Las memorias / 2

2016-12-16

¿Qué hacer con las memorias de la vida? La reveladora historia del yogui Jaigīṣhavya. Escribe David Rodrigo (Āchārya Jijñāsu), maestro tradicional de  Advaita Vedānta. (Ver la primera parte)

La visión lunar, intuitiva, femenina de esta realización de su pasado-presente rabiando por ser futuro-presente volteó totalmente su comprensión de sí mismo. Después de eso, ya nunca volvería a ser el mismo. Pero estaba roto, roto y perdido, como la madre que pare a su hijo entre las altas montañas indias que moldea cada día Mumbai en las barriadas de sus propias miserias. Montañas de ceguera, codicia, injusticia, aberración, dolor, arrepentimiento, esperanza, amor, alegría y destellos brillantes que parecen erosionar la morada de Luz eterna, el Señor Himalaya.

Atrapado, Jaigīṣhavya ni podía regresar a su estado anterior de hombre ordinario ni sabía torear a sus memorias infinitas para poder seguir, cabalgando, creciendo espiritualmente, desbloqueando su alma libre, buscando la Verdad de sí mismo, en sí mismo, la dicha y el amor verdaderamente absolutos. No podía renunciar, pues no era ciertamente dueño de sí. De él mandaba su corazón, potro salvaje, autoridad sin otra autoridad, abierto en canal, perdido y sabio ahora.

´¡La liberación no debe existir, o es imposible aquí, para nosotros, al menos para mí, seguro! No estoy preparado. ¡Me muero!´, reventaba su corazón ahogando a quienes le amaban, árboles torcidos que lanzan cuchillos odiando a muerte para proteger a sus frutos. ´¿Qué estoy haciendo con mi vida? ¡He arruinado mi vida y la de mis seres más queridos! ¡Soy horrible!´.

Lloró. Lloró, como antes, y se desplomó, como un hombre ordinario, como el soldadito cojo y su preciosa bailarina, a quien nunca vio bailar, fundiéndose en corazón en el infantil fuego inquisitorio que pretendía quemar al guerrero. Cayó como hacía tantos años que no se derrumbaba, hundiéndose en el lodo oscuro de la depresión, el dolor y la confusión.

´Tenemos una mente inconsciente infinita. Puede acomodarlo todo. El subconsciente integra, acoge toda la acción y uno actúa constantemente. Y cada acción tiene un resultado que uno mismo tiene que experimentar antes o después -analizaba al serenarse en otra tregua-. ¿Cómo voy a escapar de todo ello? ¡Es imposible! Todo lo guarda a buen recaudo y me lo trae a su debido tiempo. ¿Cuándo quiera quién? ¿Quién decide los momentos de fructificación del karma acumulado en el pasado sin inicio? ¿Quién mueve los hilos de mi destino? ¿Cómo salir de este círculo vicioso de oscuridad con destellos de neón? ¡No hay salida! Ya está, ya está, se acabó… ¡No puedo más!´

´¡Por Dios! ¿Qué diablos es esto, la vida? ¿Qué sentido tiene todo esto? ¿Qué belleza? Todos estos karmas es imposible que vengan a mí de golpe, en una sola vida. ¿Qué fuerza activa unas semillas del karma y deja otras dormidas? ¡Qué sé yo!´

´Y ¿cómo empezó todo esto? ¿Cuándo, cómo y por qué yo me involucré por vez primera en esta cadena sin principio ni final de nacimientos, karma ´trabajo´ y deseo? ¡Sólo sé que no sé nada!´. (¿Sócrates-Jaigīṣhavya, Jaigīṣhavya-Sócrates? ¿Antes o después? ¿Diferentes o el mismo? ¿O puede que ni la ignorancia ni el Conocimiento sepan de autoría?)

Su mente-corazón, en el centro estático del huracán, se acercaba a tientas al abismo del colapso.

Pero era un yogui. Y no se rindió. No se abandonó en pretextos bien sonantes en la melodía disonante de lo superfluo, notas mentales.

Respiró, se calmó en cuerpo y mente y volvió a su reflexión: ´Puedo ver la historia de trillones de vidas futuras para mí. No puedo ver cómo mi alma empezó por vez primera este viaje exterior, cierto. Pero sí tengo la libertad ahora de re-escribir y borrar al menos los karmas latentes que veo ahora, aunque habrá muchos más. De modo que voy a re-escribir mi historia, mi presente y mi destino. A tomar las riendas de mi vida´, se reanimaba de nuevo.

Entonces, Āvaṭya, un sabio inmortal, sintió que alguien le llamada sin saberlo. La determinación equivocada y la necesidad de Jaigīṣhavya, la llamada. Su hermosa capacidad y su confusión llamaron sin saber que llamaba. Y aquel vino. Como siempre viene.

Āvaṭya, sirviendo a su maestro primordial, Bhagavan Narāyaṇa (forma de Dios), trabaja sirviendo a los buscadores espirituales avanzados que han quedado estancados en niveles elevados pero que no por ello desisten, aún yendo a ciegas. Āvaṭya  se da porque se debe a los de potencialidad taponada.

Con la intención de cortar de raíz el último nudo de la ignorancia que asfixiaba el corazón del yogui, Āvaṭya salió del océano de Consciencia pura y entró por amor en la ola destructiva de la mente-corazón de Jaigīṣhavya. Este se postró ante él y Āvaṭya, levantándole dulcemente, le dijo: ´Querido, te ha superado el descubrimiento del campo inmenso de tu subconsciente, cargado del barroquismo de tu propio karma. No te ahogues en tu propia complejidad. Dime, ¿cómo puedo ayudarte?´

-Tras dar mi vida entera a tantas prácticas yóguicas, es desalmado, atroz, descubrir el karma infinito que me espera. Que no sé ni qué es ni dónde empieza ni por qué, pero lo que alcanzo a ver ya es infinito. Imposible de trascender -contestó el yogui-. Sólo sé que no sé nada -repetía cabizbajo.

-Por tus tapas, intenso ascetismo, renuncia de lo mundano y disciplina de las exigencias del cuerpo en aras de la perfección espiritual, y por tu meditación has podido entrar y ver la inmensidad de tu mente subconsciente, donde se almacenan las impresiones sutiles de tu karma pasado. Estás explorando conscientemente tu subconsciente. Crees que estás investigando, observando el contenido de tu mente, para entender, seguir trascendiendo capas en ti hasta alcanzar la Verdad innegable, sin nada más allá, pero no es cierto, querido.

Estás totalmente (activamente) involucrado en tu mente, que es Māyā, capas superimpuestas de multiplicidad, acción y efectos que ocultan la Verdad y te confunden. Estás totalmente implicado en Māyā, caído en el movimiento de la ilusión de lo percibido, sin poder distanciarte y, por tanto, sin conocer más allá, la Verdad inmutable, eterna, que es el sustrato donde Māyā se despliega y repliega constantemente.

No es lo mismo investigar-observar para entender correctamente que implicarse-siendo y dejarse arrastrar por la furia infinita de la corriente del karma -le repuso Āvaṭya, el sabio inmortal-. Levántate por encima de Māyā (lo inconsistente, efímero, lo que viene y va, cambiante, múltiple), desidentificándote de lo conocido (experimentado como otro), y verás qué o quién está abajo, en su corazón interior, quien conoce, Conocimiento mismo, que es su Ser, su Verdad. Y lo verás en ti mismo. Es decir, lo serás. Porque lo eres.

-Oh, océano de compasión, dime por favor ¿cómo puedo levantarme por encima de Māyā?

Āvaṭya contestó: ´El primer paso para desgarrar el velo de Māyā es afilar tu intelecto, como una flecha de luz, de modo que podrás entender claramente por qué estás atraído por conocer tu pasado y tus memorias. Tu interés en tu pasado y en tus memorias es un indicador de tu deseo de reclamarlo como propio, de conocer tu presente y tu futuro, de experimentarlo. Es decir, de experimentar karma. Tu apego a tus memorias es indicador de tu deseo de  continuar siendo sujeto limitado de acción y de sus experiencias resultantes. Es decir, de seguir siendo alguien diferenciado y, por tanto, de no ser todo ilimitado.

Sigues sin darte cuenta de que tu falsa identidad individual es tu verdugo, tu apego es tu horca, tus memorias, tu soga.

Este deseo de apropiarte de tu pasado, de seguir haciendo y experimentando en el presente y en el futuro, se debe a tu apego, que es la forma que toma la confusión, la ignorancia, la oscuridad proyectada en el multicolor de tus percepciones, memorias y emociones. Y ese apego te lleva al dolor.

Ahora eres consciente de que el tono base del pasado que se guarda hasta manifestarse creando tu presente es doloroso, ya que el sujeto del karma es un actor limitado en la negra noche eterna. Lógicamente, no deberías tener el deseo de volverte a asociar con acciones de resultados dolorosos. Y a pesar de ello estás recogido en ellas, atrapado, sin fuerzas para salir. Sin luz. Sin claridad con la que reconstruir la paz, la calma interior, y seguir creciendo. Estás concentrado (meditando, reflexionando) en tus memorias, involucrado en tu acción, empapado de ellas. ¿Por qué? Querido, porque estás apegado a tus acciones, el fruto de tus acciones y sus impresiones sutiles (tus memorias).

Los atesoras en tu campo mental, en el museo de tu mente-corazón-convicción-sentimiento, incluso a pesar de que ahora sabes -en tu conocimiento todavía yermo, sin efecto, sin cambio efectivo en ti- que son inútiles, feos y dolorosos porque son limitados, el bucle vital. Atesorándolos continúas siendo aquello en lo que te has convertido: ¡El peón del trabajo y la paga (karma)! ¡Cuándo eres dueño y Señor de la ciudad de las nueve puertas que es tu cuerpo! ¡Cuándo en verdad eres autoridad sin autoridad!

Por eso y de este modo es cómo el sañchita karma espera y crea su momento, sumándose, y viene a la manifestación limitándote. Por tu error. Por querer arrastrar tus memorias y, cuando no es posible, sentir que vas rompiéndote y dejando pedazos de tu ser en tu vida errática. Querer crear como protagonista de experiencias intensas, ese es el tapón de tu Luz infinita. Haces de tu vida ejemplo. Ahora culmínalo. Todo está ya dentro de ti, querido. No los pedazos, sino donde las partes vienen y van sin tocar nada, el Conocimiento mismo, sin principio, fin ni cambio = quien ve, quien conoce todo cuanto conoces aquí y ahora, tú y todos los seres; sustrato permanente, inmóvil, de toda experiencia cambiante; quien conoce, tú. Quien conoce sin otro, ya que lo conocido y lo desconocido son objetos de conocimiento.

Las personas ordinarias tienen la mente fuera con sus sentidos, agitada por el trasiego de la percepción mundana y ellos son su mente, arrastrados de aquí para allá por la corriente incontrolable de lo conocido. Los yoguis traéis la mente al interior, pero la dejáis sólo consigo misma, en un nivel más consciente o subconsciente, pero siempre dando vueltas y vueltas en su feria de memorias, sensación, acción, sensación, memorias, acción… Y a este circo le llamáis experiencia espiritual´, sonreía el sabio inmortal. ´Ahora, querido amigo, tienes que llevar tu mente más allá de su contenido variable, de colores teñidos, de su movimiento, concentrándola, en el seno inmutable, Uno y omnipresente de la Consciencia pura (el Conocimiento en sí mismo) o de Dios, que es tu Casa Grande y que se encuentra en la cueva de tu mismo corazón: aquel que conoce sin romperse, sin moverse, sin limitarse identificándose con lo conocido, sin convertirse en lo mismo que el espacio donde está, la casa donde está, el cuerpo y la mente donde está.

Querido, concentra tu mente-corazón en el Uno inmutable, Conocimiento puro, Existencia misma por naturaleza, hasta tomar refugio sólo ahí. Es decir, hasta disolver tu mente en tu verdadero Ser infinito.

La gente común se empapa de historias, aunque sean violentas, dolorosas y desagradables, porque las historias les ayudan a re-conectarse con sus pensamientos, sentimientos, memorias e ideas pasadas y esta re-asociación genera un sentimiento de placer, de seguir vivo y de ir generando vidilla. Igual que la gente mundana se da a estas historias por placer, la gente espiritual encuentra placer experimentando historietas en samādhi (concentración). Las historias de aquellos son llamadas vida. A vuestras historietas les llamáis experiencias espirituales´, no podía evitar la risa quien ve a través del tiempo. ´Pero básicamente es el mismo proceso.´

´Mediante estas historias la gente despierta sus impresiones sutiles que se vuelven activas. Si las impresiones son fuertes, las personas se vuelven profundamente afectadas por ellas. Como resultado, se entregan ellos mismos a llevar a cabo una acción relacionada con dichas impresiones mentales. Así es como las impresiones latentes se activan y crean más karmas. Esto es la fábrica del destino, de la experiencia limitada, dolorosa, insuficiente, de uno mismo y del mundo (saṁsāra), de la ansiedad existencial que a ti te quema por dentro cada día de tu vida y que no te encaja por fuera.

Así es como la gente se ata al lazo de la impresión latente, de sus memorias, y ésta se activa de nuevo generando acción y nuevas memorias. No hay game over mientras vivas así, incomprendido por ti mismo. ¿Cómo quieres que te entienda alguien?

Si tu intelecto no está afilado, es decir, claro y atento en dónde colocas tu mente -fuera, en ella misma o en el Conocimiento puro-, esta experiencia consciente de tu subconsciente puede engañarte. De hecho, ya te ha engañado, mi querido hermano. Has caído en una de las trampas del ego espiritual. Tú solito te estás re-enlazando a ti mismo con tus karmas dormidos, despertándolos, haciéndolos tuyos y haciéndolos tú, al preocuparte por ellos y tratando de descubrir cuándo, cómo y por qué los empezaste a crear por vez primera; recordando tu historia, recreándola, haciendo de tu vida una película que no aciertas a vivir.´

Āvaṭya vio que Jaigīṣhavya se sentía cada vez peor, más derrotado, abrumado, confundido y roto.

´Sé bien de qué te hablo, porque es mi propia historia. Te estoy hablando también de mí.´ Le tranquilizó. Y prosiguió:

´Déjame que reformule la pregunta que ya está en tu mente, aunque desordenada. Esto te ayudará a contemplar en ella y encontrar las respuestas. Dime, ¿cuántos karmas tienes? ¿Recuerdas cuándo realizaste tu primera acción, cosechaste sus frutos y guardaste sus impresiones en tu mente? ¿Cuándo esa impresión se volvió activa y te motivó a llevar a cabo el siguiente grupo de acciones?´

Jaigīṣhavya repuso: ´Señor, yo no sé cuántos karmas he almacenado en forma latente, ni cuándo llevé a cabo mi primera acción. No sé cómo ni cuándo creé estas impresiones mentales y aún tengo menos idea de cómo la rueda del karma se puso en marcha activando las impresiones dormidas.´

-Dime -le dijo el sabio Āvaṭya-, ¿puedes clasificar en algún tipo de categoría tu karma latente del que ahora eres consciente?

-Sí. Los karmas latentes son placenteros o dolorosos, es decir, deseables o indeseables, duros de tratar con ellos o fáciles de tratar.

-Ahora dime: ¿qué categoría de karmas latentes es mayor, la placentera o la dolorosa?

-La dolorosa. Porque incluso la placentera está contaminada por el dolor, ya que hasta una memoria placentera me apena, puesto que surge el deseo de capturar de nuevo los momentos felices, pero el pasado, pasado está. Y eso también es doloroso.

(A continuar próximamente)

 

David Rodrigo (Āchārya Jijñāsu). Maestro tradicional de Advaita Vedānta. Luz de las Escrituras – Escuela de Advaita Vedānta Tradicional

Enseñanza continua “Estudio tradicional de las Escrituras de Advaita Vedānta y Sāṅkhya-Yoga – El Conocimiento del Ser”

http://luzdelasescrituras.wix.com/escueladevedanta

Enseñanza continua:

Estudio tradicional de las Escrituras de Advaita Vedānta y Sāṅkhya-Yoga – El Conocimiento del Ser. Estudio tradicional, sistemático, en profundidad y vivencial del Mokṣha Śhāstra, Escrituras-Ciencia y Arte de Liberación total: Sāṅkhya Kārikā, Yoga Sūtras, Viveka Chūḍāmaṇi, Bhagavad Guītā, Upaniṣhads y Brahma Sūtras, con los principales comentarios (Śhaṅkarāchārya, Vyāsa, Vāchaspati Miśhra, Gauḍapāda, Madhusūdana Sarasvatī, Hariharānanda Āraṇya, Vijñāna-bhikṣhu, Bhoja-rāja, etc.)

Presencial: Un fin de semana al mes, en Madrid y Barcelona. También a distancia.

En curso:

Yoga Sūtras, libro II ´Sādhana´ 

En Madrid: Yoga Shala Alcobendas / www.ashtanga-yoga-alcobendas.es / annayogashala@gmail.com

Yoga Sūtras, libro I ´Samādhi´

En Barcelona:  www.jivamuktiyogabarcelona.com / info@jivamuktiyogabarcelona.com

Pañchadaśh, de Śhrī Vidyāraṇya Muni.  Texto fundamental de Advaita Vedānta, previo al estudio del Prasthāna Traya ´Triple Canon´: Bhagavad Guītā, Upaniṣhads y Brahma Sūtras.

En Barcelona y a distancia: luzescrituras@gmail.com

Presentación de David Rodrigo (Āchārya Jijñāsu)

Se consagró completamente al Conocimiento del Ser desde que en 2008 se fue a Rishikesh, Himalaya (India) y dio con su Maestro, Dravidāchārya Śhrī Rāmakṛiṣhṇan Swāmījī (Shastra Nethralaya Ashram), de la tradición Advaita Vedānta de Śhaṅkarāchārya; discípulo de Swāmī Sarveśānanda Sarasvatī y de su maestro Swāmī Śhānti Dharmānanda Sarasvatī.

Durante seis intensos años de continuo estudio, ascetismo, entrega, reflexión, meditación, contemplación y conocimiento experiencial con un maestro competente, recibió la sabiduría liberadora que revelan de este modo las escrituras completas y originales de las escuelas clásicas de espiritualidad y filosofía en India (ṣhaḍ-darśhana), además de sánscrito. Este Conocimiento culmina negando completamente la ignorancia del Ser y así éste, siendo Conocimiento mismo, se auto-revela directa e inmediatamente, como el verdadero Yo y la Verdad del mundo conocido y desconocido, pasado, presente y futuro.

Estas son las escrituras contempladas:

– Advaita Vedānta

– Prasthāna Traya ´Triple Canon´ con el comentario de Śhaṅkarāchārya: Bhagavad Guītā, principales Upaniṣhads y Brahma Sūtras. Éste último con Bhāmatī, el subcomentario de Vāchaspati Miśhra.

Advaita Siddhi, de Madhusūdana Sarasvatī, parte del Bṛihat Prasthāna Traya ´Gran Triple Canon´.

Prakaraṇa granthas (textos secundarios) como Viveka Chūḍāmaṇi, de Śhaṅkarāchārya; Pañchadaśhī, de Vidyāraṇya Muni; Vedānta Paribhāsā, de Dharmarāja; Siddhānta-leśha-saṅgraha, de Appayya Dīkṣhita; Dakṣhiṇāmūrti-stotra ´Himno a Dakṣhiṇāmūrti´; Pañcīkaraṇa; Tattva-boddha; o Ātma-jñāna-upadeśha-vidhi.

Yoga Sūtras de Patañjali, con el comentario de Vyāsa, etc.

Sāṅkhya Kārikā de Īśhvara Kṛiṣhṇa.

– El resto de las escuelas clásicas (astika darśhana): Artha-saṅgraha (Pūrva Mīmāṁsā); Tarka-saṅgraha (Nyāya-Vaiśheṣhika).

– Gramática del sánscrito (vyākaraṇa): Laghu-siddhānta-kaumudī, de Varadarāja (simplificación tradicional del Aṣhṭādhyāyi de Pāṇini).

Fue iniciado además en la Tradición del Yoga Meditación del Himalaya por Swāmī Veda Bhāratī, discípulo de Swāmī Rāma del Himalaya (Swami Rama Sadhaka Grama Ashram, Rishikesh). En este ashram empezó a enseñar las escrituras y meditación, y coordinó el Dhyāna Gurukulam, la escuela tradicional del ashram.

En 2014 la vida le trajo de nuevo a España, haciendo disponible directamente el método completo de Conocimiento del Ser revelado en esta tradición, mediante la enseñaza continua “Estudio tradicional de las Escrituras de Advaita Vedānta y Sāṅkhya-Yoga – El Conocimiento del Ser” en Madrid, Barcelona y a distancia.

Escribe habitualmente en revistas especializadas como Papeles de la India, Gobierno de India; Yogaenred.com, Advaitainfo.com o YoguiOla.