Historias para compartir/ Mi bautizo en la Madre India

2016-11-07

Más allá del tópico del viaje espiritual cual peregrinación a la meca del yoga, es cierto que la mayoría de los practicantes nos sentimos atraídos por conocer la India. Yo no soy una excepción. Acabo de cumplir con mi visita iniciática y puedo confimarlo: sí, la India me atrapó. Escribe Pepa Castro.

Foto: Yoga en Red

Foto: Yoga en Red

Hablo desde la modestia de quien solo ha estado allí unos días, y para todos aquellos que aún no conocen la India y les atrae la idea de descubrirla. Evidentemente no diré nada nuevo a aquellos afortunados, numerosos en el mundo del yoga, que se han formado allí con sus maestros y/o visitan aquel país con regularidad.

Quiero compartir mi experiencia con esas personas que están pensando en viajar a India, para animarlas vivamente a hacerlo. Mi viaje, aunque un breve contacto con algunas ciudades del norte de la India, no solo no me ha defraudado, sino que ha colmado con mucho mis expectativas. Siento que la India se ha colado de algún modo en mis venas al proporcionarme tal catarata de vivencias y sensaciones en tan poco tiempo que me han hecho sentirme muy viva y muy presente.

Y por eso la India es un regalo, el Viaje por excelencia. Poliédrica, imprevisible, desconcertante, sacude y despierta tu sensibilidad con un desfile incesante de imágenes cotidianas pero fascinantes. Hay algo en su atmósfera densa, algo que se vislumbra tras la apariencia y emerge en la mirada directa de las personas, que te conecta con partes desconocidas y profundas de ti mismo… ¿Eso es magia, espiritualidad o el asombro de la vida misma sin artificios?

Huyo adrede de emitir juicios fáciles, idealizaciones o comparaciones.Tampoco voy repetir tópicos sobre su pobreza o sobre su espiritualidad ¿Te ha gustado la India?, me pregunta la gente. Y no quiero responder sí o no, porque «gustar» se me queda corto; la experiencia india va más allá de lo que entendemos por belleza, estética o placer, más allá de lo turístico, lo paisajístico o lo monumental. La India impacta solo con mantener los ojos bien abiertos. Es un mundo muy intenso y también muy sutil, muy duro y muy conmovedor, auténtico y a la vez onírico, en el que bailan en un caos aparente la materia y el espíritu. Tan antigua, compleja y contradictoria (siete veces la extensión de España, 1.250 millones de habitantes, multisocial, multiétnica, mutilingue, multirreligiosa) que todo lo que se diga sobre la India puede ser verdad pero lo contrario también.

La lucidez hiriente y transformativa

En el prólogo al libro de Ramiro Calle La India que amo, Jesús Aguado dice que Ramiro «respira con los ojos». Y lo entiendo muy bien porque así he vivido mi trocito de aquel inmenso país, metáfora del Infinito. Comenta Ramiro en ese precioso libro: «…este país que es misterioso porque resulta incomprensible hasta para los propios indios y que escapa a los parámetros ordinarios del pensamiento, porque es para vivirlo y no para pensarlo, para sentirlo y no para enjuiciarlo».

Con el título La lucidez hiriente y transformativa Ramiro Calle ha escrito también una entrada en el facebook de «Viaje a los adentros» que resume muy bien lo que quisiera transmitir sobre mi experiencia india:

Buda dijo: «Ven y mira». No dijo «Ven y cree», «Ven y espera» o «Ven y elucubra». Dijo «Ven y mira». Mira lo que es, sin filtros, sin viejos patrones o pautas. Lo que es. Se requiere intrepidez, pero lo que es es lo que hay, y cuando se percibe conscientemente, con lucidez y sin autoengaños, aunque lo que se vea sea doloroso, ayuda a transformar y embellecer la vida interior, cooperando así en el embellecimiento de los demás.

Una recomendación final

Si estás pensando en viajar a India, zambúllete en la experiencia sin temores, manías ni prejuicios, con los ojos muy abiertos y todo el respeto de que seas capaz. La India, como los dioses antiguos, te devuelve el reflejo de tu interior en la mirada que tú le dedicas.

Elige bien tu viaje y tus guías. No vayas saltando de hotel en monumento y de bazar en restaurante sin contactar con la vida de la calle, con sus gentes y sus atmósferas, que es lo que realmente merece la pena. Actualmente hay viajes organizados por pequeñas agencias especializadas creadas por personas bien conocedoras y amantes de la India que son la mejor opción para viajar allí. Busca en internet o el YogaenRed, pues siempre informamos sobre estos viajes, que incluyen práctica de yoga en muchos casos. Yo elegí la propuesta de dos enamorados de la India, mis amigos Sita Ruiz y Jose Ferrer, de Boom Shankar Viajes, y tengo que decir que acerté plenamente.

El resto, ya sabes: respirar con los ojos. Sab kuch sambhav he!… (todo es posible!)

Pepa Castro es periodista y cofundadora de Yoga en Red.