El aburrimiento, la mente y el Yoga

2018-12-03

Según la R.A.E, el aburrimiento es el “cansancio del ánimo, originado por falta de estímulo o distracción”. Podríamos ajustarlo a nuestro planteamiento yóguico diciendo que el aburrimiento es un ‘miedo al vacío’ (al vacío de estímulos). Escribe Javier Aizpiri, Kalki.

El aburrimiento siempre me ha parecido un temazo. A primera vista puede parecer un tema menor, pero ciertamente revela muchas claves sobre el proceder de los humanos.

El aburrimiento supone una forma habitual y sutil de sufrimiento que, por lo general, pasa ‘desapercibida’ para el común de los mortales. Los niños lo explicitan sin pudor y rabiando: “Me aburro”. Algunos adultos cuando oyen hablar del aburrimiento saltan diciendo: “Yo no me permito el lujo de estar aburrido, con todo lo que tengo que hacer en la vida”. En realidad, la respuesta deja claro que no se entiende el fondo de la cuestión.

Sería muy clarificador empezar preguntándonos qué es lo contrario de aburrirse; tal vez sería entretenerse, distraerse, divertirse, contentarse, incluso alegrarse. Cuando alguien se aburre está ‘bostezante’, descontento, malhumorado, negativizado, incluso irritado, rabioso y muchas más cosas.

Podríamos convenir que el aburrimiento surge cuando no hay estímulos suficientes, en cantidad y en calidad, como para mantener la mente entretenida. Pero no solo cuando hay pocos estímulos; también nos aburrimos cuando son repetitivos, anodinos, rutinarios, habituales, conocidos, tediosos. Por ello los humanos nos empeñamos en mantener la mente ocupada y entretenida a toda costa; puede ser leyendo el periódico diariamente o viendo la tele (con el ‘noble’ objetivo de estar informados), viajando (para conocer sitios nuevos y desconectar), realizando labores de bricolaje-limpieza-ordenamiento (todas muy necesarias), yendo de compras (para renovar nuestro vestuario) o escribiendo un artículo sobre el aburrimiento.

Mente apasionada

Hoy día existe toda una industria del ocio y del entretenimiento dispuesta a hacer que el ser humano no se aburra. Desde parques lúdicos hasta programas de radio y televisión, pasando por el deporte-espectáculo, donde se mueven ingentes cantidades de dinero con el único fin de entretener, sorprender y dar gusto a los sentidos.

El diccionario de la R.A.E. zanja así la cuestión: aburrimiento, “cansancio del ánimo originado por falta de estímulo o distracción, o por molestia reiterada”

En el momento evolutivo actual el hombre no tiene dominio sobre su mente y ella sigue los dictados del deseo. La llamamos ‘mente apasionada’, una mente sometida a los sentidos y completamente vuelta hacia afuera; una mente necesitada de estímulo y ansiosa de sensaciones y distracciones. Cuando a esta mente hambrienta le falta el alimento o los ‘juguetes’, aparece un estado de ánimo (de des-ánimo más bien) que conocemos como aburrimiento. Madhava define el aburrimiento como “el hambre emocional”.

Por supuesto que también en esto hay grados; mentes muy sometidas, muy ‘infantiles’ que se cansan pronto de las cosas y necesitan constantemente juguetes nuevos; mentes más ‘adultas’ que se contentan con menos cantidad de juguetes o incluso los construyen ellos y los convierten en juguetes pedagógicos.

Claro, cuando la persona tiene una urgencia o necesidad desmedida de elementos estimulantes, genera una verdadera adicción a estar bajo esa excitación de los objetos de deseo, lo que le lleva a una vida de esclavitud.

Etimológicamente la palabra aburrimiento se dice que proviene del latín abhorrere, ab (sin, ausencia, vacío) y horrere (horror, miedo). Así, podríamos ajustarlo a nuestro planteamiento diciendo que el aburrimiento es un ‘miedo al vacío’ (al vacío de estímulos).

Sentido para vivir

Ciertamente detrás del aburrimiento pueden también esconderse muchos más asuntos que la simple falta de estímulos. Puede haber una falta de un sentido o propósito para vivir, no tener una buena fuente de nutrición afectiva, indiferencia y falta de motivación (apatía), no haber encontrado ‘tu sitio’ en la vida, estar ‘cansado de vivir’, la falta de voluntad o de energía para emprender algo (abulia), etc.

El Yoga nos aporta las claves para liberarnos de la ‘mente apasionada’ y de una de sus consecuencias: el aburrimiento.

El Yoga nos da sentido para vivir, nos invita a bajar al presente y a poner interés en todo lo que en él habita. Mediante sus técnicas reorganizamos la energía en los cuerpos lo que nos ayuda a conocer y concentrar la mente, calmando ‘aquello que la estimula’: los deseos.

Así, vamos construyendo una mente tranquila, silenciosa, en calma; una mente creativa, que se ‘para’ en las cosas ‘neutras’ de la vida volviéndolas ‘interesantes’ y atractivas con su mirada. Es una mente que no necesita grandes estímulos; ella, con su proceder se convierte en estímulo de todo lo que vives; no está ansiosa por tener nada, por construir nada, por decidir nada. Es una mente desapasionada, ecuánime, en paz, liberada (del aburrimiento también); toda una conquista y una bendición que nos permite habitar el único lugar donde se da la vida: el presente.

La Ciencia del Yoga nos permite abrir la puerta del conocimiento y, con él, atravesar el umbral que nos separa de la “Esencia Divina”.

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