Entrevista con Jordi Morel: «Quienes se dedican al yoga deben saber un mínimo de sánscrito»

2013-03-18

Muchos practicantes y profesores de yoga escribimos los nombres de las posturas y pronunciamos los mantras como Dios nos da a entender (y en Occidente, nos lo da a entender malamente). Jordi Morel nos ofrece algunas reglas de uso del sánscrito muy interesantes.

Jordi Morel

Es filólogo, profesor de yoga, y estudiante avanzado de sánscrito. Cree que los que se dedican a enseñar o los que publicamos textos sobre yoga tenemos una  responsabilidad con nosotros mismos, con los alumnos y lectores, pero también con el material que trabajamos. “En yoga trabajamos con un material vehiculado por una lengua muy antigua que es el sánscrito. Muchos profesores y practicantes pronuncian como pueden, sin demasiado criterio.Pero hay un estándar de transliteración del sánscrito al alfabeto románico”.

Sa?sk?ta-bha?a (lengua sánscrita) -explica Jordi- significa “lengua perfecta”. Es una lengua muy bien pensada, muy bien vehiculada, con unas reglas muy estandarizadas, que se ha mantenido muy estable a lo largo de los siglos. “Podemos tener un buen conocimiento de inglés para poder hablar, pero si nos ponemos a leer un texto del inglés del siglo XII o XIII, los Cuentos de Canterbury por ejemplo, muchos no lo podríamos entender. Sin embargo, se puede entender exactamente igual un texto sánscrito del siglo I o del siglo XII.

¿Qué nociones de sánscrito debe tener un profesor de yoga?
Pienso que los que se dedican al yoga deben saber un mínimo de sánscrito, no necesariamente de gramática. No es necesario saber hablarlo, pero sí al menos conocer cómo se pronuncia el nombre de determinadas posturas, de determinadas técnicas o movimientos. Y esto es bastante sencillo si uno se pone a ello.

Me gustaría hacer hincapié en los mantras. Muchos profesores suelen proponer cantar mantras al inicio o al final de sus clases. Según la tradición sánscrita, no tiene el mismo efecto un mantra si no se pronuncia correctamente.

¿En qué se apoya esa creencia?
En que el lenguaje, en el principio de los tiempos, tuvo un origen divino. Sin ir más lejos, según los Yoga-s?tra y sus comentaristas, con Vyasa al frente, el sonido Om viene directamente de Dios;  significa Dios, el Señor, isvara…   Se puede poner la palabra que queramos, pero con un sentido trascendente. Hasta el punto de que la hermenéutica sánscrita y la tradición india creían ciegamente que la gramática era una vía de salvación.

Los que estudiamos lenguas a veces nos preguntamos para qué sirve la gramática, pero que sea una vía de salvación es una creencia muy interesante. Así que ese origen divino otorga el significado a las palabras; de ahí la importancia de saberlas pronunciar. De hecho el sánscrito, como lengua, pocos la sabían pronunciar. Era y es una lengua de uso restringido a determinados círculos de pandits, de sabios, de discusiones filosóficas. Ellos sabían el significado de las palabras y cómo se pronunciaban, y solo una determinada casta de personas eran las apropiadas para pronunciarlas. Y con los mantras pasa exactamente lo mismo. Al recitar el cuerpo se transforma, es una preparación a la meditación.

Nos aconsejas, por tanto, saber pronunciar nombres frecuentes en yoga y mantras…
Sí, las palabras sánscritas que manejamos los profesores no son muchas, y valdría la pena hacer un pequeño esfuerzo para saber cómo se pronuncian exactamente. Un ejemplo evidente son las posturas que hacemos en clase. Asana es un nombre que en sánscrito es neutro, y en castellano no tenemos género neutro. Entonces, por defecto, las palabras sánscritas que son neutras en castellano las consideramos masculinas. Por tanto son los asanas, no las asanas. Y es una palabra esdrújula que deberíamos pronunciar como tal, como lo marca la señal de a larga (a: savasana , no savasana, como se dice con frecuencia).

Esto es algo muy evidente, pero hay pronunciaciones de determinados sonidos, como los retroflejos (llevando la punta de la lengua muy atrás del paladar: por ejemplo ha?ha en ha?ha-yoga, el punto debajo de la t indica retroflexión), que nos son difíciles porque no los tenemos en castellano. O las aspiraciones, que es muy importante hacerlas cuando recitamos mantras. No es lo mismo pronunciar samadi que samad-hi (segunda a larga, h aspirada). A la hora de recitar, hay unas reglas muy estrictas. Por ejemplo, habréis visto muchas vocales con un acento circunflejo o, como idealmente se debería transliterar, un guión arriba: samadhi; esto quiere decir que hay que alargar esas vocales. Otras no lo tienen. Por ejemplo: e y o siempre son largas; y una vocal que en principio es corta pero que va seguida de dos consonantes, también hay que alargarla.

Cuando recitamos textos, ya sea la Bhagavad-gita o los Yoga-sutra, hay que ceñirse a esas reglas. Si escucháis a alguien que recita bien estos textos, vais a notar perfectamente dónde alarga y dónde acorta.

¿Y shanti, cómo escribirlo adecuadamente en castellano?
En español somos un poco esclavos del sistema transliteración a la inglesa. Shanti, en su primer fonema es palatal, sordo. Nosotros lo escribimos a la inglesa: sh. Pero no es del todo correcto transliterarlo así. En la propuesta que hacemos (y que aparece en la revista de la AEPY (Asociación Española de Practicantes de Yoga), el sonido lo transcribimos así: santi.

El gran problema del sánscrito, para mí, es el vocabulario. Es una lengua que se caracteriza por la polisemia y la sinonimia, es decir una misma palabra puede significar muchas cosas, y una misma cosa se puede denotar por muchas palabras. Pese a esta complejidad, es una lengua que en el contexto se desambigua muy bien. Pero creo que esto para los practicantes de yoga no es importante.

¿Qué más aconsejas a los profesores y a los practicantes en cuanto al sánscrito?
Puesto que van a practicar muchos tipos de posturas, que al pronunciar respeten las esdrújulas y las a alargadas (a). En la recitación de mantras, saber cómo se pronuncian cuando los tienes que leer. Esto sería lo principal. No es necesario ir mucho más allá, porque la gramática sánscrita no se acaba nunca; podrías estar toda la vida estudiando y es una lengua que te acabaría siempre dando bofetadas, por arriba y por abajo, porque siempre se te puede escapar algo.

Pero eso no es lo importante, insisto, sino pronunciar y transcribir lo mejor posible, y eso se puede conseguir. Para transcribir, se trata de dedicar un rato a adaptar el teclado para contar con estos signos que os he indicado, y eso es fácil de resolver.

¿Hay cursos o talleres en los que se puede uno iniciar y entrenar?
Yo me formé en un centro que se llama Devava?i (que significa “lengua de los dioses”), en Barcelona, que hoy día da clases a distancia de sánscrito, teniendo alumonos de toda España. Ahora mismo estoy colaborando con ellos en diversas actividades. Devava?i está dirigido por Miquel Peralta, mi maestro, y tiene un método de enseñanza que se sigue muy bien, porque la enseñanza clásica de sanscrito es muy caótica ya que en la India suelen aprender por repetición. El indio no se hace preguntas; debe repetir lo que el maestro le diga hasta que le entre. Esto puede llevar a un occidental a quemarle y a abandonar el estudio. Yo estoy muy agradecido a Miquel Peralta y a Laia Villegas, las personas que supieron inocularme el «virus» del sánscrito.

Si se entra bien con el sánscrito, y yo tuve la suerte de entrar bien, vas haciendo tu camino hasta que llega un momento en que ya te sientes cómodo, al nivel que tú deseas. No estoy aún para hacer discursos, pero para manejarme en ciertos textos, pues sí.

¿Cómo surgió en ti ese deseo de estudiar sánscrito?
Yo soy filólogo, pero al llegar al yoga me di cuenta de que allí había una lengua que daba cuenta de muchas posturas, de muchas técnicas, de muchos mantras. Entré en contacto con el sánscrito a través de Laia Villegas, y tuve la suerte de ir al parar al centro Devava?i, con el que me encontré en seguida muy a gusto. Y empecé a estudiar ya más en serio la gramática. Así fui entrando en la lengua, hasta que llega un punto en que ya estás dentro, a tu nivel para tus necesidades.

El sánscrito es muy interesante, y no solo por el yoga. Es como la tía abuela del castellano; hay muchas palabras que tienen el mismo tronco. Se desarrolló en la India hace más de 3000 años básicamente por unas necesidades de casta, a nivel más religioso y filosófico. Hay un sánscrito preclásico que es el de los Vedas, cuyas reglas no estaban muy fijadas. Si  tú intentas entrar en el sánscrito con los Vedas, no puedes, no es nada recomendable. Es preferible estudiar sánscrito clásico que ya refleja la revolución gramatical introducida por Pa?ini.

A los interesados en estudiar sánscrito les recomiendo que escriban a www.devavani.org, donde van a encontrar toda la información sobre los cursos a distancia.

¿Y qué nos puedes decir de los Yoga-sutra?
Este año estoy dando un curso sobre el Samadhi Pada de los Yoga-sutra en el centro Ashtanga Yoga Shala de Barcelona, dirigido a alumnos de Devava?i y a los interesados en este texto aunque no tengan nociones de sánscrito. Se parte directamente del sánscrito (no de una traducción del inglés, ni del castellano, que no la hay de calidad, de momento). Yo doy a los alumnos la traducción, todas las claves y algo muy importante para mí: un audio de una profesora de la India, la doctora Jayashree, especialista en sánscrito, y con este seguimos los sutras. Recomiendo una cosa a quienes quieran estudiar los Yoga-sutra: que empiecen con la recitación, sabiendo cómo se recitan y qué significan, y luego que hagan una pequeña meditación de 15 o 20 minutos, y a ver qué experimentan. Más adelante entraremos más a fondo en sus aspectos filosóficos, pero creo que lo más importante es empezar a partir de la práctica, como fue mi caso.

Para acabar, ¿cómo escribir más correctamente Patanjali?
La transliteración correcta sería Patañjali. Es de las palabras que se suelen escribir mejor.

Jordi Morel está pendiente de publicar en la página web de la AEPY (Asociación Española de Practicantes de Yoga) una pequeña  guía de sánscrito para practicantes y profesores de yoga. Está colaborando con Miquel Peralta en una nueva edición de la Bhagavad-gita, que saldrá muy pronto a la luz. Otro proyecto, más a largo plazo, es ofrecer una versión en castellano de los Yoga-sutra bien transliterada y traducida, porque de momento no hay.

La gramática de Pa?ini

Hacia el año 500 antes de Cristo, Pa?ini elaboró una gramática muy compleja. Escribió unas 4.000 reglas, y por eso se llama lengua sánscrita, lengua perfecta (sa?sk?ta viene de sam, que significa “todo”, “completo”; y k?ta, «‘acabado», «perfeccionado»). Estas reglas que hizo Pa?ini, recogidas en su obra A??adhyayi, son muy difíciles de entender, y se ha logrado gracias a los comentaristas, un fenómeno muy indio. Hay una tradición gramatical de los comentaristas de Pa?ini, y a partir de ahí empezamos a entender cómo funcionan sus reglas.

Hoy en día el sánscrito no es una lengua de uso generalizado ni mucho menos, aunque existen comunidades que hablan solo en sánscrito. Pero precisamente por eso se ha mantenido muy estable a lo largo de los siglos, pues no hay cambios, influencias, evolución. Pero es la base del tronco indoeuropeo, y todas nuestras lenguas europeas, excepto el vasco, el húngaro y el finlandés, descienden de él.