Yoga es libertad

2013-07-15

La palabra libertad está preñada: tiene dentro de sí mil semillas. Soy de la generación que creció al rebufo de históricas dictaduras; tal vez por eso tengo la piel fina. Me produce quemazón la mera sugerencia de una alambrada, me pican las puntas del sujetador, los zoológicos, las escuelas para adiestrar perros y niños, los cotilleos, la prensa manipuladora, las modas y las opiniones no consentidas. Escribe Isabel Solana.

mariposa

Me duelen las cárceles, las fronteras, las imposiciones religiosas, las sectas de todo tipo y la gran secta todopoderosa de la sociedad que somos. La palabra libertad, en cambio, me llena de profunda alegría.

Por eso me gusta tanto el yoga. Todo en él pugna para realizar el encuentro de ser yo misma. En su filosofía puedo desenrollar mis ramas y raíces a mi antojo. He aprendido a oxigenarme mejor abriendo un poco más la cárcel de mis costillas y en la meditación sé que formo parte de una vida infinita e ilimitada. Aprendo a liberarme de verdad, liberándome de mis propios deseos. Canto, ando, pienso y respiro a pleno pulmón. Para mí, yoga es libertad.

En mi gusto por la libertad, imagino que todas las técnicas y filosofías yóguicas son patrimonio de la humanidad. ¿Cómo reservar con prohibiciones lo que es tan bello, lo que nos salva, lo que nos cura? Me complazco al ver a los que venden cursos de pranayama a las empresas, disfrazados de modernas técnicas norteamericanas y cómo salen nuevos yogas y versiones multicolor del yoga clásico de debajo de las piedras. Pienso en los budistas tibetanos, que salieron exiliados en diáspora hacia todos los rincones del mundo y comparten con quien quiera sin límite de copyright. O en Yogui Bhajan, el maestro que enseñó Kundalini yoga a Occidente y nos dio las secretas combinaciones sin pestañear: su gurú interior le había dado permiso. Y punto.

El camino de la vida se abre en millones de pequeños senderos. La selva es tan exitosa porque alberga millones de especies. Los campos monocultivo se tienen que proteger con potentes insecticidas, pero los huertos donde conviven diferentes vegetales, legumbres y flores no necesitan esa protección. La variedad es resistente.

Yoga significa unión, pero lo contrario de la unidad no es la variedad, sino la desunión. Mi propuesta es que andemos unidos expresando una infinita variedad, permitiendo la infinita diversidad. Tomarnos de la mano y celebrar que vistamos, pensemos y hagamos yoga de distintas maneras. No hay nada que temer siendo como somos de idénticos en nuestra identidad espiritual. Defendamos nuestro derecho a tantear, a explorar, a equivocarnos. Nuestra aportación enriquecerá el legado de los que nos precedieron. Nuestro serio trabajo y amor al linaje de origen será la base para llegar más arriba.

Quién es

Isabel SolanaIsabel Solana. Nombre espiritual: Hari Dev Kaur. Nació en 1957, tiene dos hijos. Fundó y co-dirige HappyYoga en Barcelona (www.happyyoga.com). Da clases cada día de Kundalini Yoga y Meditación, cursos de crecimiento personal y kinesiología. Forma profesores de Kundalini Yoga hace años. Antes -y durante mucho tiempo- fue directora creativa de una agencia de publicidad, y ganó premios nacionales e internacionales. Es estudiante de Un Curso de Milagros.