¿Por qué me tocas?

2017-11-20

Tocar al alumno en los ajustes amplifica la instrucción verbal y nos conecta con una sabiduría latente en nosotros que hemos conocido desde la infancia, una sabiduría que sana el cuerpo y la mente. Compartimos por su interés esta entrada del estupendo blog El Reino de Nita, que te recomendamos (Nita Miralles organiza un retiro de Ashtanga Mysore el 6 de diciembre, que puedes ver al final del artículo).

¡Ojo! No digo que haya una sola forma válida de realizar asana sino que cada cuerpo anatómicamente es diferente; por lo que cuando yo hablo de corregir es acorde a tu cuerpo, y expresamente modificando cualquier parte que pueda estar expuesta a ser lesionada.

Últimamente he leído artículos y visto incluso blogs hablando sobre ajustes en clases de Yoga.

Preguntas como ¿Alguna vez te han tocado en una clase de yoga sin pedirte consentimiento? o ¿Te han dado un ajuste super intenso innecesario? son comunes en estos artículos.

Tengo curiosidad por conocer cuál es el objetivo de esos artículos. Fácilmente podría asustar a un practicante y ayudar a minimizar aún más el contacto humano. Quizás el propósito reside en que el estudiante esté atento para que no haya manipulación por parte de su profesor. Podría ser inseguridad por parte de un profesor que quiere cubrirse las espaldas. E incluso podría interpretarse como un ataque hacia otros métodos de enseñanza.

Porque si lo miramos desde el otro lado, profesores que ajustan constantemente y corrigen podrían decir lo contrario: ¿Has estado en una clase de Yoga y no te han ajustado o tocado? ¡Eso es inadmisible!

Dejando exageraciones a parte, el contacto es muy importante pero hay que tener en cuenta dos factores fundamentales: la forma de tomar contacto y la predisposición de la mente que habita el cuerpo que lo recibe.

Nuestra piel es el receptor sensorial más grande de nuestro cuerpo, por lo que cuando alguien nos toca y el tacto no es violento, sexual, atemorizante o amenazante, la mayoría de las personas que reciben un ajuste lo experimentarán como una conexión positiva con el otro.

Tocar amplifica la instrucción verbal y nos conecta con una sabiduría latente en nosotros, que hemos conocido desde la infancia, una sabiduría que sana el cuerpo y la mente. Permite que las personas sientan cómo se debe sentir la postura y puede hacer que el estudiante se sienta nutrido y cuidado. Si el estudiante es nuevo o el ajuste que quiero realizar es más profundo de lo habitual, yo siempre les pregunto a los estudiantes si el ajuste se siente bien. Invito constantemente a los estudiantes a que hablen y me hagan saber si algo no se siente correcto.

¿Por qué hay profesores de yoga que tendrían miedo al tacto?

Creo que es potencialmente la herramienta de enseñanza más sólida tanto para corregir la alineación como para hacer contacto personal. Especialmente cuando lo has intentado verbalmente pero el estudiante todavía no lo ha entendido. No todos aprendemos y procesamos la información de la misma forma.

Si un maestro teme guiar con el tacto cuando sabe que ayudaría, dice más acerca del maestro que del alumno. Podría decirse de los prejuicios, miedos a la reacción del estudiante o inexperiencia del propio profesor. Es posible que se deba a experiencias pasadas no gratas con otros estudiantes.

Pero no por ello hay que renunciar, sino aprender de qué manera hacerlo.

Además, un ajuste bien hecho te permite no sólo profundizar en la asana en términos de “superación¨sino también de comprensión y confort. Entender qué músculos mover, qué articulaciones juegan un papel fundamental o el ritmo de la respiración en esos movimientos te ayuda a transcender la asana para encontrar el bienestar y así empezar realmente a practicar Yoga.

Por tanto, depende del enfoque, pero siempre manteniendo presente estos aspectos, un ajuste se convertirá en un valor añadido:

1. Ser respetuoso, respetando los límites físicos del estudiante y su derecho a decir ¨No¨, o ¨Hoy no¨.

2. Observa e interactúa con el estudiante. Que sepa que lo vas a tocar sin asustarlo.

3. Es su postura, no la tuya. Revisa tus intenciones antes de ajustar, recordando que es por el beneficio del estudiante no para satisfacer tu ego.

4. Vigila las palabras, tono y energía que tienes al ajustar, corregir, etc.

5. Practica Bramacharya: no dejar que la energía sexual esté presente en ningún momento. Como guía, si sientes eso por parte del estudiante, restringe la interacción física o se más cauteloso con los ajustes hasta que el estudiante haya calmado esa energía.

6. Más allá de la técnica, revisa por qué voy a tocarle, qué quiero transmitirle más allá de la asana.

Es totalmente legítimo que todos tengamos nuestra opinión personal basándonos en nuestra experiencia tanto como profesores como alumnos, y por supuesto en relación con vivencias ajenas a la práctica fuera de la esterilla, que condicionan nuestra mente y comportamiento. Sin embargo, por eso practicamos Yoga, para contemplar y cambiar esos condicionamientos. Permitirnos ser vulnerables y sentirnos seguros confiando en nuestro guía.

Como estudiante, si no confiamos en nuestro guía entonces bien podemos cambiar a otro o podemos comunicarnos y expresarnos para entender la raíz de esa incomodidad. Tal vez sea el propio maestro el que ha de preguntarse si la técnica o pasos que utiliza son los más adecuados para esa persona, aunque esto no exime al estudiante de su trabajo personal, el cual es mirarse a sí mismo y cuestionarse si es la metodología de los guías o sus barreras creadas a lo largo del tiempo las que le limitan.

Es una evolución en equipo.

En definitiva, retomando el por qué de escribir este artículo, todavía no encuentro sentido en hacer una declaración del tipo ¨Los ajustes son innecesarios¨ basados en nada, con el objetivo de realzar tu enfoque de enseñanza y darle una patada al modo de enseñar de otros. A mi parecer, es una forma penosa de asustar a practicantes que no estén acostumbrados a ser tocados y condicionar a los nuevos.

Si quieres destacar tu tipo de enseñanza, el estilo que enseñas y la forma en qué lo haces es innecesario criticar o menospreciar el trabajo de otros. Eso dice mucho de tu enseñanza y persona.

En caso de que después de leer esto sigues sin querer tocar a tus alumnos por tus razones personales, energéticas, etc, me parece estupendo, pero no utilices la visión de otros para justificar tu método.

Puesto que si tu crees en tu forma de enseñar no tienes porque justificarla sino simplemente compartirla.

Vive tu vida con el corazón, comparte desde la humildad.

Y tu experiencia tocará, y sanará a otros.

Nita Miralles es profesora de yoga certificada por Yoga Alliance E-RYT 200hr. Continua formación con profesores certificados & autorizados viajando alrededor del mundo (John Scott, Rolf Naujokat, Nea Ferrier, Roee Weiss, PJ and Larisa Heffernan, Kirsten Berg & Mitchell Gold ). Estudiante anual de KPJAYI desde el 2015.

Lee el artículo original AQUÍ y sobre todo no te pierdas el vídeo que lo acompaña.

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