Ojalá que los niños puedan practicar yoga

2015-04-28

¿Qué les aporta el yoga a los niños y qué recibe el yoga de esos seres mágicos, genuinos, que parece que gozan de un samadhi natural? Joaquín G. Weil conversa con Mónica González Sáez, experta en educación a través del yoga (en la foto de Toni Otero, en el centro).

Yoga infantil Tony Otero

Mónica González Sáez es maestra, monitora de dinamización socio-educativa, orientadora social para jóvenes ex-tutelados de la Junta de Andalucía, profesora de yoga y experta en educación a través del yoga. Codirije el centro Efecto Yoga, en Málaga. Imparte clases y coordina la actividad de *Yoga para niños y sus padres/madres*, organizado por el Instituto Andaluz del Yoga , en el Centro de Innovación Pedagógica de Málaga. Ha dirigido y organizado, entre otros eventos, el área para niños y familias «Yoga en la plaza”, de Málaga, en colaboración con el Ayto de Málaga.

Mónica conversa con Joaquín G. Weil, fundador de YogaSala Málaga y colaborador de Yoga en Red:

Joaquín: Las personas que practicaron yoga desde la infancia que he tenido ocasión de conocer, todas ellas atesoran esta experiencia durante toda su vida como uno de los momentos más importantes y bonitos de sus días.

 Mónica: A los niños y niñas, continúen con esta disciplina o no de adultos, les pone una semilla que les guiará de por vida. Les introduce en un camino en el que no tendrán que reaprender ni que reencontrarse, porque no olvidan quiénes son ni lo que son.

Joaquín: Lo importante del aprendizaje y práctica del yoga en la infancia es que suele hacer que los futuros adultos sean más eficientes en su desenvolverse en la vida, además consigue que sean más felices, más íntegros y auténticos como personas, lo cual influye positivamente en lo anterior: las inteligencias múltiples, no sólo la intelectual, sino la intuitiva y la emocional…

Mónica: Si el yoga pone una huella en tu vida como adulto, te abre las puertas a nuevas formas de interpretar la vida, te invita a relacionarte mejor con ella, imagina lo que puede hacer con personitas que comienzan la suya.

 Joaquín: Como padre quiero que el yoga sea un componente necesario de la formación de mis hijos. Este es el principal motivo de mi trabajo en el programa de yoga para familias del IAYoga (Instituto Andaluz del Yoga) en el Centro de Innovación Pedagógica de Málaga. Y extender este beneficio que trae el yoga desde mis propios hijos a todos los niños y niñas. Por eso también hemos invitado a niños en acogida a practicar yoga. Comenzarán la próxima semana. Ojalá todos los niños puedan practicar yoga.

 Enseñar a niños, enseñar a adultos

 Mónica: Traslado mucho contenido de mis clases de niños a las clases de adultos. Dinámicas que han nacido de mi observación e interacción con ellos. Y es curioso comprobar cómo el adulto intenta acceder a ciertas propuestas desde la mente sin resultado, mientas que el niño o la niña lo hace desde el sentir, desde el probar, experimentar, sin expectativa ni juicio… y sólo así surge efecto.

Joaquín: Por mi parte concibo que todo buen profesor de yoga es en realidad un profesor de yoga para niños, pues a quien se dirige o debiera dirigirse es al niño o niña interior, a ese afán de juego o de búsqueda de conocimiento a través del juego. Encontrar el famoso niño interior tal vez sea el mejor camino para encontrar también el adulto exterior, asunto que también a muchos les interesa. El juego es la vía más rápida hacia la sensatez y la cordura.

 Mónica: Como adultos buscamos en el yoga lo que el niño “trae de serie”. Se trata de que eso no se pierda.  Al madurar perdemos eso que luego buscamos ya sea a base de yoga, terapias reconectivas, trabajo psicoemocional, etc.. Buscamos un camino que nos haga recordar lo que éramos y hemos olvidado… ¿No es un poco absurdo?  Mi brújula en mis clases de yoga para niñas y niños es que no se pierda esa esencia natural, curiosa, intuitiva, sensitiva, despierta y presente que somos.

Esos pequeños maestros

Joaquín: Siempre he tenido la sensación de que enseñarle yoga a los niños es bastante osado. Los niños viven una suerte de samadhi contínuo, su conexión es inmediata. Su yoga es permanente si no se interfiere. Y hacen asanas de un modo que nosotros no logramos ni en sueños…

 Mónica: Dicen que no hay maestro pequeño, Y es que tantas veces he ido con una idea clara de lo que iba a trabajar ese día, y finalmente la clase te lleva por otros derroteros por que eso es lo que hacía falta en ese momento. Si estás abierto, ellos te dan las claves y surge la magia. Y cuando ellos ven que te equivocas y lo dices, que nos caemos de las posturas y aprendemos levantándonos, o que les dices: “No lo sé. ¿Investigamos juntos?”, te haces “grande” para ellos, a la vez que tu ego se va haciendo más chiquitito y sin embargo te ensanchas por dentro.

 Joaquín: Por eso la práctica del yoga compartida en las familias es tan importante. Los niños y niñas necesitan de la presencia y la seguridad que les aportan sus mayores. Y los mayores encuentran una gran oportunidad para recuperar la pureza, la creatividad y la intuición de la infancia. Es algo que vamos a ver a lo grande en el yoga para familias que organizaremos en la Fiesta del Deporte de Málaga el 9 de mayo. Más de cien personas que hay ya inscritas conocerán por vez primera esta magia.

Sobre el estrés infantil

Mónica: A veces los padres y madres se extrañan al no ver salir a sus hij@s de una primera clase en «estado zen”…  Y es que sería muy fácil imponer la “tranquilidad” y el silencio, pero obviamente no es el camino. Lo maravilloso es que lleguen a ello cuando sepan que lo necesitan. Se trata de hacerles recordar lo bien que se sienten y cómo necesitamos a veces la tranquilidad y el silencio… Pero obviamente los niños y niñas tienen de por sí una naturaleza vital que no debemos reprimir, sino saber canalizar esa energía acompañándolos hasta la calma.

Joaquín: Ahí hay mucho mito y mucha ignorancia. Por lo general se llama «hiperactividad» a la energía natural del niño. Y se llama «déficit de atención» a la reacción natural de una persona ante un sistema escolar gris, encorsetado y aburrido… y a unos libros indigestos…

 Mónica: Por otro lado, nuestros menores estresados no son sino el resultado de nuestro propio estrés y nuestra propia hiperactividad. Somos nosotros los que andamos muchas veces dispersos e hiperestimulados, “cazando moscas a cañonazos”… Se trata de aprender nosotros para que el niño reciba. Y entonces no se les enseña… llega. Trasmitimos calma, paz, armonía, seguridad, confianza… simplemente porque somos eso.

El yoga en la educación

 Joaquín: Estos son los motivos por los que tengo la convicción de que el yoga  desempeñará un papel cada vez más importante en la enseñanza. Y que hechos hoy tan singulares, como el caso del Colegio  Hernández Cánovas de Málaga, que ha constituido la primera sala específica de yoga y meditación en un colegio público en España, sean cada vez más frecuentes.

 Mónica: Descubrí el yoga para niñ@s de forma casual, en una aula escolar. Cuando los niñ@s se dispersaban, los reconducía a través del yoga. Ahí comencé a intuir la maravillosa herramienta que tenemos entre manos. Por eso, cuando años más tarde me formé como profesora de yoga y tuve la posibilidad de comenzar a dar clases, tenía claro cuál iba a ser mi camino a tomar. A día de hoy mi propósito es seguir acercando el yoga a la educación y seguir educando a través del yoga. Mi objetivo es que desde el IAYoga tengamos la posibilidad de llegar cada vez a más niños y niñas. Y no sólo eso, sino que las escuelas nos tomen como referente para aplicarlo en su horario lectivo de modo transversal, y quién sabe si como una materia más.

Mónica González Sáez y Joaquín García Weil colaboran en el programa de yoga para familias en el IAYoga. El IAyoga participa con una clase especial del Yoga para niños y familias en el evento “Fiesta del Deporte”, organizada por el área de deportes del Ayto de Málaga este próximo 9 de mayo
http://www.fiestadeldeporte.com/noticias/yoga-para-toda-la-familia.html