Entrevista Swami Atmaramananda: «El Yoga es una antídoto contra el miedo»

2013-02-18

De joven, tuvo el privilegio de estudiar con Swami Vishnudevananda, discípulo de Swami Sivananda. El director del centro Sivananda de Madrid da la clave que distingue al Yoga genuino de otras prácticas que llaman yogas:»Si pruebas al menos una vez, verás que el Yoga sabe a paz, a tranquilidad, a relajación, y ya no te engañas».

Swami Atmaramananda

Nació en Francia pero su familia se mudó a Canadá. Empezó a practicar en 1988 en el Centro Sivananda de Montreal, el primero que abrió fuera de la India, en 1959, Swami Vishnudevananda, fundador de los Centros Sivananda Vedanta. «En 1989 hice la formación de profesores, una experiencia muy profunda de Yoga día y noche durante un mes, formación que lleva haciéndose 40 años. Un año después entré en el Centro Sivananda como staff».

«En esa época conocí a mi maestro Swami Vishnudevananda, que estaba pasando algunos meses en Canadá, donde está la sede de la organización. Durante dos años formé parte de su equipo como asistente personal. En el 93, cuando él dejó su cuerpo, serví durante dos años en el centro de Delhi, en el norte de la India. Luego un año en el centro de París. En el 97 y 98 empecé a venir a España para ayudar en retiros y en la formación de profesores».

¿Qué objetivos trajo para España?
Los objetivos son casi los mismos en todos los países: ayudar a la gente a encontrar un poco de paz en su cuerpo, en su mente y en su espíritu, con los métodos que tenemos a nuestra disposición en el Yoga. Podemos ayudar mucho en varios niveles. En el primero  ayudamos a estar más relajados y a combatir el estrés mediante las clases de Yoga; ese es el servicio básico que damos. El 80% por ciento de la gente que viene al centro viene para aprender Hatha Yogaa, ásanas, pranayama, relajación. Es el primer nivel de efecto.

Luego tenemos un segundo nivel que es de orientación existencial, en el que intentamos dar respuesta a las inquietudes de las personas. Cuando viene la gente a meditar en grupo, lo que llamamos el Satsang, siempre tenemos una parte instructiva, educativa. La filosofía Vedanta o de la unidad nos da respuestas muy profundas para ayudarnos a tener una visión más positiva de la vida, para saber afrontar la incertidumbre, el miedo, la muerte, las pérdidas, la vida laboral.. Esa sería la parte más profunda de orientación.

Todo eso se hace de una manera natural. La gente que viene, primero se empieza a sentir bien con su cuerpo, duerme mejor, mejora su digestión. Es el efecto de los cinco principios del Yoga que enseñamos: ejercicio adecuado(ásanas), respiración adecuada (pranayama),relajación, dieta vegetariana y pensamiento positivo o capacidad de concentrarse. Son cinco claves para sentirse mejor.

¿Qué parte del Yoga le gusta cultivar más? Creo que le interesa mucho la filosofía Vedanta…
La verdad es que lo que más me gusta del Yoga Sivananda es la variedad de las prácticas. La filosofía a solas no me gustaría mucho, sería muy seco, muy abstracto. Pero combinado con la prácticas tan vivas como las ásanas y pranayama, que generan bienestar, la filosofía se entiende mucho mejor. Si tenemos muchas preocupaciones, la filosofía entra poco y sale muy rápido. También me gusta mucho la práctica de Karma yoga, de servicio a los demás; sin eso la filosofía estaría un poco vacía.

El servicio a los demás es una práctica yóguica muy necesaria hoy en día, aunque que no siempre se le dedica el esfuerzo que sería preciso…
Sí, hay que aplicarlo en la vida cotidiana. Creo que el nuestro es un servicio muy profundo, muy real y práctico para la sociedad, y al mismo tiempo nos ayuda a nosotros mismos a profundizar en la teoría filosófica.

Hay otra parte que Yoga Sivananda cuida especialmente, que es la devocional.
Sí, es una parte muy importante que no hay que olvidar. Se corresponde con la necesidad del ser humano de equilibrar las emociones, de sentirse amado, querido; la parte afectiva del ser humano necesita mucha atención. En nuestra vida moderna hay un problema, y es la soledad, que en otros países todavía se percibe más que en España porque la gente es menos sociable. El centro de yoga puede ser, en cierta forma, un refugio donde la gente viene, se encuentra, y hace prácticas devocionales, particularmente los cantos, que nos recuerdan a otras prácticas espirituales. El canto sagrado tiene un gran poder curativo a un nivel muy sutil, que es el emocional.

Nosotros dedicamos al Bhakti yoga esa parte de canto devocional en las meditaciones de grupo, y también unos pocos y sencillos rituales hindúes que hemos importado de la India. Nos ayuda a apaciguar esa necesidad del corazón.

En junio se celebran los 40 años de la apertura del Centro Sivananda en España.¿Qué ideas están «cocinando»?
Nos hace mucha ilusión celebrar esa fecha histórica, porque 40 años es mucho tiempo. Y significa que la escuela tiene una tradición profunda, con raíces, que no ha nacido el año pasado en Nueva York o en no sé dónde. Y eso es un poco lo que queremos demostrar. Vamos a presentar en junio una muestra de todo lo que hacemos. Habrá una parte de Hatha Yoga, de filosofía, y algo que les gustaba mucho a Swami Vishnudevananda y a su maestro Swami Sivananda, que es relacionar los descubrimientos de la ciencia en relación con la salud y el Yoga.

También queremos intentar reunir a varias generaciones de profesores españoles que han estado implicados en el desarrollo de la escuela. Aunque no sea muy conocido, hay muchas personas que contribuyen al servicio que da el centro. En Madrid tenemos más de 50 profesores activos que vienen a dar clases una vez a la semana, o una vez al mes, o van a hospitales o a cárceles. Es una red muy grande de gente que contribuye de algún modo con su tiempo, de forma voluntaria. Será, entonces, como una reunión familiar, ¡de una familia muy muy grande!

También en esa celebración de junio vendrán los acharyas de más antigüedad de Europa, y luego tendremos a un invitado especial, un cantante que representa la sabiduría, Swami Venugopal Goswami, que darán un concierto de música clásica hindú con sus músicos.

¿Cuántos profesores forman al año?
Cada año tenemos una formación de 50 estudiantes que se hacen profesores en España. Son profesores que continúan sus estudios en India, o van a su provincia, a su ciudad o pueblo y difunden el Yoga en muchos lugares de España.

He conocido a muchos profesores que se han iniciado en el Yoga Sivananda. Pero ahora parece que la gente más joven elige estilos quizás más dinámicos y menos comprometidos con la tradición y la espiritualidad… ¿Qué opina de ello?
Cada vez aparecen más y más formas o nombres de Yoga. Eso es un poco raro, porque pensamos que en el Yoga la persona se encuentra a sí misma en su cuerpo, en su respiración y en su alma. El alma no cambia; la mente tampoco cambia tanto -tenemos los mismos problemas que hace miles de años: el miedo, la ira, el deseo… -. Y el cuerpo tampoco. No hay necesidad de tener tantas formas de Yoga. Pero cada uno intenta tener su rincón y poner su nombre encima. Así es el mundo moderno, todo marketing, lo cual no implica necesariamente un buen servicio a los demás. Está bien tener diversidad, dar opciones, pero no si es tanto que confunde a  la gente.

En Sivananda pensamos que la práctica no es complicada; se basa en el trabajo del cuerpo, estiramientos suaves y contracciones, con una respiración adecuada, y luego concentración de la mente. La esencia del Yoga siempre es la misma.

¿Cómo distinguir lo que es válido de lo que no?
Hay ciertas prácticas que no se corresponden muy bien con la tradición; son más un entrenamiento meramente físico, una gimnasia, porque no hay apenas respiración consciente ni consciencia de sí mismo… Es como si hubieran tomado las diversas modas del fitness que han ido surgiendo en el tiempo y las hubieran colocado el nombre de “yoga” delante, para venderlo mejor. Contra eso, lo más potente es educación, formación, saber lo que es Yoga. Si lo pruebas al menos una vez, verás que el Yoga sabe a paz, a tranquilidad, a relajación, y ya no te engañas.

¿Cómo define usted el Yoga?
Es una experiencia de relajación y de paz que nos lleva a la unidad. No debería de ser algo que excitara el sistema nervioso, o los sentidos, que te lleva a competir, a hacer algo muy violento o muy rápido. Tiene que tener los tres componentes en armonía: cuerpo, respiración y mente. Una clase de Yoga sin relajación, por ejemplo, no funciona. Porque durante la relajación es cuando el cuerpo puede asimilar todo el trabajo que se ha hecho. Y la mente también, porque observamos y aprendemos cómo fluye el prana, la energía… Sin ello, uno se mueve durante una hora sin saber muy bien qué está haciendo.

Nosotros en Sivananda intentamos explicar y enseñar lo que es el Yoga, y si a la gente le llega, le toca, es suficiente. En realidad, el Yoga trabaja por su cuenta. No tenemos que hacer mucho más que poner las condiciones básicas para que funcione. Y luego, siguiendo esas reglas, uno obtiene los resultados.

Cada uno tiene su necesidad de profundización, ¿no cree?
Sí, es un camino particular para cada persona. Lo vemos en el centro cada día; pero hay muchas personas que se toman su tiempo. Es muy interesante cómo trabaja el Yoga de forma absolutamente natural, sin que uno tenga que hacer mucho. Con la práctica regular, uno empieza a sentir cosas más sutiles, energías, el sistema nervioso se apacigua… Y lo primero que cambia, de una manera muy sorprendente, es la necesidad de adaptar la dieta, que para muchas personas surge de adentro; ya no les apetece tanto la carne como antes.

Por tanto, no es que estemos ahí, intentando convertir a nadie. Presentamos la información, y luego la persona tiene que tomar sus propias decisiones. Y si no está preparada en este momento, la información queda ahí como una semilla, y en otro momento, cuando la semilla esté madura, brotará.

Poco a poco, uno va cambiando la alimentación -como en un deseo de purificar y simplificar sus hábitos-, el estilo de vida, la relación con los demás… Y llega un momento en que uno quiere meditar, saber un poco más de sí mismo. Y es una búsqueda interior; nadie nos puede convencer para empezar una práctica meditativa. Pero la práctica del Yoga facilita ese despertar, esa búsqueda.

¿Hay algo que todavía desea usted que le enseñe el Yoga?
Sí, claro, el aprendizaje nunca se acaba; hay que aprender todos los días, a todos los niveles.  Hay tantas cosas por descubrir… Pero finalmente lo que queremos es más y más paz, profundizar en esa paz es la meta del Yoga. Quizás alguien piense que es una vida muy aburrida, porque es muy sencilla y muy centrada, pero eso no es incompatible con las experiencias del mundo. Uno no pierde nada; es todo a más, no a menos. Pero de otra forma, eso sí. Es una forma más sutil de vivir las cosas, las mismas cosas.

Nuestro deseo es que cada vez más gente se aproveche de la ciencia del Yoga, que es rica y poderosa; que no hay que tener miedo a perder la propia cultura; no se pierde nada, se expande. Como viene de India, a veces parece que tiene un aspecto exótico, extraño, pero la intención es conectar con la esencia, y esa esencia es igual en todas las culturas. Solo hay que sentir cómo el Yoga nos hace mejores y nos da más paz, especialmente en esta época un poco difícil en que las personas tienen miedos e incertidumbre. El Yoga es un buen antídoto contra el miedo, da confianza. Una vida vivida con miedo no vale nada, no tiene gusto.

http://www.sivananda.org/madrid