La iluminación del Buda como experiencia cercana a la muerte

2015-04-13

Desde que a mediados del siglo XX comenzara a extenderse el uso del desfibrilador y de otros medios manuales, tecnológicos y químicos de reanimación cardíaca, el antaño raro viaje místico más allá de la vida se ha convertido en un fenómeno cada vez más frecuente y conocido. Escribe Joaquín G. Weil. Ilustración: Javier Farrugia.

Buda iluminacion

Tal es así que, si bien al principio de la popularización de esos fenómenos, cuando se hicieron célebres a través de los libros del Dr. Raimond Moody, se utilizaba el referente místico (iluminación, trance, éxtasis, esclarecimiento, etc.), ahora ocurre al contrario, y cualquier experiencia de tipo espiritual tiende a compararse o incluso a asimilarse con las experiencias cercanas a la muerte (ECM).

De este modo, el cardiólogo holandés Dr. Pim van Lommel, quizá el autor del estudio hasta ahora más documentado y exhaustivo sobre el asunto, Beyond Life (Más allá de la vida), incluye sin empacho casi toda posible experiencia de tipo místico o espiritual dentro de este concepto de ECM.

De manera paralela, otro concepto se desarrolló en la misma época con similitudes manifiestas: el definido y popularizado por Robert Monroe, la experiencia fuera del cuerpo.

Evidentemente, porque no estamos hablando de un fenómeno nuevo, desde antiguo tales experiencias venían recibiendo algún tipo de denominación. Por ejemplo: «éxtasis», que significa «salida» (del alma respecto al cuerpo); o «iluminación», que otorga a la luz algún significado espiritual, punto sobre el que volveremos más adelante; y también los antiguos «viajes al mundo de los muertos» o denominaciones semejantes.

En efecto, desde la ECM del soldado Er, que recogiera Platón, pasando por las experiencias extáticas de los místicos cristianos y las iluminaciones o satoris de los yoguis y meditadores budistas de todos los tiempos, además de las numerosas experiencias místicas espontáneas, como las que recoge William James en su libro Variedades de la experiencia religiosa, los testimonios de viajes espirituales (o como prefiramos llamarlos) son numerosos en términos históricos, pero fueron hasta finales del siglo XX relativamente infrecuentes a nivel estadístico o poblacional.

Las ECM y la ciencia

En los tiempos recientes, el estudio de estos fenómenos ha llegado precisamente desde el lado de la medicina, debido sobre todo a que son los médicos quienes se enfrentan de modo más frecuente y cotidiano con el tránsito de la vida y la muerte. Y debido al éxito de las modernas tecnologías de la reanimación, cada vez más se encuentran con el fenómeno de la vuelta desde estados clásicamente calificados como «muerte clínica» (ausencia de actividad cardiaca o cerebral), que en realidad son estados de muerte real y no aproximada, aunque sí reversible (al menos durante algunos minutos). Es esta característica de la reversibilidad de la muerte lo que causa el conflicto intelectual, pues la muerte normalmente se asocia por definición a una situación irreversible.

Dr. George Ritchie, Dr. Raimond Moody, Dra. Kübler-Ross, Dr. Pim van Lommel, Dr. Eben Alexander y un largo etcétera de profesionales de la medicina han definido desde su propia experiencia, o a través de estudios estadísticos y clínicos, el fenómeno ECM. Todo lo cual ha tenido y tiene consecuencias prácticas en la evolución de praxis y protocolos en los estados terminales de los pacientes en hospitales. Al menos en los países más desarrollados.

También a lo largo del pasado siglo y lo que llevamos de este, se ha sumado a todas estas circunstancias señaladas un nuevo factor: el desarrollo de la física cuántica que, según señalan los estudiosos científicos, tanto desde el campo de la medicina como desde el de la física, es absolutamente coherente y consistente con tales experiencias espirituales y con las ECM.

En efecto, si bien, desde el punto de vista de la antigua física materialista o newtoniana, podía existir conflicto entre experiencias espirituales y ciencia, ahora los modernos conceptos cuánticos de la inubicuidad, intersubjetividad, interconexión, complementariedad, etc encajan perfectamente con los relatos experienciales en las ECM, o iluminaciones, o éxtasis espontáneos o aquellos frutos de la meditación, lo cual ha sido señalado por numerosos autores.

Lo que asimismo es asombroso por una parte y absolutamente coherente y lógico por otra, es la cantidad y la calidad de similitudes entres las ECM y los distintos relatos místicos de distintas épocas y culturas. En particular, además de esos relatos -también el Libro Egipcio de los Muertos, el Bardo Thodol de los tibetanos- está, también de Platón, junto con el relato del soldado Er, el propio Mito de la Caverna, que señala que cualquier posible conocimiento en este mundo es una reminiscencia de un conocimiento previamente adquirido en un Topus Uranos (o lugar celeste) y que este mundo nuestro es un pálido reflejo del verdadero mundo.

Por lo que se sabe, no hay dos ECM iguales, si bien algunos pasajes o detalles tienden a producirse con mayor o menor frecuencia en muchos casos: entre ellos está, aparte del famoso túnel, la revista a los sucesos de la vida, el reencuentro con algunas personas queridas ya fallecidas, el contacto con la Luz. Escribo «Luz» con mayúsculas porque evidentemente no se refiere a la luz de los LED cuando encendemos el interruptor eléctrico. ¿O acaso sí son la misma y única luz?

La Iluminación, la Realización y el Despertar

Es una pregunta que le he hecho a más de un maestro de distintas tradiciones cuando sale a relucir la famosa Iluminación. Y esto me recuerda la anécdota que cuenta Jodorowsky, de cuando un joven la pide que le explique la iluminación. Jodorowsky, entonces director teatral, entre otros oficios, entorna los ojos y comienza a hablar de la Comprensión, la Búsqueda, la Espiritualidad, etc. Hasta que por fin el joven desconcertado le aclara que es el encargado de la iluminación en el teatro y le está pidiendo que le dé instrucciones sobre cómo manejarla en la próxima representación.

¿La iluminación mundana y la espiritual son la misma cosa? Hay quien dice que sí, otros que no. Voy a aventurar mi explicación del asunto. Son la misma cosa pero desde diferentes percepciones y con diferente intensidad y cualidad. Todas las personas que han atravesado trances místicos o ECM coinciden en señalar la inefabilidad de la experiencia. Es imposible describirlo en palabras, sólo de un modo metafórico y pálidamente aproximado. Sin embargo, todos coinciden en que la Luz es eso: luz. Sólo que no percibida por los ojos (una y otra vez se señala que no daña, ni quema, ni ciega) sino directamente por el espíritu. En un documental de la BBC sobre los ECM se narra el sorprendente caso de una ciega de nacimiento que percibe (ve) durante su experiencia. También, como todo en el transmundo, la Luz es de una intensidad multiplicada hasta casi el infinito.

¿Qué eran o son en realidad el Buda o el Cristo? Es un asunto que, casi por definición, es difícil o imposible de dilucidar. Sin embargo los ECM pueden dar una nueva perspectiva en diversos aspectos de la filosofía y la práctica budista.

En contra de lo que en ocasiones suele decirse Buda no era ateo ni agnóstico ni cosa parecida. Simplemente habla con otros conceptos diferentes a los de su época (y a los de otras épocas). Valga la paradoja, estamos hablando de lo inefable (de lo que no se puede hablar). Y Buda o el Canon Pali lo expresaron a su modo. Lo que si está claro es que a veces las propias palabras nos impiden conocer las cosas mismas a las que las palabras se refieren.

Anita Moorjani dice que la palabra «love» (amor) no puede expresar el sentimiento tan grandioso que ella recibió y emanó durante su ECM. Otro tanto tal vez pude decirse de la palabra «Dios». En uno de los cientos de relatos de ECM que he leído o escuchado, alguien pregunta en el trasmundo: «¿La Luz es Dios?». Y se le responde: «No. La Luz es la respiración de Dios».

Entre las muchas posibles vías de acceso a las ECM, dicho sea de modo asimilativo, Pim van Lommel también señala la meditación. Con la diferencia, cabría añadir, de que esta vía no es ni imprevista ni involuntaria, sino plenamente intencionada, en estado de perfecta salud.

También pasajes célebres del relato de la Iluminación de Buda son consistentes con diversos aspectos de las ECM. Un detalle significativo es el encuentro con las hordas demoníacas, no tan frecuentes en las ECM, pero que se dan. Representan al miedo en su contraposición al amor. Pero al tiempo que se contrapone al amor, es conducente al amor. Del mismo modo que la oscuridad conduce a la luz, etc.

Dice el neurcirujano Dr. Eben Alexander que ese trasmundo que él ha conocido durante su ECM no sólo es real sino que es miles de veces más real que el nuestro, como comparar una película vista en una matineé de un cine en verano, con el radiante sol que vemos al salir, pero multiplicado por mil. Buda decía que este mundo es ilusión. De ahí el otro término para la Iluminación: Realización. Y aquí de nuevo podemos volver al mito platónico de la caverna: nuestro mundo es un pálido reflejo del verdadero. Y también el otro sinónimo para la Iluminación: el Despertar. Numerosas personas después de una ECM comparan el viaje al transmundo con el despertar de un sueño profundo, que sería nuestra vida en esta tierra.

Lo más importante y determinante son, empero, las consecuencias de las ECM, absolutamente coherentes con las consecuencias de las iluminaciones budistas (comenzando por la del propio Buda): una absoluta compasión, una comprensión o amor de la condición humana, de la vida y de todas las vidas y personas en esta tierra.

En resumidas cuentas: la Luz, o Dios, es casi idéntica al amor. Es amor. Es su expresión. El sentido de la vida (y nuestra misión, nuestra gran tarea) es realizar o desarrollar, en la medida de nuestras capacidades, este amor. La más alta sabiduría y verdad es el amor.

Y para concluir este breve escrito para tan denso asunto: hay casi unanimidad en señalar que no es preciso atravesar una ECM o un trance místico para conocer. Lo necesario es vivir esta vida tal cual es, con sencillez, amor y alegría. Entre este mundo y el trasmundo, o entre el más allá y el más acá, no hay distancia. Como dice Mooji: «Happy, happy, happy…»

Dios (o La Luz) quiere que seas feliz. Y el yoga puede ser un buen instrumento para conseguirlo.

Encuentro especial

Sobre el asunto de este artículo, el próximo sábado 18 de abril, de modo pionero en España, vamos a celebrar en YogaSala un encuentro titulado: «La meditación como experiencia cercana a la muerte».
http://yogasala.blogspot.com.es/2015/04/la-meditacion-como-experiencia-cercana.html
YogaSala. Yoga en el centro de Málaga.
C/ Moreno Monroy 5 Planta 3ª, Málaga

Joaquin Garcia Weil (Foto: Vito Ruiz)Quién es

Joaquín García Weil es licenciado en Filosofía, profesor de yoga, director de Yoga Sala Málaga y coordinador pedagógico del primer curso con acreditación oficial en España. Practica Yoga desde hace veinte años y lo enseña desde hace once. Es alumno del Swami Rudradev (discípulo destacado de Iyengar), con quien ha aprendido en el Yoga Study Center, Rishikesh, India. También ha estudiado con el Dr. Vagish Sastri de Benarés, entre otros maestros.

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