Entrevista con Cayetana Ródenas: «Hay que cambiar desde uno mismo, sin exigir que cambie el de al lado»

2013-01-28

Especialista en Yoga para niños, Cayetana es representante en España de Rainbow Kids, organización que enseña Yoga a los más pequeños y a sus padres a través de la magia del juego y de las emociones.

Cayetana Rodenas

Cayetana Ródenas se dedica al Yoga desde hace 13 años. Anteriomente, con 18 años, era bailarina y actriz de teatro. “Fui a una clase de Yoga y me pareció aburridísimo, allí todos sentados haciendo respiración”. Años después se fue a vivir a Australia con su anterior marido y reencontró con el Yoga, con el Ashtanga. “Fui a una clase, me enganchó totalmente, y luego empecé a ver cómo en mi vida las cosas iban cambiando. Yo, que tenía bastante genio, me iba apaciguando… Cada vez me fui metiendo más en el Yoga. Decidí hacer formación en Melbourne y empecé a dar clases de Asthanga y Hatha, porque necesitaba compartirlo”.

Ahora Cayetana, que acaba de tener a Sol, su segunda hija, considera superada la fase de “las grandes acrobacias”  y encontrarse en la fase opuesta, en la que su interés se decanta por el Yoga terapéutico, por la introspección… “Cuando más vas evolucionando en el Yoga, te das cuenta de que la parte física no es el objetivo. Pero eso también es el momento de cada uno”.

Cada persona tiene que seguir su propio proceso, ¿no es eso?
Sí, para mí ya el Yoga implica mi forma de vida, es mi forma de vida, y eso se lo intento transmitir a mis alumnos, que el Yoga no es vengo al centro hora y media y me voy a casa corriendo; es ver la vida con otra perspectiva, sabiendo que todo depende de ti, que todo está en tu centro y confiando en que tú eres el dueño de tu existencia y nadie más.

¿Esa es una de las principales lecciones que quieres transmitir a tus alumnos en tus clases?
Desde el momento cero en que la gente entra a clase les digo que yo soy aquí una parte en su camino, que no intenten hacer lo que yo hago ni casi me hagan caso en lo que les digo. En las clases les guiamos para que ellos encuentren su propio maestro interno, para que se fíen de ellos mismos, de su intuición. Porque veo que mucha gente está totalmente perdida en la vida y culpan y responsabilizan a todo el mundo de sus penas. Y que si la crisis, y que si este gobierno… pero mira hacia dentro, a lo que estás haciendo. Tenemos que cambiar desde nosotros, no exigiendo que cambie el de al lado, y eso es lo que intento transmitir a mis alumnos, que dentro de ellos está todo: las respuestas y las preguntas. Y cuando entiendes eso, te da mucha paz mental porque dices: si estoy enfadada es porque a mí me da la gana, porque puedo decidir estar bien (aunque tenga mis arrebatos y los supere).

¿Cómo explicas la espiritualidad que emana del Yoga?
La parte espiritual está en el Yoga, es la base del mismo y se beneficia todo el mundo. Pero creo que se llega a profundizar en ella a través de un proceso. Si uno va a una clase y el profesor se pone a hablar del Hatha Yoga Pradipika o sobre filosofía yóguica, muchos alumnos saldrán por la puerta. Yo creo que cada uno debe ir creándose, poquito a poco, ese interés por el Yoga. Normalmente la gente viene a clase por cuestiones físicas, o porque el médico se lo ha recomendado para su espalda. Y acaba encontrándole el sentido espiritual. Creo que es la parte básica del Yoga pero hay que subir un par de escalones previos: llegar a clase por la razón que sea, e ir despertando las ganas de profundizar. Si empiezas a subir por la parte de enseñanzas espirituales, es muy denso; hay que entenderlo desde dentro mejor que leerlo en un libro.

Pero hay gente que le encanta esa parte más espiritual y filosófica. Yo es que soy mucho más práctica. En las clases doy una práctica, con su teoría aplicada a esa práctica. Pero no me gusta mucho dar charlas porque siento que cada uno tiene que buscar esa parte espiritual, y que hay grandes maestros que lo saben transmitir y grandes libros que se pueden leer. Yo no me siento nadie para ponerme a hablar de esos temas.

Cada persona tiene un grado de interés en profundizar…
Sí, a veces la gente está tan desorientada que van a clase y un profesor les guía por ciertos caminos y ya se crean esos gurús que todo el mundo sigue. Es, un poco entre comillas, un “lavado de cerebro”, y sé que eso existe el mundo del Yoga, tristemente. Yo, por eso, me dedico a la parte práctica y que cada uno encuentre la visión que quiera encontrarle al Yoga. Pienso que no hay gurús, que tú eres tu propio gurú, Otras personas pueden estar  más evolucionadas que tú, o tener más experiencia, pero nadie es más que nadie. Todos llegaremos, si queremos.

Tu especialización es el Yoga para niños…
Sí, desde siempre me gustaban los niños. Estudié Magisterio, especialidad Música, y nunca llegué a ejercer. Pero hace unos 12 años me pareció que el Yoga para niños era mi camino, y me hice todos los cursos especializados que había, como Yoga Kids. Después conocí a Gopala el australiano (Amir Yaffa, ex director del ashram de Sivananda en Bahamas), el fundador de Rainbow Kids Yoga, que es la organización internacional que tiene cursos de formación de tres días. Y me planteó si quería ser la representante de estos cursos aquí en Europa y darlos en diferentes países. Me hizo feliz. Es lo que he hecho en los últimos tres años, viajar por Europa dos veces cada mes dando este curso, una experiencia maravillosa.

¿Cómo son los cursos Rainbow Kids Yoga?
Maravillosos. Son tres días intensivos de niños y familias, y es todo a través del juego, de la música, en grupo, en parejas. Es enfocar el Yoga para niños de una manera totalmente lúdica, a través de cuenta-cuentos. La transformación que se obra en la gente que viene a hacer el curso es asombrosa, porque ellos acaban siendo su propio niño. Y ese es el objetivo del curso: busca a tu niño interior, no tengas vergüenza, haz el loco, el payaso, ríete, cáete; así es como conectas con los niños, sin barreras. Y cuando los niños lo perciben, son felices y toman el Yoga con alegría y con pasión.

Hay risas y también llantos porque afloran muchas emociones dormidas, muchos miedos e inseguridades como adultos. Pero compartiendo ese mismo proceso entre todos; es maravilloso.

¿Y cuál es el objetivo respecto a los niños?
Lo mismo que con los adultos: tú eres el príncipe o la princesa de tu propio cuento, que es tu vida. Y tienes que saber que tú eliges enfadarte o reír, y sobre todo, tú eliges amarte a ti mismo. Con los niños es eso, dejar que acepten todas las emociones que tengan. El curso está muy ligado a la inteligencia emocional. Lo cual es bueno porque en los colegios la educación está bastante obsoleta, tan mental, y las emociones no pintan nada. En el curso los niños comparten con su padre y/o madre momentos de juego, de espiritualidad, de gran calidad. También hay mucho acroyoga, masaje tailandés, yoga en pareja… Todo se integra en estos cursos de formación en lo que lo más importante es que tú seas tú mismo cien por cien, para poder crear tus propias clases de Yoga infantil.

Pero, después de tanta adaptación, que queda de Yoga?
Igual que una clase de adultos, pero quizás más mágica o lúdica. Con los niños hacemos todas las posturas igual, con nombres de animales, y van siempre integradas en un cuento o una historia. Y también se hacen respiraciones conscientes pero jugando con aromas o instrumentos musicales, hasta que los niños empiezan a integrar que la respiración tranquiliza. Y de ahí a la relajación, con Savasana, quizás más cortito, diciéndoles que si están quietos notarán la vibración de un cuenco tibetano o el calor de una vela.

Y así los niños conectan con su propio mundo interior…
Efectivamente . Se les permite ser ellos mismos, sin que papá o mamá les diga esto se hace así. Aquí no existe la palabra mal, ni imposible, ni “no puedo”… Lo otro no es educación, sino adiestramiento y alienación… En clase de Yoga los niños no se rigen por esos valores, sino por ser ellos mismos, por sentirse bien con ellos mismos haciendo aflorar lo que tienen dentro. Y si ellos están bien consigo mismos, también lo estarán con los demás; eso siempre es así.

http://yogayarte.com