Viaje Himalayas + Yoga, 7ª edición

2014-07-21

Del 25 de septiembre al 11 de octubre, un viaje fantástico, único de verdad, que llega este año ya a su séptima edición:Viaje Himalayas y Yoga, de Padmasana Center. Escribe Violeta Arribas.

Padmasana Himalayas

He estado en India en 14 ocasiones. Ya en la primera, en la que viví allí varios meses para profundizar en la ciencia del yoga, sentí casi el viaje como un verdadero maituna, una unión mística, y desde luego un quedarme prendada no por su exotismo o belleza, sino por lo que conseguía obtener de mí, con lo que me hacía conectar. Siempre me siento en India como en el vientre materno, en paz, con certidumbre y con una cantidad ingente de amor que surge dentro de mí; la siento como mi otro hogar, aún a sabiendas de que solo Gaia es mi hogar.

También es extremadamente dura la India; ella no, la mente, y por eso es bello estar allí, cara a cara contigo mismo, con tus apegos y aversiones, con tu ego inmaduro, con tus devaneos y coqueteos, con lo que no eres y con los métodos para ir madurando y venciendo todo eso, para quitarte la venda de los ojos, para Ser.

Siempre dije que era un viaje en otro viaje. Ramiro Calle me empujó a seguirla explorando, aunque él ya me había enseñado casi todo lo importante, y no he parado de hacerlo desde aquel primer encuentro con la Madre India. ¡Cuánto he aprendido de mi ego y de mi mente allí!; es impagable y no medible. Las experiencias internas y desde luego las externas que muchas veces propiciaban las primeras después de encuentros con maestros, campesinos, sherpas, renunciantes, yoguinis de verdad, quedan impresas en mi alma.

Pronto aprendí que había un peldaño más que subir, que había un goce más grande que el de atravesar aquellas montañas o desentrañar la metafísica del yoga y de uno mismo: me quedaba compartir todo aquello con el resto de buscadores, que muchos más pudieran sentir eso que yo denomino el germen de la autorealización, a través de esa «matroska periplo» dentro de otro periplo y así sucesivamente, porque incluso después de cada regreso comienza aquí una nueva odisea gracias a lo transitado en la patria del Ganges.

Así surgió el primer viaje de Padmasana a la India con un grupo de buceadores del Ser, y a punto estamos de empezar el séptimo en grupo y mi decimoquinta incursión hindostaní.

Varios integrantes de ediciones pasadas me han enviado escritos donde expresaban lo que supuso para ellos este viaje. He escogido uno que sintetiza todos. Mi gratitud a todos los participantes, porque he descubierto una nueva forma de aprendizaje e indagación, a través del propio grupo; lo que me han reportado sus integrantes en cuanto a humanidad me lo guardo para mí; a todos Maestros, compañeros en la búsqueda, amigos de India, alumnos, Himalayas… gracias.

En dos meses y medio partimos a por el número mágico, 7, nuestra séptima edición del Viaje Himalayas y Yoga de PadmasanaCenter.

El testimonio de Susana

Habla Susana Gómez, ingeniera de Caminos y profesora de yoga, integrante del Viaje a India 2013 de Padmasana:

«Es difícil resumir y encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que se siente cuando se hace un viaje a la India como el que organiza Padmasana. Sin duda, si alguien es practicante de yoga y además disfruta de la montaña, esta experiencia es algo más que un viaje o unas vacaciones: es un regalo de los dioses.

Imagino que uno puede irse por su cuenta a practicar yoga a Rishikesh en alguno de sus muchos ashrams. Y seguro que vivirá mil y una experiencias. Pero pasar casi una semana allí, acompañados y guiados por Violeta tiene el plus de conocer de primera mano alguna de las muchas realidades de sus vecinos. Con Violeta tienes la fortuna de reunirte con Mataji y charlar con ella largo rato, de dejarte envolver por su serenidad y equilibrio y por esa mirada, casi infantil a pesar de su prolongada edad. O merendar con Yash, un “farmacéutico” amigo de Violeta, que nos invitó a su casa, conocer a su mujer, sus dos hijos y comprobar de primera mano la hospitalidad de la gente en India, por no hablar de lo auténtico que es entrar en algo tan real y a la vez tan íntimo como su hogar.

Tampoco olvido la fortuna de compartir una comida con Surinder Singh, gran amigo de Violeta. Qué fortuna tan grande debe ser compartir amistad con alguien que transmite tanto en sus conversaciones. Sin duda, es un maestro de los verdaderos. Sin olvidarme tampoco de las visitas, poco habituales en lo que sería un viaje más turístico, como entrar al templo de la comunidad Sij y almorzar como uno más en sus comedores, ejemplo puro del karma yoga.

Si esto ya de por sí es motivo suficiente para no dudar en realizar este viaje, la experiencia de poner rumbo norte, hacia los Himalayas y su Nanda Devi, para mí fue la joya de la corona. Visitar de camino la gran obra que está realizando Manoj con su ONG en un zona rural a los pies de los Himalayas, promoviendo la cultura y modos de vida autóctonos, reeducando a la población acerca de la flora y agricultura autóctona, o el uso apropiado de las aguas naturales para cuidar y bendecir aquellas comunidades, fue una dosis de energía y de ilusión para intentar luchar y cambiar las cosas, aunque sea en nuestro entorno más cercano. Nunca olvidaré cómo se me erizaba la piel oyendo el mensaje de este gran hombre (incluso a pesar de las dificultades de idioma). A veces no se necesitan palabras para llegar al corazón.

Después de aquello me parecía difícil vivir experiencias más interesantes en lo que quedaba de viaje. Pero la visión de aquellas montañas me quitaron la razón inmediatamente. Esa imponencia y esa belleza tan natural y abrumadora me sobrecogieron al llegar al Guest House de Josimath. Esa azotea donde divisar y dejarte embriagar no tiene precio. Aquella sesión de yoga al amanecer con las montañas envolviéndonos consiguieron hacerme llorar de alegría mientras disfrutaba tumbada en la relajación final. La elección de este Guest House es de una gran sabiduría.

En los seis días de trekking posteriores se alternan momentos de subidas difíciles, en las que sacarle partido a las enseñanzas del yoga y en las que sacar fortaleza de ese mundo interior que suele estar tan oculto, junto con la gratitud y satisfacción de la “meta” conseguida o de la sencilla visión de toda la maravilla que te rodea. Las sensaciones son de plenitud, de estar viviendo conectado contigo y con la naturaleza (lógico, ¡¡¡si es que son lo mismo!!!). El mimo con el que nos cuidaba todo el equipo de porteadores, cocineros y guías fue entrañable. Y la comida insuperable! Parece mentira que sean capaces de alcanzar ese alto nivel cocinando en aquellas condiciones. Jamás me he sentido tan sana como aquellos días.

Y por supuesto, y esto quizás es suerte o quizás no, compartir esos días con un grupo de personas, que allí fueron amigos y hoy soy casi ya familia fue la guinda del pastel.

En definitiva, la única manera de superarlo es ¡¡¡¡REPITIENDO!!!! Ojalá».

Programa del viaje, condiciones y fotos de otras ediciones en :

https://www.facebook.com/events/929474370403124/

http://www.padmasanacenter.com/