Respuestas

2016-12-13

Las respuestas a todas las preguntas están en uno mismo, pero gustamos de acudir a los demás para escuchar aquello que queremos oír y no lo que intuitivamente sabemos que es. No existen intermediarios entre el hombre y lo divino. Lo divino forma parte intrínseca del hombre. Lo divino es sin separación de lo humano. Por este motivo no es necesario seguir a nadie; bastaría con saber escucharse a sí mismo. Escribe Emilio J. Gómez.

Para ello sería suficiente con ser capaz de parar la frenética actividad que se vive en la vida actual para llegar a sentir el corazón, para poder escuchar el mensaje silencioso que nuestra alma tiene para nosotros y que anhela comunicar.

Detenerse, aquietarse, sentirse, escucharse… Verbos todos ellos que echan para atrás al ego. Porque ¿cómo parar con la cantidad de cosas que hay que hacer, ir, venir, ver, conocer, visitar, disfrutar…?

El hombre/mujer actual ha convertido su microcosmos en una especie de malabarismo singular en el que a gran velocidad pasan de una mano a otra un sinfín de pequeños mundos sin otro fin que el de reafirmar la personalidad.

Trabajo, pareja, hijos, familia, casa, coche, dinero, noticias, aficiones… Incluso en algunos casos hasta es posible añadir la búsqueda espiritual… Todo esto y mucho más cabe en el precario equilibrio en el que vivimos, olvidados de nuestra esencia.

¿Qué esfera detengo…? Porque, si paro una se caen todas las demás. De nuevo, más y más preguntas en espera de respuestas. Las cuales tan sólo bastaría un instante de quietud, de escucha atenta y relajada para llegar a saber…

Saber que todas las respuestas están ya en cada uno de nosotros y que escucharlas es tan sencillo como mirar el cielo y verlo. Escucha tus respuestas. Escúchate. Siéntete. Dedica un tiempo a estar contigo y sentirte. En verdad que nada más es necesario.

Emilio J.GomezEmilio J. Gómez es profesor de yoga del Círculo de Yoga Silencio Interior

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