¿La Verdad? ¿La Felicidad?

2015-09-09

¿Qué pretende mostrarme la vida que no veo? Lee las respuestas en este artículo que escribe David Rodrigo, quien imparte la Formación “Escrituras de Advaita Vedānta y Sāṅkhya-Yoga – Conocimiento y práctica tradicional” en Madrid, Barcelona, Valencia y a distancia. Desde finales de septiembre-octubre 2015.

tercer ojo

La Verdad está tan cerca que se nos aparece dolorosamente lejana, imperceptible, inexistente.

La Verdad es uno mismo, la Verdad de uno mismo.

La Naturaleza de uno mismo es aquello sin lo cual uno mismo no existe, aquello permanente en uno mismo.

¿Hay algo así en mí?

Mi cuerpo nació, floreció, se marchita y se pudrirá. Seguro. Con el tiempo inescrutable.

Mi mente, mi corazón, quien reside en este cuerpo guiándolo o sufriéndolo, o gozándolo, experimentando la vida a través de él, está pegado a él, indisociablemente. Muere mi cuerpo, muere con él quien en él habita.

¿Mi alma? Algo así como mi espíritu sin cuerpo que no depende de mi cuerpo, que no muere con él, que con la muerte de mi cuerpo viaja sólo al cielo o al infierno, según mi bondad o maldad en vida de mi cuerpo. ¿Existe algo así? Jamás lo sabré en vida de mi cuerpo, porque este cuerpo no viaja, si es que hay viaje. Debo morir para saberlo, si es que entonces aún sé, soy.

Entonces, ¿me quedo sólo con mi cuerpo y mi mente-corazón ignorante, confundido, que, incompleto y condicionado, sufre? ¿No se puede conocer la Verdad, si es que existe?

¿Hay algo permanente en mí sin lo cual yo no existo?

Mi cuerpo.

— En sueños, cuando vives sólo tu imaginación, ¿eres tu cuerpo? ¿Vives lo que vive tu cuerpo, experimentas lo que experimenta tu cuerpo?

No. Experimento mi imaginación, pero ésta existe en mi cuerpo. Por tanto, mi cuerpo es el sustrato necesario para que yo experimente mi imaginación.

— Y en sueño profundo, cuando duermes sin soñar y no experimentas nada, el vacío, la oscuridad, ¿esa experiencia también existe en tu cuerpo?

Sí, claro. ¿Dónde si no?

— ¿Y por qué siempre experimentas la misma experiencia, pase lo que pase con tu cuerpo, enfermo o saludable, esté tu mente como esté, triste o feliz? ¿Y por qué yo experimento exactamente la misma experiencia? ¿Yo y todo el mundo, en el universo entero, en el pasado, presente y futuro?

Esa experiencia de vacío, de nada, que vivimos todos todos los días en sueño profundo es una y la misma para todos los seres vivos porque está más allá de cuerpos y mentes individualizados. Y sucede aquí, en este cuerpo mío, y todos los días. ¿Qué me quiere decir esa experiencia cotidiana? ¿Qué pretende mostrarme la vida que no veo?

Aquí y ahora, en este cuerpo, existe un lugar, un estadio de experiencia diario donde mi identidad desaparece, mi yo que vive en este cuerpo se esfuma por un momento para luego volver a reengancharse al despertar. En ese lugar, en ese estadio de experiencia, todos somos iguales en la nada. Como todos somos iguales en la muerte. Pero de esta muerte renacemos, por lo que es sueño y no muerte.

Todos somos uno y lo mismo en la nada. No en la nada, sino en la experiencia de la nada, porque en sueño profundo no desaparecemos convirtiéndonos en nada. No morimos.

En la experiencia de la nada todos somos lo mismo. Oh, Dios de la vida, ¿qué me quieres mostrar que no veo?

— En la experiencia de la nada todos somos lo mismo. En la experiencia de la presencia, de la vida en vigilia de nuestro cuerpo y en nuestra imaginación, también todos somos lo mismo.

¿Qué?

— Cambia la experiencia pero no el experimentador en sí. Cambia el experimentador que experimenta la experiencia, pero no el experimentador en sí.

¿Qué es el experimentador en sí?

— La vida que existe; la consciencia que brilla e ilumina tu cuerpo y sus experiencias.

El experimentador en sí es uno y lo mismo siempre en ti, y en mí, y en todos los seres vivos de todos los universos, en el presente, en el pasado y en el futuro.

Sin el experimentador en sí no hay vida ni consciencia en tu cuerpo ni en ningún cuerpo. Mueren. ¿Habrá vida del experimentador en sí sin mi cuerpo? ¿Existiré yo sin mi cuerpo?

Es posible, ya que el experimentador en sí y mi cuerpo parecen dos cosas diferentes, ya que lo que cambia y es diferente y lo que no cambia ni es diferente son lógicamente dos cosas diferentes. ¿Cómo saberlo ciertamente? ¿Cómo realizarlo?

Durmiendo conscientemente. Es decir, experimentando el propio experimentador separado conscientemente de mi cuerpo y sus experiencias.

¿Cómo? ¿Es algo así posible?

— Sí, en meditación.

¿Cómo meditar? Y, en caso de lograrlo, ¿qué experimentaré?

— Paz, felicidad, plenitud sin nada más, sin el otro ni movimiento. No dualidad.

Aún lográndolo y que efectivamente sea así, siempre se sale de la meditación y se vuelve ineludiblemente a la experiencia limitada de mi cuerpo.

— Lleva la experiencia del experimentador en sí a la vigilia de tu cuerpo y tu imaginación una y otra vez, constantemente, y realizarás la Verdad, donde no hay problemas, limitación ni muerte, sólo Felicidad.

No es fácil. Requiere claridad y esfuerzo. Pero es posible. Y para ayudarnos existe la tradición de los seres que lo han logrado a lo largo de la historia de la humanidad y hasta hoy día. El fluir de esa tradición llama ahora a nuestras puertas en la forma de este curso:

Formación “Escrituras de Advaita Vedānta y Sāṅkhya-Yoga – Conocimiento y práctica tradicional”.

Estudio, práctica y experiencia de las escrituras originales completas desde la propia tradición oral:

Sāṅkhya Kārikā, Yoga Sūtras, Viveka Chūḍāmaṇi, Bhagavad Guītā, Upaniṣhads y Brahma Sūtras

En Madrid, Barcelona, Valencia y a distancia. Desde finales de septiembre-octubre 2015.

–En Madrid y a distancia:

http://www.ashtanga-yoga-alcobendas.es — annayogashala@gmail.com

–Barcelona:

http://www.ashtangayogabcn.com — info@ashtangayogabcn.com

–Valencia:

http://gobinde.com — siritapa@gobinde.com

 

http://luzdelasescrituras.wix.com/escueladevedanta — luzescrituras@gmail.com