Las drogas y el yoga, historias y realidad/ 2ª parte

2015-12-17

Como decíamos en la primera parte de este artículo (leer aquí), diversas drogas legales o no, médicas o lúdicas, en absoluto resuelven o siquiera pretenden resolver la tensión en la persona, lo que hacen es taparla mediante el adormecimiento o la sobreestimulación. Escribe Joaquín G. Weil.

drogas yoga

Con lo que, como es lógico, cualquier empeño de purificación ahora tiene que cruzar en el otro sentido dos barreras: la del entorpecimiento artificial de las drogas por un lado y el de las tensiones que encubren, por el otro. El relajo y el esclarecimiento a través del yoga y la meditación es sátvico, o sea, atención y consciencia relajada, o, dicho de otro modo, relajación atenta y lúcida.

Las drogas habituales en nuestra sociedad son más parecidas al “soma” de Un mundo feliz de Aldous Huxley, con el que se adocenaban los pobres vasallos de la utopía futurista, que no al soma del Rig Veda, con el que se comulgaban los antiguos indoiranios.

Hablemos ahora del otro tipo de sustancias psicotrópicas: las que pretenden aumentar la conciencia y nos permite ver otros aspectos de la realidad o la misma realidad desde otras perspectivas.

Contaba Ram Dass (Dr. Richard Alpert), uno de los populizadores del LSD junto con Timothy Leary, que quiso resolver el misterio del ácido lisérgico preguntándole a diversos maestros de la espiritualidad: algunos le sermonearon, otros le pidieron más dosis. Cuando se lo presentó al que iba a ser su guru, Neem Karoli Baba, éste agarró el frasco y se tragó el contenido entero, una dosis enorme capaz de tumbar a un batallón de marines. Al cabo del tiempo sonrió desenfadado y dijo: “¿Y bien?”.

Esta misma sustancia, ácido lisérgico, era en su forma artesanal de filtrado de cornezuelo de centeno la que ingerían sólo una vez en la vida los antiguos en el santuario de Eleusis. Los filósofos Platón y Aristóteles, los literatos Píndaro, Esquilo y Sófocles, los políticos Cicerón y Marco Aurelio fueron algunos de los nombres célebres que participaron en el ritual donde se explicaban los misterios de la vida y la muerte. Quien haya leído a Platón, habrá tal vez percibido estos ecos.

La así llamada» orilla izquierda» de las ciudades sagradas de la India tradicionalmente han estado y están o bien deshabitadas o pobladas por los sadhus errantes, algunos de los cuales es notorio que se hartan de cáñamo en sus diversas formas, entre otras muchos hábitos chocantes. Pero, aunque el cáñamo ha sido mencionado como posible ingrediente del soma, no parece que el consumo de tal planta case con la atención y la concentración fina que requiere el ejercicio concentrado del yoga y la meditación.

En el Rig Veda se dice: «Hemos bebido soma y nos hemos vuelto inmortales; hemos alcanzado la luz y descubierto a los dioses.»

Hace algunos años, en uno de mis viajes a India, por consejo del yogacharya Ram Rajiv, decidí visitar al profesor Somdev en las afueras de Haridwar, a orillas del Ganges. Mi objetivo era conocer más acerca del soma, el bebedizo enteogénico con que los indoiranios entraban en comunión con sus dioses.

El pandit, erudito, especializado en este tema, me estuvo hablando de las fuentes literarias, en particular del Rig Veda, pero también de otros textos posteriores. Me habló de la hierba ayurvédica arka, que él consideraba con certeza el verdadero soma; también me habló de maceraciones de la planta con cenizas de oro en ghee (mantequilla clarificada) enterrada dentro de un cántaro entre las raíces de un anacardo silvestre. Por fin me dijo que el verdadero y auténtico (dios) soma había que encontrarlo no en una planta sino dentro de uno mismo.

Aunque mi propósito inicial era conocer la composición exacta del bebedizo, ahora comprendo que tal empeño era imposible, debido a la complejidad histórica y geográfica del asunto. En efecto el soma (haoma) es mencionado también en el Avesta, el texto sagrado de los antiguos persas. Es probable que el bebedizo cambiase de componentes en su viaje geográfico hasta la India. Incluso que ya antes hubiera distintos tipos de soma.

La fórmula del soma

Hay diversas plantas candidatas a integrar la fórmula del soma. También es verosímil que las formulaciones más emblemáticas fueran algún componente con IMAO (inhibidor de la monoaminooxidasa), como la harmala, junto con otra que contenga DMT en dosis significativas, como el anacardo, que mencionaba el profesor Somdev (salvo que esta planta fue introducida en India mínimo a partir del siglo XV). Pero hay muchas otras, como por ejemplo el loto, en particular el llamado loto azul. De hecho las leyendas hablan de que el soma es el rocío recogido por los pétalos de loto en las noches de luna llena (soma=luna). Tanto la harmala como el loto azul son dos probables componentes del brebaje.

La DMT, dimetiltriptamina, está presente en numerosas plantas y seres vivos. Su uso oral entre humanos sólo es posible gracias a la sinergia con un IMAO (inhibidor de la monoaminooxidasa). Tal composición de principios activos químicos sinergéticos es las que se da en el ayahuasca, procedente de dos plantas distintas, de modo que ninguna de los dos tiene efecto psicotrópico alguno por separado.

En el Ayurveda suele distinguirse entre el rasayana o tónico (externo), y el ámrita o ambrosía interna. Precisamente el tónico lo que hace es suplir la ambrosía cuando ésta es deficitaria. Esa ambrosía es lo que los antiguos llamaban los licores internos: hormonas, encimas y otras sustancias químicas que nuestro cuerpo naturalmente segrega, como por ejemplo la misma DMT, presente en nuestro cuerpo,más abundante en unos órganos que en otros. Probable que uno de los órganos de mayor concentración sea la glándula pineal, que suele asociarse al bindu blanco, el plexo lunar (soma=luna), sede del ámrita, la ambrosía que nutre de energía interna nuestro organismo.

(Este artículo finalizará con la tercera parte,.la próxima semana)

Joaquin Garcia Weil (Foto: Vito Ruiz)Quién es

Joaquín García Weil es licenciado en Filosofía, profesor de yoga y director de Yoga Sala Málaga. Practica Yoga desde hace veinte años y lo enseña desde hace once. Es alumno del Swami Rudradev (discípulo destacado de Iyengar), con quien ha aprendido en el Yoga Study Center, Rishikesh, India. También ha estudiado con el Dr. Vagish Sastri de Benarés, entre otros maestros. Más información: http://yogasala.blogspot.com https://www.facebook.com/yogasala.malaga