Los beneficios de la Psicología yóguica

2017-01-26

Desde la concepción de la mente que postulan las “filosofías prácticas” orientales como el yoga, el vedanta o el zen, podemos no solo comprender sino relacionarnos y equilibrar la dinámica mental, con una perspectiva notablemente superior al paradigma oficial vigente, que es el cognitivista-conductual. Escribe Lucía Gómez.

Desgraciadamente el enfoque que es mayoritariamente transmitido en nuestras universidades para explicar y abordar el psiquismo humano es tan limitado y obsoleto que en vez de direccionar al paciente hacia el autoconocimiento y la autogestión del funcionamiento de la mente como camino de sanación y armonización psíquica, nos conduce hacia la represión (especialmente por parte del conductismo que, por ejemplo, todavía a estas alturas propone como solución para el malestar que producen determinados pensamientos el pellizcarnos cuando éstos surjan para ir logrando así su condicionamiento y “desaparición” barriéndolos debajo de la alfombra, sin investigar y atender su razón de ser ) y la sobre-racionalización (especialmente del cognitivismo, que también es mecanicista, es decir, solo se ocupa del ámbito del estímulo-respuesta) dando lugar a la alienación y la escisión del ser humano.

Desde mi experiencia en consulta, las disciplinas orientales mencionadas son realmente valiosas en varios sentidos:

1. Por un lado, son especialmente interesantes por la profundidad de hacia dónde apuntan, pues apuestan por la libertad como único camino hacia la felicidad y la paz interior.

La libertad es el objetivo final de la consulta, y para lograr esto, el primer paso es hacer conscientes los patrones cognitivos y conductuales que han sido condicionados a lo largo de la experiencia vital y la de los progenitores,  y que operan actualmente desde la sombra generando acciones y posiciones (mentales y físicas) que ya no son adaptativas ni funcionales con el presente, lo que se traduce en sufrimiento.

En nuestra cultura se nos entrena desde muy temprana edad para conocer el mundo externo e ignorar el mundo interno. Ante cualquier dificultad solemos hacer como buen hombre del cuento que está buscando algo afanosamente bajo una farola.

Al verlo, su vecino le pregunta qué se le ha perdido. El hombre contesta que no encuentra las llaves de la casa, y el vecino tratando de ayudarle le pregunta que dónde las vio por última vez. Sorprendido, le escucha decir que fue dentro de su casa.  A lo que el vecino le contesta con la siguiente pregunta: «¿Entonces, por qué no las buscas dentro?». Y el buen hombre contesta: «Es que aquí afuera  hay más luz…».

Vivimos en un ambiente en el que somos constantemente bombardeados por estímulos que sobrexcitan nuestros sentidos y el consumismo como forma de vida ( y no solo hablo de consumismo material, sino también de consumo excesivo de ideas, emociones, relaciones, libros, películas, actividades…) nos llevan a la búsqueda constante de algo que nos satisfaga en el exterior. Este desequilibrio que genera nuestro entorno del que ya habló Freud en su libro El malestar de la cultura, es mitigado en gran medida (sin necesidad de retirarnos como ermitaños) con la comprensión de la importancia de re-direccionar nuestra atención hacia dentro y llevarlo a la práctica, aunque esté más oscuro y se vea menos.

Allí es donde encontraremos las llaves de nuestra  “casa.”

Observación, comprensión, ecuanimidad

2. Por otro lado, las herramientas que ofrecen las filosofías son realmente valiosas. Por ejemplo, señalan la importancia de la 0bservación, que a simple vista puede parecer algo simplista como para considerarlo un punto clave de la terapia psicológica; sin embargo, en Occidente tenemos grandes dificultades para observar sin reaccionar mentalmente a lo observado, y por tanto para poder percibirlo sin el sesgo del que percibe. Por ejemplo, nos es muy difícil enfocar la atención sobre cualquier sonido ambiental sin que tratemos de definir mentalmente su fuente. O mirar un objeto sin que automáticamente haya una reacción que provoque una cadena de pensamientos como el nombre del objeto, sus cualidades. Por ejemplo, cuando vemos un pájaro, automáticamente pensamos: “pájaro” ,“petirrojo”, ”que bonito”….- Esto es como una enfermedad mental que como nos sucede como colectivo, no se considera como tal.

Sufrimos una gran incapacidad para limitarnos a observar y percibir, y esto es un verdadero problema cuando la luz de la atención se dirige hacia el alumbramiento del mundo interior. Para poder calmar y silenciar nuestra alocada mente-mono, saltando de pensamiento en pensamiento, y lograr aquietarnos en el estar presentes y conocer lo que realmente somos, es necesario no identificarnos con lo aprendido intelectualmente. Lo que en yoga se denomina sakshi” o consciencia testigo, la actitud requerida para la mayoría de las técnicas del Raja Yoga (Yoga Mental) y del Karma Yoga (Yoga de la Acción), es una actitud, una forma de mirar, que requiere entrenamiento y que resulta imprescindible en el proceso terapéutico para hacer conscientes los patrones mentales antes citados.

A la observación correcta, le sigue la comprensión (que es completamente diferente del entender racional que propone el modelo de la Psicología Cognitiva). Cuando la comprensión sucede, se libera parte de la energía mental que sostiene las estructuras e inercias inconscientes (samskaras para el yoga) pudiéndose así trascender.

La ecuanimidad sobre la que tanto hincapié hace el zen, es un potente bálsamo para calmar la neurosis del agotador vaivén al que somos alentados a alimentar constantemente  a través del esquema atracción/reacción.

A lo largo de mi experiencia como psicóloga, he encontrado en el estudio, vivencia y aplicación terapéutica de la gran sabiduría de estas tradiciones milenarias el mayor apoyo para incidir sobre la ignorancia (avidya) y confusión, responsables del sufrimiento y sus consecuencias, que llevan a los pacientes a acudir a consulta.

Así mismo en los Cursos-Sadhana (práctica personal) de “Psicología Yóguica” que imparto, los alumnos que logran cambiar su paradigma psicológico, sufren una transformación realmente profunda en la que encuentran la posibilidad real de transitar este sendero de valentía y compromiso hacia el despertar.

Próximos cursos:

11/12 Febrero Gangadhara (Madrid), https://www.facebook.com/gangadharayoga/?fref=ts

19 Febrero Yoga Mudra (Moralzarzal) https://www.yogamudra.es/cursos-y-talleres/

Lucía Gómez Rodríguez. Psicóloga y Profesora de Yoga. http://www.psicologosmadridsierra.es/