Meditar en tiempos difíciles

2020-04-17

Vivimos un momento único en nuestra reciente historia. Un tiempo en el que hemos parado toda nuestra vertiginosa actividad como sociedad para luchar contra un virus que nos amenaza con una masiva capacidad de expansión y efectos en la salud en muchos casos devastadores. Escribe José Manuel Martínez Sánchez. 

El miedo y la incertidumbre son dos experiencias que se están vivenciando, para muchos, como nunca antes, dejando con ello un profundo halo de ansiedad y estrés ante esta situación tan abismal.

¿Cómo encauzar desde esta situación actual nuestra práctica en la meditación, ya sea iniciática o habitual? ¿Cómo integrar estas nuevas sensaciones y vivencias interiores para volver a la conciencia testigo, a la ecuanimidad, a la paz interior? Sin duda las adversidades nos ponen frente a las cuerdas de nuestra evolución espiritual y de alguna manera nos invitan a crecer, a dar un salto casi cuántico en nuestro trabajo interior. Algo parecido a un surfista que de pronto se enfrenta a una ola de cualidades inmensas nunca vistas antes. Naufragar o surfear las olas. He ahí la cuestión. Es un reto, una invitación a practicar lo aprendido, a poner toda la carne en el asador.

Quizá nuestra vida habitual ha sido fracturada pero no con ello la mente se ha detenido. Ahora hay otras nuevas distracciones que se han hecho más grandes y evidentes para muchos, como esas olas del surfista. Redes sociales, teléfonos móviles, televisión… Facebook, YouTube, Instagram, Netflix… la información, las imágenes, la saturación de contenidos… Todo ello puede añadir más miedo, ansiedad, hiperactividad mental, etc. A todo ello puede sumarse una situación complicada familiar, económica, de salud, etc.

Quizá el primer paso es asumir esta nueva realidad. Aceptar lo que hay. Lo que nos ha tocado vivir. Aceptar lo que sentimos por dentro. No luchar contra nosotros mismos. No luchar contra nuestro malestar. Y luego empezar a respirar con él. A no oprimirnos en esas sensaciones que la mente azota sobremanera. Vamos ahora aplicando con delicadeza lo aprendido. Ese mirar al momento presente con un silencio y una respiración consciente. Ese suspiro de conciencia que nos invita a parar, a escucharnos, a liberarnos poco a poco a través de una conciencia plena que empieza por ese cuerpo lleno de tensiones y bloqueos. Tal vez nuestra práctica no empieza ahí arriba, en esa mente saturada y vulnerable, sino en este cuerpo oprimido, que ha somatizado todo ello. El hatha yoga es ese camino que canaliza, equilibra y armoniza toda esa energía que recorre y une cuerpo, mente, emociones, conciencia…

Abrirnos al momento presente

El hatha yoga libera los nudos energéticos, esos bloqueos que se traducen en pensamientos o emociones negativas, en dolores físicos, en ansiedad… Nos toca recorrer el cuerpo que habitamos, escucharlo, sentirlo y permitir que se abra, que se exprese y libere. Tal vez sea con el Saludo al Sol o con una danza consciente a la luz de la luna y de una bella música… Lo importante es tocar nuestra corporeidad para decirle que estamos ahí, que puede seguir viviendo, seguir respirando, aunque haya miedo, aunque haya incertidumbre…

Desde el cuerpo la semilla del loto de la mente puede florecer en conciencia. Desde lo más humano y tangible podemos tocar lo intangible, podemos abrirnos al momento presente con una conciencia desnuda y liberada a través de un proceso natural que consiste en aceptarnos, en permitir que todo sea como es, en abandonar la lucha para empezar a confiar, a descubrir nuestros recursos internos.

Como nos invitó Buda a hacerlo, solamente cuando inhales toma conciencia de que estás inhalando, y cuando exhales toma conciencia de que estás exhalando. Ahí empieza la práctica, es sencillo. Simplemente date un descanso en esa identificación con el sufrimiento. Simplemente respira.

Simplemente observa lo que sucede. Da un paso atrás y sé testigo. Puede que no sea fácil, y menos en este momento. Date cuenta también de eso. Sé testigo de esos miedos, de esas incertidumbres… Pero no olvides que respiras. No olvides que hay un momento presente, que hay sensaciones nuevas a cada instante, que hay olores, sonidos, sabores… No te olvides de este instante. Regresa a él siempre que puedas. Regresa a ti mismo. Regresa a este lugar donde puedes observar con total apertura lo que haya que vivir aquí y ahora. Deja que tu respiración sea ese anclaje donde amarrar y dar descanso a la mente, al pasado, al futuro… Al inhalar,  me doy cuenta de que inhalo. Al exhalar, me doy cuenta de que exhalo. Ahí empieza la práctica.

José Manuel Martínez Sánchez. Profesor-Máster de Yoga (500H). Experto en Meditación y en Yoga Restaurativo (Escuela Internacional de Yoga). Máster en Psicología Humanista. Filólogo y escritor. Dirige el centro Prana Yoga en Albacete (www.prana.es). Autor de diversos libros sobre meditación y espiritual, entre otros: Buscando la paz interior, Hacia el despertar espiritual y La luz de la conciencia.