Conócete a ti mismo

2015-08-03

El gran enigma “conócete a ti mismo” provoca sin mayor pretensión la reflexión introspectiva. Nos invita sabiamente a la investigación interior, que es lo mismo que investigar a los demás, pues entendernos a nosotros mismos nos lleva a entender a los que nos rodean. Escribe Chandra Maya Diez Querol.

Enigma

Y es ahí, en el prójimo, por suerte o por desgracia, donde entra la identificación, pues donde hay dos o más se produce la causa de miedo, celos, competición y consecuentemente la fuente de toda miseria humana.

Ya desde la antigua Grecia a muchos se les atribuye el aforismo «Conócete ati mismo», o muchos se lo atribuyen como regalo del cielo, inscrito en el templo de Apolo en Delfos.

Esta miseria, como todos los problemas del ser humano, se produce por la identificación de nuestra consciencia, o Purusa en la filosofía Shankya que impregna la práctica del Yoga, con nuestro cuerpo-mente, o Prakritti, es decir, con la materia o naturaleza, la realidad manifiesta del universo sujeta al deterioro, la entropía, el dolor, la enfermedad, la muerte..

La Consciencia universal o Gran espíritu es Uno, que visto a través de las gafas de la ignorancia a la que todos estamos sometidos aparece como muchos y nos hace sentirnos separados y desconectados, tanto de esa Consciencia universal o Gran espíritu como unos de otros. Que seamos tantos tampoco ayuda, sobre todo a la conservación de la especie, si no evolucionamos hacia esa consciencia comunitaria, libre de los apegos e instintos que gobierna el ego individual completamente ciego, hacia una cooperación que guíe la voluntad individual hacia el bello camino de la armonía y el respeto, que como ya dijo Benito Juárez: “Entre los individuos, así como entre la naciones, el respeto al derecho ajeno es la Paz”.

Esta armonía y respeto solo puede darse en el interior de cada ser humano, a mi modo de entender, desarrollando la voluntad consciente, al alcance de todos los que verdaderamente tengan voluntad, pues no es algo que podamos comprar, aunque se haga negocio hasta de la espiritualidad, siempre fue y será Ser o no Ser.

La  filosofía Yoga acepta las situaciones de la vida tal y como las encontramos y sugiere métodos para transcender los obstáculos, según el Shanya-Yoga: ignorancia, egoísmo, apego, aversión y miedo. Estos condicionan la interpretación de las órdenes instintivas que nos llegan continuamente, nublan la consciencia, al igual que las nubes oscurecen el sol pero no por ello este deja de estar ahí.

Sin olvidar que el principal condicionante que limita nuestra consciencia es Maya con sus cinco limitaciones: la espacio-temporal, la de crear, la de hacer, la de saber y la responsabilidad kármica, que también se puede definir como la necesidad de estar haciendo siempre algo, comer, respirar, amar…, que nos desliza por el torrente kármico.

Si pudiéramos controlar nuestros sentimientos y emociones en la dirección adecuada, buscaríamos auténtica felicidad en vez de placeres sensuales, alcanzando el Gozo con mayúscula que supera todo entendimiento.

Lo complicado es averiguar dónde esta esa felicidad, pues cada uno de nosotros ve su brillo en la etapa que necesita superar, y personalmente me parece la magia de la grandiosa existencia: encontrar el verdadero brillo, las sutiles correspondencias entre el inalcanzable macro-universo con el siempre cambiante micro-universo que limita nuestras gafas de visión aún mas si cabe en esta pequeña celda de la ignorancia.

La identificación además nos permite mirar en el espejo que es el prójimo para experimentar tu verdad en su verdad, tu mentira en la de ellos, tu alegría en la sonrisa de tu familia, tu motivación en las faltas de los demás, tu ambición en la defensa del vecino, tu fuerza en la injusticia, tus creencias en los hechos, tu defensa en el miedo, el amor en la pureza, el miedo en la pérdida, la aversión en el coraje, el desapego en la muerte, la muerte en la transformación de la vida, la consciencia en la voluntad y la voluntad de Ser en uno mismo!

El mensaje de la Bhagavad Guita es claro: “No dejes que el deseo por los frutos de tus actos te lleve a la acción, pero tampoco a la inacción”.

Chandra Maya Diez Querol. Yoga Integral. Facebook Chandramaya www.chandramayoga.wix.com/yogaintegral