Perro Yoga

2013-10-21

Reencontramos a Roberto Rodríguez Nogueira, nuestro apreciado colaborador de Yoga Pirata. Recordemos el emocionante encuentro con su perro Yago en este enlace y descubramos qué ha sido de los dos en este tiempo de silencio en Yoga en Red (Roberto, gracias y vuelve pronto).

Yago

Hace mucho que no escribo nada para esta estupenda publicación, y dado que desde entonces se ha consolidado plenamente como una de las primeras y más respetadas voces del panorama de yoga nacional… me pregunto si debo seguir haciéndolo.

Deseo hacer entrevistas y tengo dos colgadas en el limbo desde hace meses, a dos personas que me resultan provocadoras y enormemente respetuosas en sus enfoques sobre la práctica y la enseñanza del yoga, así como en sus opiniones personales y en su formación. Las dos trabajan en Málaga, donde oficia Víctor M. Flores, a quien ya tuve el placer de entrevistar hace unos meses (ver aquí). Málaga se me representa como una suerte de Puna o Benarés nacional. Valladolid, mi casa, a nivel de yoga es más como el Valladolid de la India: igual existe pero aunque así sea no vas a pensar en yoga si oyes hablar de ella. Aquí la procesión va por dentro, salvo las de Semana Santa, donde sacamos las esculturas a la calle en un extraño y solemne frenesí .

No he vuelto a escribir desde que Yago, mi perro, que entonces no lo era, decidió adoptarnos como su manada. Han pasado cinco meses. Él ha ganado diez kilos y yo he perdido cinco. Yo le rompí el húmero y él a mí un dedo y un parachoques. Como acabo de recordar que él ha salido de ésta sin sus testículos, evitaré seguir comparándonos. Los dos hemos encontrado un amigo y conocido un montón de gente maravillosa, humana y canina. Y nos hemos repuesto completamente de nuestro encuentro.

Mientras tanto he redescubierto por qué el yoga ofrece el mejor ejercicio físico que puedas practicar. Siempre soy muy comedido en mis afirmaciones sobre los beneficios del yoga físico, para no ir de sobrao, pero como estoy entre amigos podré expresarme tal y como lo pienso, que suena así: no hay ejercicio físico mejor para mantenerte en una buena forma a todos los niveles, ni ejercicio físico que puedas practicar en cualquier circunstancia.

¿Se puede jugar al pádel con un dedo roto de la mano de la raqueta? ¿Al fútbol con un esguince de rodilla? ¿Levantar pesas con el sacro revirao? ¿Y puedes hacerlo en tu casa cuando no tienes tiempo para ir al gym, al poli o a la cancha? Pues todas estas cosas y a la vez (y más que no es decoroso comentar) las he pasado este verano, y ni un solo día he tenido que suspender mi práctica, y como siempre, como ya sabemos los perros viejos, siempre mejor durante y después que antes (de practicar). La rodilla no se ha curado del todo, va mejorando de a pocos pero no me voy a enfadar con ella por eso, somos viejos conocidos. Lo mismo la espalda. El dedo ya está casi arreglado por completo. Y la taza del váter ha dejado de ser mi amiga más cercana.

Gracias al yoga

En este tiempo he podido dedicarme a aliviar todas esas molestias, a incrementarlas en alguna ocasión y a hacer cosas que no las afectaban en absoluto. Es decir, he seguido con mi práctica de yoga con la intensidad habitual, lo que me ha mantenido, además de guapo (más feo no me ha hecho), sociable, respetuoso y positivo la mayor parte del tiempo. Si no hubiera sido por el yoga, habría devuelto (cojeando mucho) al jodido perro de maravillosos ojos a la carretera donde lo atropellé (o lo habría pensado más veces). Si no hubiera practicado me hubiera comido mi rabia con patatas y se me habría indigestado la autocompasión. Si no hubiera practicado, todo me habría dolido mucho más porque me habría sentido físicamente muy tocado. Si no hubiera practicado yoga, en definitiva, este verano me habría convertido en un indeseable de esos que pasean al perro sin bozal, sin la licencia de can potencialmente peligroso, babeando y ladrando a todos los otros machos y requebrando entre dientes a las hembras. Por supuesto que hablo de mí; Yago es un perfecto caballero incapaz de comportamiento semejante. Me consta que él ni siquiera ha pensado en devolverme a la cuneta.

Como conclusión, y sin hablar de los beneficios espirituales, psicofísicos, fisiológicos o de las excelencias del Hatha yoga en el tránsito intestinal (no la menor, ciertamente, de sus benéficas cualidades), “hacer yoga” es indispensable y punto.

Quién es

Roberto Rodríguez Nogueira es profesor de yoga, blogger y escritor.

http://elartedelacalma.com/

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