El yoga del control sobre la palabra

2020-12-03

Hay una insana tendencia a hablar demasiado, a juzgar, criticar y utilizar la lengua como estilete, incluso a difamar sin base alguna. El control sobre la palabra es un gran Yoga. Si uno no tiene nada grato que decir, mejor guardar un noble silencio. Escribe Ramiro Calle.

Ramiro Calle. Control de la palabra

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Hay un significativo cuento que incluyo en mi obra Cien narraciones espirituales para la transformación interior. Se trata de un anciano y un niño que viajaban con un burro. Llegaron a una aldea caminando y la gente de la misma dijeron: «¡Mirad que par de bobos! Tienen un burro y no lo montan!». Entonces el anciano se subió al burro y cuando pasaron por otro pueblo, los lugareños comentaron: «¡Qué vergonzoso comportamiento el del anciano. Él comodamente sentado en el jumento y el niño a pie!». Entonces el anciano bajó del burro y subió el niño. Al pasar por otra localidad la gente exclamó: «¡Qué desfachatez! ¡Es intolerable!».

El niño sobre el burro y el anciano a pie». Entonces decidieron subirse al asno el anciano y el niño. Al pasar por otro pueblo, los pueblerinos les insultaron y  gritaron: «¿Es que no tenéis compasión? Los dos sentados sobre el pobre burro. Lo vais a reventar». Y puestas así las cosas, el anciano y el niño cogieron al jumento sobre sus hombros, pero al pasar por el siguiente pueblo, la gente entre grandes carcajadas exclamó: «¡Qué par de necios! Tienen un burro y en lugar de montar sobre él lo llevan a cuestas».

Entonces el anciano y el niño se sentaron bajo un árbol y dejaron que el animal se fuera corriendo en libertad.

Hay una insana tendencia en la mente humana a juzgar, descalificar e incluso calumniar y difamar, movido todo ello por la ofuscación, la envidia, la frustración insuperada, el rencor o la malevolencia. Buda decía: «Mucha gente utiliza la lengua como un estilete para herir a los demás». El veneno que uno ha destilado dentro de sí, se desparrama sobre los otros. El control sobre la palabra es un gran Yoga. Y si uno no tiene nada grato que decir mejor es guardar un noble silencio.

Peor es la actitud enfermiza y ponzoñosa de aquellos que levantan falsos testimonios o despliegan toda su ruindad y cobardía con malignos anónimos. Ellos se convierten en su peor castigo, y no hay castigo peor que soportar la miseria que uno anida en sí mismo. Hay que evitar el exceso de mecánica locuacidad y, en vez de ello, utilizar la palabra para sembrar concordia, evitando la mordacidad y poniendo énfasis en expresarse con amabilidad y benevolencia. Una vez la palabra ha sido dicha, nos hace su cautivo, y además la palabra puede estar cargada de agresividad en aquel que se tiene por no violento.

En la disciplina del yoga se insiste en la denominada triple vigilancia: la de la mente, la palabra y los actos.

    • «Los demás me insultan, pero yo no recibo el insulto».
    •  «El mundo disputa conmigo, pero yo no disputo con el mundo».
    • «Sé como un muerto inafectado ante los halagos y los insultos».
    • «No ha habido nadie en este mundo del que unos no hablen bien y otros hablen mal».
    • «Una vez henos pronunciado las palabras, nos hacemos presos de las mismas. Vigila tus palabras»

Ramiro Calle

RamiroCalleMás de 50 años lleva Ramiro Calle impartiendo clases de yoga. En enero de l971 abrió su Centro de Yoga Shadak, por el que ya han pasado más de medio millón de personas. Entre sus 250 obras publicadas hay más de medio centenar dedicadas al yoga y disciplinas afines.

En su canal Youtube podéis visionar gratuitamente los documentales Viaje a los adentros, Ramiro Calle, El Ramiro más íntimo y Sadhaka, la senda del yoga. Asimismo decenas de clases de hatha-yoga y meditación a partir de sus conferencias, talleres y seminarios. https://www.youtube.com/results?search_query=ramiro+calle

Y en Facebook: https://www.facebook.com/pages/Ramiro-ACalle/118531418198874