Ximena Gutiérrez en el Congreso de Yoga de la Costa del Sol

2013-09-18

La profesora internacional Ximena Gutiérrez impartirá dos talleres en la VII edición del Congreso de Yoga de la Costa del Sol. Ella ha respondido a unas preguntas de Yoga en Red.

Ximena

Ximena descubrió el yoga en 1994. Entonces presentaba el programa de televisión Buenos Días Nicaragua. Un día entrevistó a un yogui mexicano que estaba de paso por su país… y se convirtió en su primer maestro. Empezó a practicar diariamente en 2001, para rehabilitar su rodilla de una cirugía. «En el otoño de 2001, mientras patinaba a una velocidad imprudente, me estrellé contra un vehículo estacionado. Lo último que recuerdo, segundos antes del accidente, es haber pensado: ‘De esta no salgo'».

En cuanto pudo caminar sin muletas buscó rehabilitación para recuperar la masa muscular y se inscribió en un gimnasio de la ciudad de Washington donde enseñaba yoga Susan Meyer, una profesora originaria de Minneapolis que resultó ser «el ser más generoso que he encontrado en mi camino». En la práctica, Ximena no sólo recobró la fuerza sino que empezó a experimentar una energía y un sentimiento de alegría que nunca antes había sentido.

En 2006, Ximena completó su primera certificación de maestra de yoga en el Centro Internacional Vedanta de Sivananda Yoga en Bahamas. En 2007, en Nueva York, se convirtió en profesora certificada del método Jivamukti, estilo de yoga mundialmente reconocido con centros en Nueva York, Toronto, Londres, Sydney, Berlín y Munich.

Por muchos años Ximena combinó su vida de consultora de comunicaciones en el Banco Mundial con la enseñanza de yoga, hasta que coincidiendo con su embarazo, Ximena decidió dedicar todo su tiempo a compartir la sabiduría del yoga. En junio de 2010, obtuvo la certificación de maestra de yoga prenatal del método Khalsa Way, inspirado en yoga Kundalini y otorgado por el centro de yoga Golden Bridge de Los Angeles.

Ximena vive actualmente con su familia en Fráncfort del Meno, Alemania. Se siente sumamente agradecida de sus maestros: Susan Mayer, Jenny Cornero, Sharon Gannon, David Life, Gurmuk Kaur Khalsa y, por supuesto, de aquel bienaventurado mochilero mexicano.

Todo ello esta profesora nicaragüense lo cuenta en su web, Buen Karma.

¿Qué es para ti buen karma?
Estoy convencida de que el buen karma no consiste en no tener dificultades sino en tener la actitud mental y espiritual para tratar de entender lo que está ocurriendo y sacar lo mejor de la situación. En la vida todo lo que ocurre son enseñanzas y lo precioso del camino del yoga es que te ayuda a ver las lecciones a través de los acontecimientos de la vida diaria. Estamos aquí en el mundo para ser mejores personas y para relacionarnos justa y amorosamente con todo lo que nos rodea.

El yoga también me ayuda a tomar distancia de mi mente y de mi cuerpo y a estar menos sometida a las idas y venidas de mis estados de ánimo. Ahora, después de una práctica sostenida de años, no me enredo tanto, ni me hago la vida miserable tan seguido. Más bien he experimentado muchas veces los momentos más profundos de fluidez y serenidad cuando por segundos percibo que mi felicidad no tiene causa alguna exterior, que no la puedo poner en una cosa, una carrera o una persona, que está dentro de mí y que yo soy la única responsable de guardar mi mayor tesoro: mi paz.

¿Cuál crees que es el «secreto» del éxito de tus talleres y clases?
Secreto y éxito son dos palabras que no uso mucho, a lo mejor no me hacen sentir cómoda. Primero porque no quiero tener secretos y segundo porque no deseo tener éxito, y lo digo de corazón. Lo que quiero es poder ayudarme y ayudar a otros en su camino, sea este uno o 500. Algunas personas que vienen con regularidad a mis clases y que ahora se han convertido en mis compañeros y amigos valoran mucho el hecho de que hablo desde del corazón y que comparto sin tapujo alguno cómo las enseñanzas del yoga me ayudan y han ayudado a sortear los momentos mas difíciles de mi vida, al mismo tiempo que me ha ayudado a ver y a valorar los más gozosos. Incorporar esos conocimientos en actos tan simples como no perder el control de mi voz cuando a mi hijo le da una rabieta, o cuando siento que alguien esta cometiendo una gran injusticia contra mí y contra cualquiera, es lo que el yoga me enseña.

También combino el yoga con otras artes que me apasionan como la música y la literatura.

De los regalos que te ha hecho el yoga, ¿cuál es el que aprecias más?
Me ha hecho estar consciente de que la vida es un gran regalo, que no hay que desperdiciarla en baratijas, pues es la oportunidad para llevar un camino que me haga crecer como ser humano.

¿Qué te gustaría poder transmitir con tu participación en el Congreso de Yoga de la Costa de Sol?
Que aunque el camino es individual, no debe ser solitario. Que es muy importante abrirse al refugio de la comunidad, de la Sangha. Que el camino en compañía de otras buscadoras y otras buscadores es mucho más divertido y luminoso… y que no hay que tomárselo demasiado en serio. Hay que encontrar la liviandad aun teniendo este inmenso compromiso.