Ardhanarishvara: La mujer en el yoga es sagrada

2020-03-05

Parvati creó el yoga cuando lo escuchó de labios de Shiva. El yoga nace de esa conjunción de lo masculino y lo femenino. Esa capacidad bondadosa y creativa (a través del yoga) es representada por Ardhanarishvara. Escribe Joaquín G Weil con motivo del Día Internacional de la Mujer.

Foto: Sandra Castuera @sandracastuerafoto En la imagen la profesora Rosa María Ochoa @mujeritual

Es verdad que se trata de un mito o de una leyenda, si bien es cierto asimismo que, como todos los antropólogos han constatado, la mayor parte de los mitos vienen a elevar al plano de lo sagrado un hecho real o histórico.

Como es lógico y natural, el yoga fue una creación conjunta del hombre y la mujer, tal como el arte, tal como nuestro lenguaje, tal como la danza, como la música, tal como la ética y la distinción firme (y a la vez sutil) entre lo correcto y lo incorrecto.

Como decía María Montessori, la verdadera historia de la humanidad no es la de las guerras y las batallas, sino la de la creación y la creatividad, también, o sobre todo, en el día a día.

El yoga nació en la Civilización del Indo y fue creada en el entorno urbano y doméstico (sagrado entonces) por mujeres y hombres juntos. Y lo que es más importante, el yoga es recreado en cada época (y lugar), también en la nuestra, por hombres y mujeres juntos. A quien no comprenda esto, le recomiendo leer Death must die, de Blanca Atmananda, con las enseñanzas de Shree Anandamayee Ma, tan excelentemente editado por Indica Books. Y también el libro de Pema Chödrön Abrazar lo inabrazable,publicado recientemente en español por Editorial Kairós.

Para aclarar el punto de vista desde el que escribo, considero que la raíz de la bondad en el ser humano viene precisamente de la unión divina y armónica del hombre y la mujer, simbolizada por Ardhanarishvara.

Ardhanarishvara

Nótese que escribo esto precisamente como hijo de madre (no puede ser de otro modo) y como padre de hija. De mi madre aprendí la generosidad, en particular con los más necesitados, y, claro está, con la familia, el cuidado hacia el conforto de lo cotidiano. De mi joven hija aprendo la feminidad consciente, el contento por participar como género en el avance de la humanidad. Este hecho está hoy en día precisamente reflejado en la buena proliferación de libros para niñas y jóvenes sobre mujeres que cambiaron la historia.

Es necesario entender la espiritualidad del género o el sexo, como quiera llamarse. El espíritu sólo puede manifestarse en el plano terrenal en forma masculina o femenina, para poder ser humano. Por lo tanto, hombres y mujeres somos hermanos. La humanidad tiene esta doble manifestación: mujer y hombre. Lógicamente no puede ser de otro modo.

Esto que voy a decir ahora no viene tanto de la razón como del sentimiento y la consciencia: la mujer, en ese plano elevado, representa la pureza, nos aconseja y nos recuerda qué es el bien. También nos recuerda cuales son las tradiciones. La espiritualidad en el verdadero yoga tiene o ha de tener una dimensión ética. Este es su sentido expresado en los libros fundamentales del yoga, como son los Yogasutras de Patanjali, situados en una misma dimensión de conocimiento y consciencia.

Entender la relación que existe entre ética, espiritualidad y feminidad es como entender la diferencia que existe entre el negro y el naranja, por decirlo de un modo simbólico, la diferencia entre lo sombrío y lo alegre. (La alegría es uno de los principios básicos del yoga, santosha).

Es algo que ya expresó nuestra compañera Carmen Viejo en el artículo titulado ¿Por hombres y para hombres? Las danzantes sagradas hijas de la materia.

El verdadero yoga viene precedido por la ética y la espiritualidad en una misma dimensión, reflejada en los yamas y niyamas, que comienza con ahimsa (la no violencia o la no agresividad), que pasa por la alegría y el contento (santosha) y culmina con el principio de ishvarapranidhana, el compromiso o el estudio de la divinidad o lo divino (o, por otro nombre, Dios) a través del principio precedente svadhyaya (el estudio de sí o la meditación).

Porque el plano de la verdadera espiritualidad (no la doctrinal, sino la experimentada y sentida) es el ámbito de la ética, del respeto, de la cordialidad, de la cordura fundamental, la alegría y la amabilidad. Es algo que vienen enseñando todos los auténticos maestros, tanto antiguos y modernos, hombres y mujeres; es la bondad básica de la que habla Pema Chödrön en el libro antes mencionado. Léanlo, o al menos vean la excelente entrevista que le hace al respecto Oprah Winfrey (en YogaSala Málaga blog enlazo estas referencias).

Joaquín G Weil. Autor de Dominio de las Técnicas Específicas de Yoga

http://yogasala.blogspot.com/