Hoy, 14 de noviembre, Día Mundial de la Diabetes

2012-11-14

La Federación Internacional de Diabetes (IDF) recuerda que la diabetes más frecuente puede prevenirse con alimentación adecuada, peso saludable y actividad física regular. Pero la crisis está poniendo en peligro las bondades de la dieta meditarránea en favor de los alimentos menos sanos pero más baratos.

Hoy es el cierre, en el hotel Auditorium de Madrid, del 7º Congreso Mundial en la Prevención de la Diabetes y sus Complicaciones, coincidiendo con el Día Mundial de la Diabetes. Expertos internacionales advierten de una pandemia de diabetes si no se actúa para prevenirla.

La diabetes se encuentra entre las diez principales causas de invalidez y presenta complicaciones que pueden causar la muerte, como infarto, ictus, amputaciones de extremidades inferiores y ceguera. La IDF calcula que 366 millones de personas son diabéticas, de las que la mitad están sin diagnosticar, pero para 2030 serán 550 millones, un 50% más, por lo que el coste para el sistema sanitario será «inasumible por ningún gobierno», según el profesor Rafael Gabriel, del Instituto de Investigación del Hospital La Paz y codirector del congreso junto con el profesor Jaakko Tuomilehto, de la Universidad de Helsinki.

La prevalencia en España para la población entre los 30 y los 65 años se estima en el 12%, aunque es superior en algunas comunidades, como la canaria. La diabetes tipo 2 representa el 90% de los casos.

Actividad física regular

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda dieta y ejercicio, pues reducen en más de un tercio el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. En concreto, para prevenir esta enfermedad los médicos aconsejan:

  • Mantener un Índice de Masa Corporal (IMC) normal
  • Realizar una ingesta de grasa inferior al 30% del consumo energético diario y una grasa saturada inferior al 10% y una ingesta de fibra mayor de 15 g/1000 Kcal
  • Hacer una actividad física regular, lo que supone, según los expertos en diabetes, un mínimo de 30 minutos diarios o más de cuatro horas semanales.

Los resultados de la aplicación de estas medidas en diversos ensayos clínicos en Cataluña supusieron una reducción del 36,5% en el riesgo, y fueron publicados en mayo en la revista Diabetologia.

Esta reducción del riesgo es aún mayor en intervenciones específicas sobre la dieta, como demostró un estudio español publicado el pasado año en Nutrition, Metabolism & Cardiovascular Diseases. En él se vio que la dieta mediterránea, por sí sola, durante al menos 5 años, conseguía reducir el riesgo de diabetes tipo 2 a la mitad (52%).

Para el coordinador del trabajo, el doctor Jordi Salas, del Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili, de la Universitad Rovira i Virgili, de Reus, «hay alimentos que incrementan el riesgo de diabetes tipo 2, como la carne roja, los procesados y las bebidas ricas en azúcar, incluyendo algunos jugos de fruta». En cambio, otros, que forman parte de la dieta mediterránea, reducen su riesgo, como «los cereales integrales, el café, el té, el aceite de oliva, los frutos secos, las legumbres, las frutas y verduras y el pescado». Una dieta que, reconoce el Dr. Salas, «se está abandonando».

Comer insano cuesta más barato

En ello coincide la doctora Carmen Gómez Candela, jefa de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Hospital La Paz, de Madrid. La crisis, advierte, «amenaza la supervivencia de la dieta mediterránea y en unos años es posible que veamos las
consecuencias en un incremento de la diabetes tipo 2». La razón es que «comer insano sale más barato: un postre hipercalórico y rico en grasas saturadas cuesta menos que una fruta».

Por ello, plantea la necesidad de educar en hábitos de alimentación saludables desde el colegio e invertir en la promoción de frutas y verduras.

El doctor Matti Uusitupa, profesor de Nutrigenómica y Nutrigenética en la Universidad de Eastern Finlandia, propone la dieta báltica, «baja en grasas saturadas, pero incluye aceite de colza, margarinas basadas en él, frutas, bayas y vegetales locales y productos de grano integral», señala. A su juicio, «podría ser también antiinflamatoria y, a través de este mecanismo ayudar a proteger tanto de la resistencia a la insulina como deldefecto de la secreción de insulina a largo plazo», añade.

http://www.wcpd2012.com/