Sadhus

2017-01-16

Una de las imágenes que más suele impactar cuando llegamos a una de las ciudades sagradas de la India es la de los sadhus, esos ascetas o monjes que siguen el camino de la austeridad para alcanzar la iluminación. Escribe Mayte Aguado (Maheswari).

Alguno de vosotros quizá esteis pensando en ir o quizás ya habéis estado en la bella India, ese país envuelto en ese omnisciente misticismo que no te deja indiferente. Allí donde los sentidos parecen experimentar una alocada fiesta, por su estruendoso ruido, la increíble variedad de sus olores y colores, la armonía del caos de sus gentes, esa pobreza con sonrisa sentada junto a los que fueron los grandes palacios de los maharajás… Infinitas cosas que te hacen estar despierto en el más absoluto presente, ese que sin saber exactamente cuándo y cómo, te cambia.

Porque desde que la conoces ya nada va a ser igual en tu vida, ya sea por amor o por rechazo. Unos y los otros intentan interpretar cómo sus gentes viven sencillamente asumiendo el rol que les ha tocado, de una manera digna y positiva que, unida a la religiosidad que está presente en cada segundo y en cada rincón de cualquier urbe de India, hace que todo ello sea posible.

Una de las imágenes que más suele impactar cuando llegamos a una de las ciudades sagradas de la India es la de los sadhus, esos monjes que siguen el camino de la austeridad para alcanzar la iluminación. Cuando ves a uno de ellos, te sorprende. Pero cuando tienes la suerte de ver a un gran grupo de sadhus sin apenas ropajes, con el pelo muy largo y la frente trazada con dibujos, tienes la primera gran impresión de lo «exótico» de la India. Pero la pregunta es: ¿quiénes son ellos?, ¿por qué adoptan ese tipo de vida?

Una definición sencilla y simple de describir a un sadhu sería que es un asceta hindú que ha renunciado a la casta, posición social, dinero y autoridades, ocupando un lugar especial en la sociedad hindú.

El concepto de sadhu tiene su origen en las imágenes más tempranas de Shiva, con un pelo enmarañado y el cuerpo cubierto de ceniza. Como ya dije antes un sadhu no tiene ninguna casta y es libre de vincularse a cualquier estrato de la estructura social. A los sadhus se les relaciona con buena parte del desarrollo de la cultura india, al haber influido y conformado el mundo que han abandonado con sus viajes interminables de un lugar sagrado al otro, cantando canciones y recitando poesías y llevando los iconos, pinturas y otros objetos santificados.

Reconocer físicamente a un sadhu resulta fácil porque por lo general lleva en la frente las tres líneas del tridente de Shiva dibujadas con ceniza o pasta de sándalo. Dependiendo de la secta a la que pertenezca, hay una variedad interminable de estas señales, que pueden decorar su cuerpo con varias líneas y marcas o cubrir su cuerpo entero con cenizas, llevar un tridente metálico y usar rosarios, o llevar su pelo y barba siempre enredados y sin cortar desde que son iniciados. Es para ellos una forma de reconocerse.

Y para saber nosotros un poco más de ellos podemos destacar dos grandes líneas y algunas ramas, como son:

Shaivite sadhus: Seguidores de Shiva, que se dividen en varias ramas, como por ejemplo:

  • Los Dasanami (monje con diez nombres), secta que tiene varias filiales dispersas por toda la India, y cada una de ellas con una rama militante armada llamada Nagas. Eran en su origen los guerreros que defendían a los hindúes de la invasión musulmana; van prácticamente desnudos y cubierto todo su cuerpo de las cenizas sagradas. Siguen el tantrismo y el shaktismo, y aunque dicen que son estrictamente vegetarianos -como todos los Sadhus- en textos antiguos se reconoce que los Nagas comían carne, tomaban estimulantes y en la sociedad eran criticados por sus prácticas eróticas.
  • Los Gorakhnathis se caracterizan por llevar pendientes largos. En la ceremonia de iniciación, el gurú divide los huecos centrales de ambas orejas con un cuchillo, luego por la ranura se coloca un pequeño palo de madera y después, cuando las heridas han sanado, se insertan unos anillos grandes (mudra), que representan el símbolo de la fe del yogui. Dicen que dividir la oreja ayuda a ascender en la vía mística y a acceder a los poderes que les vuelven inmortales.
  • Los Aghori yoguis son conocidos por sus ritos que involucran a los muertos. Llevan una vida de extrema meditación y espiritualidad y por lo general no suelen llevar ningún tipo de vestimenta, solo en algunos casos aparecen vestidos con el sudario de algún fallecido. Si no es así les veremos embadurnados con las cenizas de una cremación. Suelen portar un cráneo humano que utilizan a modo de cuenco para beber. Pueden comer carne cruda de cadáveres que aparecen flotando en el río Ganges, o carne quemada procedente de alguna cremación. Para ellos, un cadáver no es más que materia natural que carece de la fuerza vital. Con el consumo de carne humana, prueban que nada es profano ni está separado de Dios, y que la materia muerta simplemente pasa de un estado a otro.
  • Los Lingayats centran su adoración en el linga como símbolo de Shiva, rechazaban la autoridad de los Vedas, el sistema de castas y los rituales.

Vaishnavas sadhus: Son los devotos de Vishnú y representan un desarrollo posterior al de los Shaivite. Comúnmente llamados Vairagi (separados), ellos son miembros de varias escuelas del Bhakti (devoción). No enfatizan los extremos ascéticos de los Shaivite. Su señal de identificación común es una “V” blanca puesta en la frente, más una línea en blanco o rojo en el centro. Normalmente van de blanco y llevan cuentas del tulsi (albahaca sagrada).Una curiosidad es que, a diferencia del hindú común que es cremado, el sadhu es sepultado por lo general sentado. El lugar del entierro generalmente se convierte en un lugar de culto.

  • Ramanandis es una de las ramas más grandes. Solemos verlos alrededor de las llanuras del Ganges, destacan por su culto a Visnú y Rama. Son sadhus que basan su vida en la meditación y las prácticas ascéticas estrictas.
  • Tyagi, que usan la ceniza para la iniciación y, al igual que los Nagas Shaivitas, van desnudos, viven en la intemperie, practican hatha yoga y suelen hacer ayunos muy largos.
  • Sakhis, que se caracterizan por una fuerte devoción sentimental y autoentrega total a una de sus encarnaciones terrenales.
  • Hijras, que están totalmente castrados tras la iniciación en su orden. Son considerados como eunucos, ni hombre ni mujer, pero se visten como mujeres y sus gestos son afeminados y muy exagerados.

Bhagavad Guita Cap.8.10:
En el momento de la muerte, con la mente inmóvil, devoción y el poder del Yoga, con todo el aliento vital concentrado entre las cejas, llega a esa Persona Suprema resplandeciente.

Maheshwari (Mayte Aguado). Profesora de Yoga certificada por la Escuela Sivananda en Rudraprayag (India). Discípula de Fernando Díez. Colaboradora de la Fundación Vicente Ferrer y profesora de yoga en Guadalajara.