¿Por qué tengo que prestar atención?

2013-04-18

Las estrategias o prácticas basadas en la atención plena son oportunos antídotos para nuestras ajetreadas vidas, cada vez más fragmentadas por las demandas del trabajo, familia, responsabilidad y el “uno mismo”. La atención plena promueve nuevas maneras de ser y coexistir con el mundo.

Atencion

La atención plena es la piedra angular de mi trabajo con individuos, grupos y organizaciones en los ámbitos de la educación, liderazgo, administración, asesoramiento, desarrollo organizacional y cambio social.

Tomarse un tiempo para aprender “atención plena” es una manera poderosa de invertir en liberar nuestros cerebros y cultivar la profundización. Facilita el “saber lo que soy” y hace posible “la exploración consciente”.

Tendemos casi siempre a tratar a nuestros pensamientos como si estos tuviesen existencia, como si fueran reales. Creemos que una “casa” es una “casa”. De hecho, que es un espacio vacío formado por paredes, techos, ventanas, puertas, habitaciones, y así sucesivamente… Pero “casa” es una idea, simplemente una palabra que significa un lugar para vivir con diferentes características.

Llegamos a tomar las ideas como si fuesen realidades-raíces concretas, hasta que nos damos cuenta de que no son reales. Por ejemplo, si le pregunto a un mongol qué es una casa, lo más probable es que piense en una “yurta”, pero aquí casi nadie sabe que es una “yurta”. Para comprender que es una “ yurta” y asociarla con la idea de “casa”, tengo que ver mi concepto de “casa “con ojos frescos, con mirada limpia, con mente de principiante.

Otro ejemplo familiar sobre cómo funcionan las ideas podría ser “el amanecer”. Nosotros creemos saber lo que es el amanecer, y hasta los hemos visto de vez en cuando. Pero, de hecho, eso que tanto admiramos “no existe realmente”. El sol no se pone ni se levanta, el mundo gira alrededor del sol en un solo eje, con algunas áreas intermitentes que de vez en cuando entran en la sombra. Así que el amanecer o la puesta de sol es “solo una idea”, pero lo tomamos como si fuera real. No se nos ocurre decir: “Mira que colores brillantes tan bonitos se van manifestando en la tierra mientras esta gira sobre su eje cada 24 horas”. Es más fácil decir que el sol se acuesta en el horizonte y se levanta. ¿Por qué?

No nos ponemos de acuerdo en qué es una idea hasta que nuestra realidad la ha consensuado. Nos acostumbramos a usar atajos mentales que nos faciliten la comunicación -todo el mundo entiende lo que quiero decir cuando digo “amanecer”, y aunque no sea del todo cierto, lo digo-. Sin embargo esta taquigrafía mental va erosionando el reino de nuestras Ideas y acaba con el pensamiento más profundo. Vivir en ese reino de las Ideas aparentes nos desenchufa de la experiencia real, y hace que cambiemos las experiencias reales por seudoexperiencias. La atención plena desbloquea el potencial oculto que nos aleja de nuestra experiencia genuina

¿Por qué tengo que prestar atención?

Mindfulness cultiva la investigación de la realidad no aparente, y nos reta a cuestionarnos sobre lo que realmente sabemos sobre nosotros mismos. Sí, ya sé que lo sabemos… pero no somos conscientes. Nosotros estamos presos en nuestras nociones de la realidad conceptual, porque sabiendo que los demás nos entenderán, o nos amarán, nos sentimos seguros… y así nos va. Ignoramos lo que seguros que estaríamos teniendo la experiencia directa del “no saber sabiendo”. Mindfulness te conecta con diferentes formas de conocer lo desconocido, nos lleva más allá de la cognición y la mente analítica ordinaria.

Prácticamente lo que hace es ampliar nuestras posibilidades tanto en la vida, como en el trabajo o relaciones. Nos ayuda a discernir entre “el dolor” y “el sufrimiento”, reconociendo que el sufrimiento es en gran parte una autoimposición derivada del intento de aliviar nuestro dolor. La atención plena te otorga una manera de estar más cómoda, te libera. Y dejas de existir solo en el pensamiento del piloto automático que caracteriza tus rutinas. Enseña que puede haber otra perspectiva solo cuando podemos dejar a un lado la vieja mirada. Mindfulness cultiva ver las cosas como realmente son, en lugar de verlas a través de nuestra propia distorsión.

Un poco de historia…

La atención plena fue enseñada por el Buda hace más de 2.500 años. En los diferentes países de tradición budista se enseña de manera diferente: samatha, vipassana. Pero el budismo clásico reconoce que mindfulness adopta cuatro dominios de la mente:

  • Atención plena a las sensaciones corporales.
  • Atención de tono a las sensaciones perceptivas primarias: agradable, desagradable o neutro.
  • Atención a los estados de la mente: miedo, tristeza, ira u otros estados emocionales y mentales
  • Atención a los contenidos de la mente, pensamientos y el pensamiento.

Si examinamos un poco más detenidamente la conciencia observaremos que existen además cuatro aspectos esenciales. El primero, debe haber reconocimiento. Por ejemplo, ahora es posible que observe mientras leo este texto cómo se mueven mis ojos -normalmente estaría ajena al hecho subyacente a la física de la lectura y me centraría en el contenido del texto-.

El segundo es la aceptación. Es más fácil aceptar el movimiento del ojo, y más difícil aceptar el aburrimiento que me produce el texto, el dolor o la filiación -no me gusta este artículo, ¿por qué debo leerlo hasta el final?-. No somos conscientes de que hemos dejado la lectura por otras cosas, simplemente la dejamos “sin conciencia”. Para que la atención plena esté presente tiene que estar seguida del interés -curiosidad sobre cómo las sensaciones de tus ojos se mueven en la misma dirección o en otra-.

El broche final lo pone la no-identificación, que nos brinda la posibilidad de dejar de identificarnos con lo que está sucediendo y cómo está sucediendo. La no- identificación es un componente esencial en la psicología budista. Comprender que tú no eres solo el movimiento de tu ojo, ni tu ojo, ni tu aversión, ni tu interés, ni el texto que estás leyendo, ni el momento en el que lees. La atención plena te puede ayudar a ver más allá.

Tener mente de principiante y estar dispuesto a “poner en juego” los contenidos de la mente, enfatizando los procesos creativos, sin perder de vista la disciplina. Atención plena exige rigor científico, disciplina, continuidad de la conciencia, y aplicar todo ello en un clima de respeto, consideración positiva incondicional a lo que está pasando en el jardín de la mente.

por Koncha Pinós- Pey, Ph.D

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