Yoga en prisión: «Ahora me paro antes de reaccionar»

2014-02-20

Salir de la cárcel interior. Liberarnos de las cadenas de los condicionamientos y dependencias. Eso es lo que todos podemos encontrar en el yoga, y con más motivo quienes cumplen condenas privativas de libertad física. Dos internos nos cuentan su experiencia. Es una entrevista Yoga en Red.

yoga en prision

Con sus palabras, C. y J. nos recuerdan ese milagro real del yoga: cómo, al aprender a afrontar los retos en el plano físico, ese conocimiento se traslada al plano mental y espiritual. Con sus palabras, explican mejor que nadie qué es la liberación: «Ahora me paro antes de reaccionar». Ahí, en ese espacio breve e infinito entre acción y reacción, reside la consciencia, el despertar.

Mujer y hombre en torno a los 35 años, encantadores y encantados de charlar sobre sus experiencias con el yoga. Les conocimos gracias a la mediación de sus profesores de yoga, dos de los voluntarios que todos los fines de semana acuden a su cita, en una cárcel, con un karma yoga real, esforzado, solidario: enseñar el camino espiritual de la liberación, genuino objetivo del yoga.

Ella, C., lleva casi dos años asistiendo a una práctica semanal de hora y media de yoga impartida por estos voluntarios en una prisión española cuyo nombre preferimos omitir.

¿Qué te parece esta experiencia que forma parte ya de tu vida?
Muy bien, muy diferente. Encuentras otro modo de hacer las cosas, pues los profesores nos hablan de afrontar la vida y sus problemas de otra manera. Yo voy muy a gusto.

¿Qué sientes cuando acabas tu práctica?
Cambias tu modo de pensar y de ver las cosas. Cuando sales de la clase, se nota. Salimos todos con una sonrisa…

Se une a la conversación J., otro interno de la misma institución penitenciaria. “Aunque puedo y me gusta meditar por mi cuenta, el yoga, si no es en clase guiada, me da pereza. Pero entre la meditación y el yoga sí que he notado en mí un cambio enorme en todos los sentidos”.

¿Cuánto tiempo llevas en ese practicando yoga y meditación?
Empecé a profundizar en el tema espiritual, autoayuda y yoga hace trece meses.

¿En qué aspectos has notado ese cambio en ti?
En los estudios, a la hora de concentrarme para estudiar. Y cuando tengo algún pequeño conflicto con algún compañero. Antes quizás no me paraba a pensar y reaccionaba negativamente, y ahora paro a pensar lo que voy a hacer pero ya de una forma automática. En el momento que una persona me contesta mal o me dice algo mal, me quedo pensando: bueno, si no sabes hacerlo mejor, allá tú. Y luego leo libros de autoayuda, me he empapado mucho al llegar al nuevo módulo. Entre una cosa y otra… si me hubierais conocido hace unos años, os asombraríais.

C. y J. están en un módulo terapéutico, más “humanizado”, donde pasan mucho tiempo haciendo actividades y estudiando. Reconocen que todo ayuda a sentirse mejor. J. en un tiempo récord ha aprobado secundaria y el acceso al grado medio universitario. Va muy rápido, dice, pero es que anda a tope de motivación.

¿Y quieres seguir estudiando?
Sí, auxiliar de enfermería. A mí me dicen tiempo atrás que yo estoy aprobando exámenes, algunos con muy buena nota, y no me lo hubiera creído. No sé si ha sido por los libros de autoayuda, por la meditación, por el yoga. Yo creo que todo junto… Y lo que más me gusta es que no me lo ha inculcado nadie… Empecé con un libro y quise otro y otro, y luego me apunté a meditación, después a yoga. Ha venido todo como fluido, nadie me ha tenido que decir «haz esto», sino que lo he ido intuyendo…

Una semilla que ha ido arraigando y creciendo…
Ayer le decía a un profesor de yoga que le iba a enseñar una foto que se iba a quedar flipado, de cuando entré en prisión el 2008. Bueno en realidad son muchos años dentro, que ya llevo tres entradas. Pero cuando entré en el 2008 llegué muy demacrado y muy mal. Ahora ya solo me queda poco más de un año, pero parte de él será cumpliendo el programa fuera.

C: Tenemos mucha suerte porque cada fin de semana viene un profesor, y cada uno de esas cinco o seis profesores enseña una técnica diferente. Eso nos hace conocer todos los estilos, gracias al esfuerzo de ellos de venir todos los sábados.

J: Aparte de que te vas conociendo mejor psíquicamente y de que a la hora de contestar te paras a pensar, físicamente vas aprendiendo hasta dónde puedes llegar.

C: Vas descubriendo los aguantes que tienes, que no sabías… Haces cosas que antes no hacías porque no lo intentabas, pero ahora lo intentas porque te dicen que sí que puedes… y sales tan contenta…

J.: Es un estilo de vida. Yo hace unos meses pesaba 10 kilos más…  A mitad del verano pasado dije, voy a hacer un poco de deporte. Y me he enganchado al deporte también, que si jugar al frontón, el gimnasio, el yoga. Me puse a dieta vegetariana y empecé a perder kilos. Y me dije, qué bien estoy ahora.

C: Y como te sientes bien, te dan más ganas de hacer cosas…

J: ¡Quién me lo iba a decir a mí! Hay veces que no me lo creo.

C: Y más en el sitio en el que estamos, que te dices: qué bueno voy a sacar yo de aquí…

Agradecemos su colaboración a C. y a J., deseándoles que en este tiempo transcurrido desde nuestra charla estén ya con sus programas “fuera”, y siempre en el camino del autodescubrimiento de sí mismos.