del Centro Milarepa y del Circulo Rechungpa, que funciona como Centro de Estudios y Escuela de Formación de Profesores de Yoga, Alejandro Torrealba (miembro fundador de FEDEFY) ha residido como monje budista en monasterios y centros de retiro en India, Nepal y Tailandia, profundizado especialmente en los yogas de tradición tibetana. Miembro de la Arya Marga Sangha y de la Tradición Rimé, es cofundador de la Plataforma para el Dialogo Interreligioso Encuentro de Caminantes.

Licenciado en Geografía e Historia y sexólogo, en el presente impulsa programas fundamentados en la aplicación del yoga/meditación para pacientes oncológicos. Miembro de la Sociedad Sexológica de Madrid y de la Sociedad Española de Profesionales de la Sexología. Ha realizado el programa SAT, donde es docente por invitación personal de Claudio Naranjo. Director adjunto de la Asociación Internacional de Psicología y Psicodrama Transpersonal-AIPT. Desde Ágora, impulsa congresos internacionales de ciencia y meditación, el más reciente celebrado del 17 al 20 de diciembre pasado.

Pregunta: Los congresos Ágora de Ciencia y Meditación se caracterizan por haber logrado algo casi insólito en el ámbito del yoga y la meditación: un espacio de colaboración e intercambio entre sectores de la sociedad tan importantes como la medicina, la investigación científica, la educación, las ciencias sociales, el deporte, la cooperación… Como principal promotor de sus cinco ediciones desde el centro Milarepa, ¿qué espíritu o propósito principal inspiró en ti la acometida de este enorme esfuerzo?

Respuesta: En mi caso se me ha dado la oportunidad de expresarme en determinados foros. En los años ochenta era invitado por la Facultad de Ciencias de la Educación a impartir conferencias y cursos en la universidad de la Laguna, Tenerife, sobre atención y meditación y sus aportes al campo educativo. En los noventa pude compartir en los congresos de la Asociación Transpersonal Española-ATRE celebrados en Gran Canaria. Entre otras cosas hablaba sobre abrir proyectos en las áreas de la medicina integrativa y educación para la salud, donde las prácticas y estilo de vida propuestas por el yoga pudieran acompañar a personas enfermas, familias y sanitarios en general. También intentaba que viéramos posibilidades en el campo de la atención y meditación aplicados a la enseñanza.

Hablábamos de volver a la plaza del mercado, llevar la visión de lo transpersonal a la vida diaria cultivando la sabiduría en lo cotidiano, el altruismo y la compasión como solidaridad activa a través del encuentro en los otros. Estas iniciativas y acompañamiento eran realizados a título personal para, con paciencia y perseverancia, seguir sembrando allí donde se nos permitiera compartirlos. Mis maestros Pawo Rinpoche, Thrangu Rinpoche y Tai Situ Rinpoche, a inicios de los noventa, intensificaron este compromiso, y sus sugerencias y bendiciones las he sentido siempre muy presentes. Hablamos incluso de abrir espacios para el diálogo y encuentro interreligioso y espiritual, lo que cuajó en 2002 con la puesta en marcha de Encuentro de Caminantes en Canarias.

Fue a raíz de los encuentros con el Dr. Pedro Lara, director del Instituto Canario de Investigación del Cáncer, catedrático de medicina y alumno del Centro Milarepa, cuando la idea comenzó a hacerse realidad a una mayor escala y de ahí surgieron los congresos en 2009. A la misma se unen otros especialistas vinculados a nuestro centro, como el médico internista Dr. Juan Francisco Vigueras, también profesor del yoga; el catedrático de Psiquiatría Dr. Luis de Rivera, experto meditador; el especialista en medicina respiratoria Dr. Daniel López; y recientemente la Sociedad Canaria de Medicina Integrativa, encabezada por el Dr. Sergio Sánchez, todos ellos amigos de largo recorrido. A lo largo de los años fuimos incorporando a otros amigos de diversos sectores sociales y académicos, entre los que quiero mencionar muy especialmente a José María Márquez Jurado (Gopala) y a Luis Doreste, primer deportista español en ganar una doble medalla de oro en los juegos olímpicos.

La universidad ha estado presente desde el principio, hemos cuidado esta relación y sabemos lo delicada que es sostenerla, intentado que el grueso de nuestros ponentes aúne el conocimiento de la ciencia con la experiencia de la práctica meditativa. Ha sido un trabajo lento, muchas veces con recursos limitados y, a pesar de nuestra formación universitaria y los apoyos científicos y académicos con que contábamos, chocando también con bastantes prejuicios generados desde la rigidez mental y la falta de conocimiento de algunos sectores de la llamada ciencia oficial. Algunos portazos en la nariz, miradas, expresiones y actitudes desdeñosas también he recibido. En determinados sectores el estudio del yoga no tenía ni tiene suficiente aval, incluso de seriedad. Afortunadamente esto ya va pasando, pero todavía queda un largo camino por recorrer.

Deshaciendo mitos 1: ¿El buen yogui debe ser alérgico a la ciencia?

P: ¿Cuáles son las bases con las que se abordan estos encuentros Ágora? ¿Qué núcleo de interés, desde el yoga y la meditación, quieren trabajar o desarrollar, y qué temas (líneas rojas) se prefiere excluir o dejar a un lado?

R: Entendemos que la esencia práctica del yoga es la meditación, toda la metodología va encaminada hacia ella y el cultivo, como lo expresaba el Buddha, de una atención sabia que se proyecta en la vida cotidiana.  Esto no es teoría, se manifiesta en un compromiso ante la vida y permea todos los aspectos que tratamos en nuestro Ágora.  No es un congreso médico, ni siquiera es un congreso de yoga como los entendemos. Su visión es educativa y abarca cuatro grandes áreas: Educar para la vida, educar para la salud, educar para la paz y educar para la muerte. Esto nos da margen para hablar de todo lo que consideremos desde la seriedad académica, en un espacio donde la práctica juega un aspecto esencial, junto a conferencias y mesas de diálogo y reflexión común, con el compromiso de poner lo mejor de nosotros al servicio del bienestar social.

El yoga tiene mucho que aportar y nos interesa abordar su amplitud de propuestas, caminos y visiones en proyectos concretos. Hay congresos diversos y cada uno ocupa un lugar necesario, el nuestro es un espacio abierto para acercarnos al mundo de la ciencia y la universidad, donde hablamos de educación, salud y compromiso social. Esto es algo muy importante para nosotros, no son encuentros teóricos; queremos también dar a conocer lo que se hace, independientemente de que sean proyectos pequeños, pues hay personas y grupos en situaciones difíciles, y en lugares conflictivos, que abren espacios para el reconocimiento y valoración de nuestra condición humana, el cambio y la transformación personal y social que, a nuestro modo de entender, va a ello asociado.  Nos da igual el nivel socioeconómico o educativo de quienes los realizan, son ejemplos vivos de esta capacidad de servicio, conciencia social y transformación personal que intentamos vivir y promovemos y están ahí por derecho propio. Evidentemente, entre nuestros ponentes abundan practicantes que junto a la conciencia social acompaña la solvencia académica, esto es algo que queremos cuidar y define las características de nuestros invitados.

Hemos realizado cuatro congresos presenciales, este último virtual y los siguientes también lo serán.  Lo virtual ha venido para quedarse aún cuando en su momento reiniciemos los presenciales. Hay mucho trabajo y dificultades pero también muchas bendiciones detrás, las cuales se sienten con gratitud en los momentos de adversidad. Ahora, tras las alianzas con organizaciones hermanas en Brasil, el campo de acción continúa expandiéndose.

P: Un porcentaje nada desdeñable del sector del yoga en España tiende a desconfiar de la ciencia oficial, y también a dar la espalda al activismo y al compromiso social en la construcción de una sociedad más justa, sabia y compasiva. Tú eres un veterano meditador y profesor desde el yoga y el budismo. ¿Por qué crees que se da ese distanciamiento entre yoga/meditación y la ciencia? 

R: Siempre entendí que el yoga estimula tanto la transformación individual como la conciencia social, al tiempo que el interés por el estudio y la formación permanente. El nuestro es un mundillo muy particular, amplio y diverso, donde abundan practicantes y profesores muy cualificados también intelectualmente y comprometidos socialmente. También hay personas a las que le da igual lo que suceda a su alrededor; otros defienden principios muy cercanos a la extrema derecha, o consideran que ser profesores de yoga otorga alguna supuesta autoridad para debatir de todo como especialistas y en materias de las que apenas conocen.

El que uno tenga estudios universitarios o la mayor cualificación y conocimiento académico posible es importante, sobre todo si quiere acercar puentes con el mundo de la ciencia y la universidad, aunque a nivel de realización espiritual no tenga necesariamente correlación.  En el pasado muchos yoguis no tenía acceso al estudio si no procedían de clases dirigentes, pero afortunadamente nuestros tiempos son otros y hay que estimular la preparación. El saber es importante, nunca ocupa lugar, y desgraciadamente muchas personas interesadas en formarse como profesores adolecen de estudios básicos; otros lo que buscan es una supuesta salida laboral con formaciones de corto tiempo y que no exijan mucho a titulo de trabajo personal. Quizás podríamos paliar esto incorporando a los cursos de formación de profesores programas que estimulen al trabajo personal, el estudio y se animen a emprender una formación universitaria reglada.

Creo que quienes desconfían del diálogo entre la ciencia oficial y el yoga son una minoría insegura, por ambas partes. No hay que olvidar que también abunda en nuestro sector el intrusismo profesional con supuestos profesionales de la salud o la psicología, por ejemplo, que no han estudiado en ninguna facultad o presentan avales y cualificaciones más que sospechosas de supuestas universidades virtuales, donde ofrecen cursos rápidos y solvencia más que dudosa cuando no inexistente. Picaros hay en todos lados, también aquí. Hay que dejar claro que una formación en yoga no es sustituta de una cualificación terapéutica o académica; hay que tener cuidado con esto, y es un obstáculo para el diálogo con el mundo de la ciencia y la universidad.

Abrir puertas para este encuentro es difícil, lleva tiempo, mucho esfuerzo y sutileza, en cambio echarlo abajo es muy fácil, no hay que dar justificaciones para que nos cierren las puertas, cuando el horizonte ha de ser el abrirlas. Este ha sido un gran obstáculo con el que nos hemos encontrado.

Deshaciendo mitos 2: ¿Enseñar yoga confiere superioridad espiritual?

P. En una época tan compleja como la que vivimos, en la que hasta la práctica espiritual se intenta vender como una mercancía más, ¿cómo cuidar las enseñanzas del yoga?

R: Tengo claro que el yoga no pertenece a nadie, y por ello tampoco puede ser desvirtuado por nuestra ignorancia; nos trasciende en el tiempo. El espíritu es uno y las sendas diversas. El yoga también se protege sólo y, como toda filosofía perenne, no necesita abanderados sino gente feliz y coherente, que viva conforme a los principios que promueve. Personalmente no creo en monopolios de la verdad ni en caminos excluyentes, pero sí creo que saber cuidar esta transmisión y el legado que hemos recibido implica una responsabilidad, y a veces no somos conscientes de ello.  Este es un camino de elevación de la conciencia, transformación y liberación personal, no puede ser otra cosa si queremos llamarlo yoga; y está lejos del narcisismo y de una supuesta superioridad espiritual. El practicar yoga o enseñarlo no nos hace superiores, ni más sabios, ni mejores que nadie.

En nuestro mundo hay de todo, hay que hablar de ello. También existen presuntos practicantes, incluso profesores, que difunden mensajes racistas, clasistas o bulos manifiestos, donde la ética y el respeto a los principios yóguicos están claramente ausentes. Tampoco hay que olvidar que hay un submundo esotérico vinculado históricamente a ambientes nazis y fascistas, con gran interés en el yoga y sus prácticas como vías de acceso a un poder interno, pero lejos de su contenido espiritual. Por ejemplo, el Bhagavad Guita inspiraba tanto a Gandhi como a Himmler, el jefe de la Gestapo y de las SS, quien recomendaba a sus subordinados su estudio y la practica del yoga, junto a una alimentación adecuada cuando no directamente el vegetarianismo, sobre todo a los que realizaban las masacres en los campos de concentración, sometidos a grandes niveles de estrés. Alguien como Julius Evola, un orientalista y filosofo italiano vinculado al fascismo y autor de libros sobre Tantra, pasaba meses enteros entrenando a los miembros de las SS, a los que admiraba. Razones tenían Jung y Willhen cuando, recordando las enseñanzas antiguas, expresaban que “en realidad, poco o nada depende de la práctica, todo depende de la persona. La práctica adecuada en manos de la persona inadecuada se convierte en una práctica inadecuada”.

P: El ejemplo personal es la auténtica prédica… 

R: Si el yoga se presenta como un camino de desarrollo de la conciencia, lo es porque también depende del grado de coherencia y decencia con el que se vive, al menos intentarlo. La ética es la base de todo el proceso. Buddha decía que “el nirvana, el Dharma, está en los Preceptos; quien no los viera en ellos, no los encontraría en ningún lado”.  Personalmente, soy discípulo de maestros y maestras que se consideraban a sí mismos “principiantes”. Nos enseñaban que la verdadera maestría es la que se alcanza sobre sí mismo, única digna de realizarse y merecedora de este nombre, y nadie dijo que era un camino fácil.  Tal y como me enseñaron, un verdadero gurú es quien lleva luz a su propia sombra, cultiva lo mejor de sí mismo y lo pone al servicio de los demás, pero no anhela ni busca poder sobre los otros y mucho menos ser un maestro o referente para otros, sino alcanzar la maestría personal y ponerse al servicio de la vida.

Desde el momento en que alguien se considera más sabio, mejor y superior que otros, sería bueno buscar ayuda terapéutica. Los dharmas mundanos, el deseo de títulos, reconocimiento, fama, honores, riqueza, etcétera, son un gran obstáculo; diría que son el gran obstáculo y la gran prueba, una manifestación clara de la ignorancia en todo su esplendor. Nunca vi cursos de formación de maestros o de gurús. En los centros de retiro donde vivía había un letrero: “Aquí no se viene a ganar títulos, sino a perderlos todos”.

P: En los últimos tiempos incluso han salido a la luz casos de maestros de «reconocido prestigio» que se aprovechaban de su autoridad espiritual para cometer todo tipo de abusos.

R: Yo recuerdo a algunos supuestos gurús con quienes me he encontrado en el camino… Intento no olvidar esto ni desdeñarlo por lo que me sirven como ejemplos a no seguir. Algunos con grandes ínfulas y pretensiones personales, adornados con títulos de doctor fraudulentos. Abundan. Otros amenazando a quienes no seguían su cuerda, o les cuestionaban su conducta, con supuestos poderes ocultos y calamidades personales si no eran dóciles, también abundan, y alguno de ellos era tibetano.

El campo del yoga, meditación, tantra, etcétera, también da cobijo a personajes sin escrúpulos y poco sentido de la decencia. Esto puede apreciarse en el caso de organizaciones sectarias, donde los abusos de poder se manifiestan en lo económico, control interno o también de orden sexual. Encontramos estructuras piramidales al servicio de personalidades egoicas y narcisistas, sostenidas por redes de complicidades varias entre sus discípulos, donde los escándalos abundan; algunos salen a la luz y otros se mantienen ocultos. El mismo Buddha hablaba de los “pícaros que vestían el manto amarillo”, en su propia sangha. Hay que reconocer también esto; existe, y hay que ser muy prudentes con quienes nos asociamos.

Cuando nos acerquemos al mundo de la ciencia y la universidad, nos sacarán todo esto a relucir y debemos saber situar las cosas en su justo lugar.  Afortunadamente, el mundo del yoga en su esencia es un camino hermoso, profundo y transformador. En todos lados abunda gente noble, sana, con principios y dan motivos para sentirse agradecido por tan buena compañía en el camino.

Deshaciendo mitos 3: ¿Se alcanza la perfección desde la desafección?

P: ¿Qué opinas de ese cerrarse al exterior, de ese distanciamiento respecto a las inquietudes sociales, de un buen número de seguidores del camino espiritual? ¿Un meditador ha de renunciar a juzgar situaciones y a comprometerse en la defensa de los derechos humanos?

R: Allá cada quien con su conciencia; no hay que perder tiempo en ello ni esperar nada al respecto. Buddha decía que “el trono de la verdad se asienta en la justicia, y no hay paz allí donde no hay justicia”. Pienso que no hay desarrollo y transformación personal posible si no nos encontramos en y con el otro, si no hay un cambio en la mirada ante la pobreza, las injusticias y desigualdades sociales, abriendo el corazón a la empatía y el compromiso de ser agentes del cambio, potenciando sociedades más humanas y por ello democráticas, participativas, cultas, solidarias y justas en lo social, con un mayor sentido de fraternidad universal y donde el respeto a los derechos humanos sea el marco de referencia,  comenzando con quienes tenemos al lado, sean quienes sean. Como bien decía Gandhi, “mi prójimo es todo lo que existe”.

En el budismo se dice que no hay mayor error que considerarse separados del resto del universo y que el universo es el otro, de ahí los votos del Bodhisattva.  Por tanto, no hay equidistancia posible para alguien implicado en el camino espiritual. La sabiduría resplandece en el comportamiento; nuestras obras dicen quiénes somos, y quien ante la injusticia guarda silencio o mira hacia otro lado, ya ha tomado partido; es cómplice y se ha colocado al lado del verdugo.

P: ¿Podrías resumir cinco logros o hitos significativos habidos en los Congresos que te hayan resultado especialmente remarcables?

R: Respecto a algunos logros, están a la vista en todos los proyectos y puertas que se han abierto, pero querría compartir algo que hemos aprendido y nos resulta de utilidad, por si sirve a alguien:

1º. El diálogo entre el mundo del yoga y la ciencia es posible y deseable, abundan iniciativas y ejemplos ya en muchos países. Es importante apoyarse en ellos y abrir espacios en el marco local sin demasiadas expectativas, ya que no tenerlas facilita las cosas. Si vamos hablando desde el yoga, asumamos el compromiso que ello supone del ser veraces y honestos con nuestra presentación, nivel de conocimiento y lo que promovemos. Si no es así, pondremos piedras en el camino propio y el de otras personas e instituciones que sí están por la labor.

2º Estos espacios hay que cuidarlos y disfrutar del empeño, animando a los profesores y practicantes de yoga a una formación y preparación constante, tanto a título personal como académico. En el Centro Milarepa, parte importante está en animar a los estudiantes a realizar el programa SAT con la Fundación Claudio Naranjo. También que vivan sus sueños y tomen iniciativas independientes. Esto es parte del espíritu que nos inspira, que se expanda allí donde se abra una puerta.

3º El mundo de la universidad y de la ciencia oficial es muy sensible, también abundan los prejuicios y hay que andar con respeto y comprender esto. Saber escuchar, dar su lugar a los investigadores y expertos es fundamental e importante para abrir puertas. La seriedad personal y el rigor académico son necesarios en todo lo que presentemos, tenemos una lupa encima. Si una puerta se cierra, no preocuparnos; analizar el porqué, ver otras opciones y continuar adelante. No compararnos, pleitear ni discutir con nadie, no perder el tiempo y asociarnos con personas que sepan más que nosotros; nos sorprenderá cuántas posibilidades se abren. También en el mundo de la ciencia hay personas e instituciones con ganas de aprender, compartir y colaborar; sólo necesitan estar seguras de que somos serios, sabemos de lo que hablamos, proponemos y somos rigurosos en lo que planteamos y los compromisos que asumimos. Ellas también ponen en juego su crédito y prestigio cuando se abren a nosotros y nuestras propuestas. Tienen el derecho y la obligación de ponernos a prueba, y nosotros, los del estar a la altura.

Seleccionar a los colaboradores y con quienes deseemos unir esfuerzos; así no nos llevaremos sorpresas desagradables, pues también hay personajes dispuestos a apropiarse de los logros y proyectos ajenos. Reservarnos el derecho de admisión y exclusión es muy importante; otros lo harán con nosotros y eso también es correcto. Abundarán los portazos en la nariz y las expresiones y miradas desdeñosas;es parte del proceso, no preocuparnos por ello y seguir adelante.

5º Tener confianza: por poco que se haga ya es algo importante.

P: Para terminar, ¿qué consecuencias o efectos desearías que se extrajeran de este quinto encuentro en Ágora?

 R: Ha sido un Congreso de ratificación y confirmación publica de nuestros proyectos y vínculos con organizaciones hermanas en Brasil, incluso a nivel institucional con el apoyo de su consulado en Las Palmas. Junto a la sede en Gran Canaria ahora ya trabajamos para en el año 2022 con dos congresos, uno en Brasilia y otro en Rio de Janeiro, con la implicación de la Universidad Internacional de la Paz-UNIPAZ, la Universidad Estatal y el Jñana Mandiram en Brasilia. En Rio de Janeiro con la Escuela Gestalt Viva Claudio Naranjo, la Universidad de Santa Úrsula y el Instituto Cultural Brasil-Japón. En Porto Velho, Rondonia, estamos unidos con la asociación ACUDA, con quienes colaboramos en programas en el marco de las prisiones en pleno Amazonas.

Personalmente había trabajado por años en la prisión de Tenerife II, luego marché a Asia donde fui ordenado monje. Uno de mis maestros, el muy querido y recientemente fallecido Chokling Rinpoche, me decía que volvería a impulsar proyectos en prisiones, etapa que ya daba personalmente por cerrada, que enseñaría el Dharma en lugares que ni sospechaba y tendría discípulos entre la gente más peligrosa. A fe mía que ni imaginaba entonces a qué se refería. Ahora hay proyectos que estudiamos para Brasilia y Rio con niños y niñas de la calle, prisiones y  proyectos en favelas. También hemos iniciado en Canarias un proyecto en la Prisión Provincial Las Palmas I. Por poco que se haga ya es una ayuda  y el trabajo es inmenso, pero hacemos nuestra parte. Akong Rinpoche, uno de mis maestros y referentes principales, cuyo ejemplo y bendiciones siento muy presentes, decía que había que ayudar allí donde se pudiera, aunque fuera sólo a una persona.

Esperamos celebrar ediciones de nuestro Congreso en otros lugares, solicitudes hay para México, Chile y ciudades como Sevilla, Madrid o Barcelona. No ha sido fácil este recorrido, requiere confianza, paciencia, prudencia, determinación y pocas expectativas, entendiendo que estamos abriendo puertas que faciliten estos espacios. Han sido congresos muy artesanales, autofinanciados en su mayor parte con los recursos que personalmente o en el Centro Milarepa podíamos generar, cubrir gastos como objetivo económico y, gracias a nuestras amistades, contar con una nutrida red de ponentes altamente cualificados en el campo de la ciencia, a la vez que generosos y altruistas.

Las bendiciones de mis maestros han estado siempre presentes, Claudio Naranjo nos honró con su asistencia en el III Congreso. El reciente fue abierto y clausurado por Ajanh Dhiravamsa, a quien llevo siempre en mi corazón, y hemos contado con la presencia de amigos y hermanos del Dharma como Tritul Rinpoche, Gopala y los maestros Zen Sohaku Bastos y Denko Mesa.

El Cabildo Insular de Gran Canaria, a través de la Consejería de Cooperación Institucional y Solidaridad Internacional, con su consejero Carmelo Ramírez al frente, ha tomado la iniciativa de apoyar nuestros congresos y eso facilitará las cosas. Ya lo hacía antes con las ayudas que nos otorgaba y por muchos años a programas de desarrollo en Tibet, a través de la fundación ROKPA. Hay que ser agradecidos y hacerlo públicamente.

Nuestro Ágora es un proceso vivo. Estamos de paso y después de nosotros vendrán otras personas que encontrarán el camino más despejado, tomarán el relevo y mejorarán el trabajo siempre con una vocación de servicio y compromiso con la sociedad. Esta es nuestra visión y en ello estamos.

Nota de la Redacción: Iremos publicando grabaciones de ponencias del último Congreso Ágora Congreso de Ciencia y Meditación en las próximas semanas.