Brahma es la forma creativa de la divinidad y Brahmacharya es la maestría alcanzada en la fuerza creativa. El cuarto Yama se traduce comúnmente como celibato o castidad. Lo casto es puro. Hacer uso puro de la fuerza creativa, elevar la función sexual a proceso transmutador, es una llave de conocimiento al alcance solo de mentes libres de egoísmo y perturbación. Escribe Carmen Viejo.
Pero además de la sexualidad, hay otras dos funciones que contienen esa fuerza creativa primigenia: la alimentación y la palabra. Tanto la sexualidad, como la vida que nos alimenta (pues nos alimentamos de otras vidas), como la palabra, logos o verbo, principio de la creación, comparten esa capacidad alquímica de transmutar lo vital en espiritual, pero solo al alcance de magos y magas, liberados de los deseos y pasiones y convertidos en canales limpios que comunican las fuerzas terrestres y celestes.
Más humildemente, la castidad se ofrece como una mirada limpia, un respeto sumo, un corazón puro y una bondad auténtica. Entonces, cualquiera de las grandes funciones sagradas se convierte en ritual. El alimento, en ofrenda de la vida que consumimos en honor a la Vida; la palabra, en vehículo de compasión y sanación emanante del espíritu; la sexualidad, en diálogo y escucha entre las almas, representando la reunión de la Energía Universal por la que todo se manifiesta y la Conciencia Absoluta.
Ante tamaña responsabilidad, la limitada mente humana prefiere antes prohibir que elevar la conciencia a la altura de la sacralidad de la energía creativa.
Por eso nace el dogma y la palabra pecado. Por no ser capaces de comprender, de explicar, de limpiar nuestra mente. Si cosificamos la comida creamos la gula; si devaluamos la palabra, la injuria; y la lujuria, si hacemos de la sexualidad pasión egoísta.
Es un gran don participar en la energía creativa y para respetar su sacralidad antes habría que respetar la sacralidad de cualquier forma de vida, incluida la propia. El camino para ello comienza en Ahimsa (la armonía entre las partes y el todo), sigue en Satya (la experiencia de la autenticidad del ser) y por Asteya (nada poseemos, solo cuidamos de ello)…
Brahmacharya tiene otra nombre: Conciencia.
Carmen Viejo Heredero. Profesora de Yoga, Licenciada en Ciencias de la Información y titulada por la Asociación Española de Practicantes de Yoga (AEPY) y por la Escuela Sivananda.
Talleres, retiros y clases en Granada, Centro Presentia
Información: ahimsayogandalucia@yahoo.es