5 caminos para llevar tu práctica fuera del mat

2017-08-11

Mucho se habla de que yoga no es sólo practicar asanas y que hay que llevar la práctica fuera de la esterilla, pero no siempre resulta fácil. Sobre todo si ya tenemos unas tendencias que no identificamos y no contamos con los consejos de un buen profesor que nos guíe para cultivar una actitud adecuada, primero en la práctica, luego en la sala y más tarde en nuestro día a día. Escribe Patricia Sanagu.

Los acontecimientos del día a día a veces pueden sobrepasarnos, el ritmo corre rápido, vamos muchas veces en automático solucionando problemas, tomando decisiones y resolviendo interacciones. No es fácil cambiar el ritmo y parar, salir de la inercia, de lo conocido, porque eso implica tiempo. Un tiempo que a veces es demasiado preciado, y cuando bajamos el ritmo sentimos que lo estamos perdiendo.

No es así: el momento que paras y respiras, te lo das.

Si el ritmo de nuestra vida es muy rápido quizás sí podemos extender nuestra práctica a un espacio más reducido pero más amplio que la esterilla, la sala de yoga y el momento de práctica, y poco a poco ir extendiéndolo a nuestra casa o nuestro lugar de trabajo. Y, con constancia y conciencia, poco a poco ir empapando todos los aspectos de nuestra vida.

Estos son algunos caminos por los que puedes empezar:

  1. Cuál es tu lugar.Es curioso cómo funciona la mente humana; sin lugar a dudas, somos animales de costumbres. Son casi 10 años enseñando yoga y observando cómo los alumnos regulares conservan un mismo lugar en la sala de práctica semana tras semana. ¿Te has preguntado alguna vez qué te motiva a colocarte en ese lugar? Hazte ésta pregunta por curiosidad; puede ser interesante y divertida la respuesta que surja.

Anímate, en la próxima clase y en las sucesivas, a salir de tu zona de confort y cultivar vairagya, el no-apego. Explora los diferentes espacios de la sala y las sensaciones diferentes que puedes tener estés delante o atrás o un lado o  a otro de la sala. Cultiva la autoescucha, la autoindagación, la exploración. Esto, también es yoga.

Y cuando estés preparado para ir más allá, anímate a visitar nuevos lugares, comidas diferentes, platos de otros países con otros ingredientes, descubrir nueva música o conocer a gente diferente con la que puedas tener conversaciones a las que no estés acostumbrado.

  1. Explora nuevos caminos.Evidentemente, cuando vamos a clases regulares nos ponemos bajo la guía del profesor y su manera de entender y enseñar las diferentes técnicas del yoga. Sin embargo, en casa podemos jugar y cultivar la creatividad.

¿Llevas años entrando de la misma manera a la postura salvaje, camatkarasana? Explora tu cuerpo y el movimiento y encuentra una manera diferente de llegar al mismo lugar. En Anusara Yoga creemos que las posturas deben ser creadas desde el interior hacia el exterior y basadas en un profundo sentimiento de celebración, pregúntate esto: ¿Cuál es tu expresión más elevada de esta postura?, ¿qué cualidad del corazón te inspira a expresar?

El camino de indagar en tu expresión única, requiere de autodisciplina, tapas. Formamos parte de un colectivo, somos seres sociales y en sociedad nos hacemos conscientes de las repercusiones de nuestras acciones en el entorno, pero cuando estamos solos y solamente nos acompaña el murmullo de los pensamientos en nuestra mente, el desplegar la esterilla y escucharnos, habitarnos y sentirnos es un acto de voluntad. Cultívalo. Reserva diariamente pequeños momentos para explorarte.

Tu primer soporte puede ser la práctica de yoga explorando diferentes expresiones de las asanas y la respiración, pero luego anímate a preguntarte qué piensas sobre las cosas que lees, duda de tus propios pensamientos y juicios, pregúntate si quieres dar esos pasos que se supone debes dar.

  1. La firmeza en la pureza. Si pudiera resumir mi práctica en una sola frase sería: “alinearme con lo más elevado”. Y esto implica cultivar mis pensamientos y acciones más elevadas momento a momento. No es fácil. Pero quizás sí podemos empezar por cosas sencillas. Mantén tu material de yoga limpio y tu ropa de yoga perfumada, alinea tu esterilla en clase con la del profesor y tus compañeros, cuida el material, utilízalo con cuidado y colócalo en su lugar tal y como lo tomaste. Cuida tu espacio de práctica, cultiva belleza alrededor.

La palabra sánscrito saucha se refiere a la pureza y la limpieza, apliquémoslo a nuestro espacio de práctica, a nuestro lugar de trabajo, a nuestra casa, no dejes basuras cuando salgas al campo o la playa.

La mente toma la forma de lo que tiene alrededor, crea claridad, limpieza y belleza en tu entorno estés donde estés.

  1. Cuida tu expresión.Nuestras acciones y expresiones deben respetar la sangha colectiva o la comunidad. A veces llegamos a clase y desenrollamos nuestra esterilla sin cuidado y golpeando el suelo, o la sacudimos como si fuera papel. Algunas veces ponemos más interés en que nuestra respiración esté presente haciéndola demasiado sonora sin detenernos a observarla y mantenerla suave y en armonía con el resto de respiraciones en la sala.

Algunas veces el mismo caos, bulla y desorden de un día difícil nos acompaña hasta la sala o lugar de práctica y sigue con nosotros asana a asana perturbando no sólo nuestra expresión, sino también la energía alrededor.

Párate un momento, date ese segundo y piensa en brahmacharya, aunque generalmente se entiende como celibato, en un sentido más amplio significa no perder tu energía en pensamientos /acciones no importantes. No drenes tu energía manteniéndola demasiado fuerte o activa. Date esos segundos para respirar y salir de la inercia, tanto en el momento antes de entrar en la sala, como a la salida del trabajo.

Cultiva el parar, el respirar un segundo y después continuar. Poco a poco vas a ir consiguiendo que la bola no se haga tan grande, que la carga se aligere, que las reacciones viscerales den paso a la ecuanimidad y la quietud.

  1. Desconecta. Es evidente que durante una clase o taller de yoga uno de los objetivos principales es conectar con nosotros mismos, pero a veces no nos damos la oportunidad de que esto ocurra.

He asistido y enseñado talleres en los que los alumnos mantenían su teléfono cerca atendiendo mensajes. He estado enseñando en plena clase cuando ha sonado un móvil, incluso ha ocurrido durante la relajación. En nuestra práctica en casa puede ser aún más desastroso, manteniendo nuestra mente pendiente del móvil, o de sacar una foto a esta estupenda postura que nunca antes me ha salido tan bien.

El móvil puede ser una extensión de muchas más cosas; si no lo dejamos a un lado cuando ponemos los pies en la esterilla, ¿cómo vamos a desarrollar la capacidad de dejar a un lado otras muchas cosas que rondan en la mente?

Asteya significa no robar, no robes tu propio tiempo. Cultiva la gratitud del momento presente, de lo que ocurre y experimenta el aquí / ahora sin artificios. El robo es el resultado de creer que nos falta algo, y el presente, está lleno de abundancia, simplemente descubriendo la magia de la respiración y el silencio.

Date tus momentos y permítelos a los demás, a tus familiares, a tus amigos y a tus seres queridos. Deja el teléfono móvil y las redes sociales a un lado, conversa, respira, escucha, ama, observa, crea.

Básicamente descubre que se trata de cultivar momento a momento la conciencia del parar y observar, y de llevar tus acciones y pensamientos hacia lo más elevado. Así entrenamos y cuidamos la mente, que en última instancia es de lo que se trata, de que no se convierta en una enemiga.

¿De cuáles otras manera seguirías cultivando tu yoga dentro y fuera de la esterilla?

Patricia Sanagu. Amante del movimiento, de las palabras, del arte de crear, de los viajes y de la vida. Respirando.

www.patriciasanaguyoga.com