Yogas Tibetanos, orígenes y evolución

2020-12-14

El origen de los Yogas Tibetanos es muy amplio, dado que empezaron de forma dispersa y hay referencias a pequeños linajes familiares que se remontan más allá de 8.000 años de historia. Incluso antes de que llegara el propio budismo tántrico procedente de la India ya existían antiguas y ancestrales tradiciones de yoguis y practicantes que meditaban en los Himalayas. Escribe Alicia Beltrán (Lobsang Shershi).

Yoga Tibetano

 

De la unión de los yogas procedentes del budismo Tantrayana y la antigua tradición Bön, una tradición de practicantes chamánicos que existía en las montañas basada en la conexión con la naturaleza y los elementos, se creó lo que ahora conocemos como tradicionalmente Budismo Tibetano y, por consecuencia, los Yogas Tibetanos.

La práctica de Lu (cuerpo) y Jong (entrenamiento) es un método basado en la filosofía budista, la astrología y los fundamentos de la medicina tibetana. Muchos encuentran aspectos en común con otras tradiciones medicinales, pues este método Lu Jong también se nutre del conocimiento del Ayurveda y la Medicina China. Según la creencia cuenta con más de 72.000 canales energéticos (Tsa) que forman el cuerpo. Estos canales con el tiempo se secan, cierran, anudan o rompen. A causa de ello el cuerpo manifiesta dolor, enfermedad y la muerte.

La práctica de los yogas tibetanos se basa en liberarnos del sufrimiento más burdo al más sutil, prolongando una vida más saludable y equilibrando las esencias, chakras (zonas donde se concentran más canales) usando el movimiento, la respiración y una atención concreta en los canales que, según cada gesto, ayuda a equilibrar las tres causas de enfermedad,  “los tres humores” que se nombran así: el apego (viento)) , la ira (bilis) y la ignorancia (flema).

Toda la base del método de Lu Jong se centra especialmente en el canal central (Tsa Uma) la espina dorsal. Los practicantes de otros yogas puede que sientan una conexión con los linajes del norte de la India o con las prácticas incluso del Tai Chi.

Los estudiantes que se forman en este método deben estudiar  –como el sánscrito en los yogas de la India– los nombres en tibetano, la base de medicina tibetana, entre otras materias, además de la práctica de la meditación, pues bien decimos que Lu Jong es meditación en movimiento.

Hay movimientos que trabajan los Cinco Elementos, espacio, tierra, viento, fuego y agua. Otros en cambio trabajan aspectos más burdos como partes del cuerpo, por ejemplo, parte superior de la espalda, extremidades inferiores, etc. Otros movimientos ejercitan canales directamente conectados con los órganos vitales: riñón, corazón, hígado, bazo… Y algunos son de un carácter más profundo, tratando de aliviar desórdenes internos que pueden provocar desde malas digestiones hasta tumores o tristeza.

Es un método muy compasivo; se sostiene muy bien mediante adaptaciones muy estudiadas para integrar a todo tipo de practicantes que deseen profundizar. No se necesita tener una fuerte complexión o flexibilidad física al inicio, dado que incluso el maestro y médico Tulku Lobsang Rinpoche, quien exportó el método a Occidente, ha modificado algunos gestos para hacerlos más accesibles.

Evolución en Occidente

Desde hace más de 15 años se introduce en Europa, principalmente en el norte. Fue Alemania el país que acogió las primeras formaciones de profesores –allí me certifiqué yo– y cada vez fue teniendo más seguidores, hasta que finalmente ahora ya podemos tener maestro/as aquí en España y en el mundo entero. Como tantos otros yogas, los tibetanos tuvieron inicios difíciles, pero poco a poco fueron abriéndose camino en muchos otros campos, introduciéndose en el deporte, en el mundo de la medicina y la educación.

En el año 2015 Dalai Lama otorgó un premio de reconocimiento al maestro raíz de este método por su labor afanada en transmitir y compartir esta sagrada sabiduría al mundo occidental y también a los tibetanos. Hay que recordar el proceso de la historia que llevó al exilio político a muchos lamas y maestros/as yoguis/yoguinis, que perdieron algunas tradiciones y practicantes al exiliarse. Ahora, con el apoyo de muchos occidentales y otros linajes elevados, los yogas tibetanos vuelven a estar presentes.

Alicia Beltrán/Lobsang Shershi. Este es mi nombre de Refugio Budista. Discípula directa de Tulku Lobsang Rinpoche, comparto las enseñanzas budistas desde hace más de quince años y de yoga tibetano hace siete. Me formé también en otros métodos de meditación y terapias medicinales orientales. Mantengo una motivación correcta para transmitir los valores, la cultura y los beneficios de estos yogas, sin perder la esencia tradicional tal y como mis maestros me lo transmitieron, desde los textos antiguos y mi linaje, hasta el día de hoy para el beneficio de todos los seres sintientes. Tuve el buen karma de iniciarme con Dalai Lama varías veces y otros maestros en el las enseñanzas del Buda de la Compasión (Chenrezing), los valores que esta sabiduría me han transmitido hoy son huella en mi forma de compartir mi experiencia como eterna estudiante.
Puedes descubrir el método asistiendo a unas de sus clases online o formarte también como instructor de Lu Jong. Este método puede transformar tu vida.

Más información: https://aliciabeltranyoga.com/