El verdadero Vipassana

2017-03-09

En Occidente, y ya también en Oriente, seguimos con la antigua manía de aguar, distorsionar, falsear o incluso prostituir las genuinas tradiciones. Ha sucedido con el Yoga, con el Tantra, con el Vedanta y ahora con el Vipassana, dada la moda del Mindfulness. Escribe Ramiro Calle.

El Mindfulness da a entender, simplistamente, que basta solo con estar atento y a veces reduce de tal modo la verdadera enseñanza que la convierte en una simple caricatura de la misma. Primero hay que saber para qué y por qué hay que estar atento y, segundo, a qué estar atento. ¿No está sumamente atento un torturador, un terrorista, un verdugo o un ladrón?

En una ocasión, un eremita que descendió de las montañas, al pasar por la ciudad se percató de que un ladrón había entrado por la ventana de una casa y había robado unos objetos. Su concentración era extraordinaria, tanto es así que cuando el ladrón salió, el eremita se le acercó y le dijo: «Amigo, vamos a hacer un intercambio. Tú me enseñas concentración y yo te enseño virtud».

Si el Mindfulness o atención plena es para aplicarnos a lo nocivo, explotar, crear apego y aversión, darle la espalda a la ética verdadera, mejor es no tener Mindfulness. Si la atención es para fortalecer el ego y afirmar el narcisimo, competir sin escrúpulos, sobresalir y jactarse de ser superior, tanto mejor es darle la espalda al Mindfulnes. Pero la mente occidental -igual que ahora la oriental- todo lo quiere rentabilizar. Así, técnicas de autorrealización que se utilizaron en sus orígenes para debilitar el ego, desapegarse y superar la aversión, ahora a veces se utilizan para todo lo contrario.

Vipassana quiere decir visión penetrativa y clara; visión pura o desnuda, libre de juicios y prejuicios, de lo que es. Una visión así, apoyada en la virtud y tendente a desarrollar sabiduría o entendimiento correto, transforma y libra la mente de oscurecimientos tales como la avidez, el odio y la ofuscación. Se trata, pues, de seguir la triple disciplina o entrenamiento: el ético, el de concentración y el de cultivo de la sabiduría.

Carácter transformativo y liberador

Vipassana o visión profunda conlleva también la comprensión clara o lucidez. Mediante Vipassana uno ve la realidad tras las apariencias, entre otras cosas que todo es insatisfactorio, impermanente y ausente de una entidad fija tal como un ego. Esa visión cabal y profunda, desarma los puntales del ego y le permite a la persona hallar la libertad interior y la independencia mental. Así uno se libera de la ofuscación y, al hacerlo, también de la avidez y el odio y otros oscurecimientos y corrupciones de mente. Se desvanecen los autoengaños.

La atención plena adquiere así su carácter transformativo y liberador, que le ayuda a la persona a ser de una manera mucho más sana y equilibrada, mejorando sus relaciones consigo misma y con los demás. Pero si la atención es indebida y se pone al servicio del aferramiento, el egocentrismo, el rencor u otras emociones tóxicas, en lugar de liberar, esclaviza; en lugar de expandir, contrae; en lugar de que la persona se convierta en sí misma, que siga anclada en sus mezquindades, bobos apegos y toda su masa de neurosis y sufrimiento.

La meditación Vipassana (igual que la del radja-yoga y otras) trata de desarrollar esa visión pura (Patanjali) y transformadora para que la persona evolucione conscientemente y desarrolle las cuatro sublimidades de la mente: amor, compasión, alegría compartida (antídoto de la envidia) y ecuanimidad. ¿De qué sirve Mindfulness si es para realimentar el lado avariento y aversivo de la mente y acumular más ofuscación, afirmar más el egotismo y conferirle a la mente estados de confusión en lugar de perspicacia?

Hay que complementar la meditación con el establecimiento de la atención en las actividades que uno lleva a cabo y también en vigilar la mente y las palabras. Como declaraba Buda: «Si te estimas en mucho, vigílate bien». Pero si una persona no medita, por mucho que lo intente,  no logrará estar atenta. La meditación es el entrenamiento metódico de la atención para luego poder desplegarla en la vida diaria. La meditación o entrenamiento para el desarrollo mental es, pues, en este sentido, por completo insoslayable. Pero otra falacia es decirle a la gente que basta con estar atento, puesto que nadie lo consigue si realmente no te entrenas para ello, pues de otro modo es como invitar a alguien a que corra la maratón sin haberse adiestrado a tal fin.

La meditación Vipassana toma como objeto de atención los propios procesos psicofísicos: el cuerpo, las sensaciones, las percepciones, los contenidos de la mente y la consciencia. Mediante la observación de los procesos psicofísicos se percibe conscientemente la transitoriedad y surge el desprendimiento y la compasión. Lucidez y compasión. Al final, lo importante es tener una mente clara y un corazón tierno.

La importancia de la virtud

En mi libro La Senda de la Atención Plena insisto mucho en la triple disciplina, avisando de que si falta en la misma uno de sus tres eslabones, ésta es por completo insuficiente, y no digamos si faltan dos y solo se utiliza el de la concentración.

Dado que es sumamente importante consultar obras serias al respecto, sobre todo, claro, para las personas que se toman en serio el tema, tengo muy especialmente que recomendar, como altamente fiables, las obras del Venerable Nyanaponika Thera (al que entrevisté en numerosas ocasiones), traducido magistral e impecablemente por Almudena Hauríe. Como decía Nyanaponika, un buen libro puede ser un maestro, y los suyos son mentores sumamente solventes.

Hay que señalar, contundentemente, que el tan traído y llevado Mindfulness deriva del yoga, el budismo Theravada y el Zen, pero que en las tres tradiciones mencionadas se insiste en la necesidad de asociar el cultivo de la atención a la observancia de la virtud y el desarrollo del entendimiento correcto. Son la virtud y el entendimiento correcto quienes convierten la atención en purificadora, transformartiva y liberadora.

Ramiro Calle

RamiroCalleMás de 50 años lleva Ramiro Calle impartiendo clases de yoga. Comenzó dando clases a domicilio y creó una academia de yoga por correspondencia para todo España y América Latina. En enero de l971 abrió su Centro de Yoga Shadak, por el que ya han pasado más de medio millón de personas. Entre sus 250 obras publicadas hay más de medio centenar dedicadas al yoga y disciplinas afines. Ha hecho del yoga el propósito y sentido de su vida, habiendo viajado en un centenar de ocasiones a la India, la patria del yoga.

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