¿Qué pasó en el One Being Forum?

2017-05-15

Tras horas de retraso en su inauguración el día 12, comenzó el así anunciado “mayor evento de espiritualidad y desarrollo personal de Europa”, Being One.  Al día siguiente la prensa generalista publicó que el evento había sido cancelado, pero el evento continuó… ¿Qué pasó en el One Being Forum? ¿Y qué enseñanza podemos extraer de todo lo sucedido? Escribe Joaquín G. Weil. 

Suzane Powell, Sara Veneros y Joaquín G Weil.

Responder a esta pregunta es la tarea que le tocó hacer a los propios ponentes (los que llegaron a intervenir). Being One Forum había reunido, entre otros, a Robin Sharma, autor de El monje que vendió su Ferrari; Neale Donald Walsch, autor de Conversaciones con Dios, Gregg Braden, Álex Rovira, Mooji y varias decenas de superventas del desarrollo personal y espiritual de España y otros países.
La asistencia anhelada se cifraba en 10.000 asistentes. Dos días antes de su celebración, el emplazamiento se trasladó desde el antiguo Madrid Arena a la Cubierta de Leganés, donde asistieron aproximadamente 2.800  personas. El evento comenzó el viernes con dos horas de retraso y con problemas de sonido que tardaron dos horas adicionales en resolverse.
No pasa nada, era lo que tocaba vivir, dijo Sergi Torres, esto es una práctica, y cuando no se le oía y el público así lo manifestaba, pues hacía mímica. Estos momentos fueron, paradójicamente, de lo mejor de la jornada. Parecía una circunstancia diseñada para que Sergi pusiera en práctica sus enseñanzas, básicamente ser capaces de vivir en el momento presente. Y tal cual. Por la tarde tenía una cola enorme a que le firmaran sus libros.También me gustaron las palabras enérgicas y sentidas de Don José Ruiz y su hermano Don Miguel Ruiz Jr., hijos de Don Miguel Ruiz, el autor de los Cuatro acuerdos toltecas.
Al día siguiente, ante las puertas, había una larga cola ya avanzada la mañana. Me había dado tiempo a hacerme una buena sesión de yoga y estaba contento. En previsión de otra larga espera, me metí en una cafetería a desayunar, responder correo, tomar notas y otras diversas tareas de oficina.
Me llamó Rocío por teléfono para decirme que el evento se había suspendido. De camino de vuelta al hotel donde pensaba recoger para tomar el tren, me di cuenta de que tenía algunos libros que devolverle a Andrés Espinosa, así que volví a la Cubierta. Allí me encontré con el físico cuántico Félix Torán, que acudía desde Francia, de modo gratuito, a participar en el evento, y con quien estuve conversando un rato. Después, de repente, se abrieron las puertas del recinto. Así que llamé al hotel para reservar de nuevo y extender mi estancia un día más.
Esa mañana había estado, mientras tomaba el café, leyendo algunos diarios generalistas. Sentí claramente que sus noticias (“No news, good news”, que decía Winston Churchill) tenían en mí un impacto nada bueno. Así que no era de extrañar que algunos de esos medios se avalanzaran contra el evento, cuando se anunció la cancelación, aquella cosa tan típica de poner a alguien en la picota (en este caso digital) para que una jauría de comentaristas anónimos tiren piedras al estilo de “Ya lo decía yo”, “Ahí tenéis vuestro merecido”, etc.

Los espontáneos toman en poder

Me alegré de que el evento hubiera proseguido, toda vez desarbolada la organización del mismo, de repente hubo hasta personas del público que espontáneamente tomaron el testigo y el relevo, como Joel Miñana, que empuñó el micrófono para animar a los participantes a proseguir en el empeño. El mismo foro se había convertido en una efemérides, que tomaba un ritmo y un rumbo interesante. Entre otras cosas, tocaba hacer la evaluación colectiva de lo que estaba ocurriendo.
Tuve ocasión de hablar personalmente sobre esto con Anita Moorjani y con Emmanuel Dagher. Cuando les pregunté acerca de lo que pensaban de los problemas financieros del evento, me miraron con una sonrisa. Imagínate lo que pueden pensar de estos contratiempos una persona que literalmente ha vuelto de la enfermedad terminal y la muerte y otra que ha sobrevivido a la guerra y los campos de refugiados en el Líbano. Se lo conté a Sergi.
Lo que Sergi Torres pensó y transmitió de todo esto lo podéis ver en los vídeos de Mindalia, OM Radio y La Ventana Alternativa, que colocaron sus cámaras ante el escenario y también hicieron algunas entrevistas, igual con los mencionados Moorjani, Dagher y Joe Vitale, que estuvo varios años de su vida viviendo como homeless.¿Qué es lo que de verdad estaba pasando? La realidad es que Robin Sharma, Álex Rovira y otros se auparon improvisadamente en sillas para hablar ante el público a la manera de los antiguos oradores de antes de los micrófonos, a viva voz, ante cientos de personas, mientras la organización exponía que no había dinero para seguir, para poder oír a las personas que de hecho estábamos escuchando.
El milagro sucedió y las puertas se reabrieron, ya no había ni pantallas gigantes, ni wifi, ni streaming, ni falta que hacía. Los autores, aparte de lo que se hubieran preparado, tenían que enfrentarse al momento presente.“No sois meros espectadores, vosotros estáis cocreando lo que aquí está sucediendo”, dijo ya el domingo Neale Donald Walsh, que es un orador impresionante, muy integrado en el momento presente, interactuando con la cámara grúa a la que lanzaba besos, con su propia tos que sincopaba sus parrafadas bíblicas de Jesús, de sus conversaciones con Dios, entreveradas con sus bromas cómplices con el público. “Estoy diciendo lo que se ha dicho desde hace miles de años y me llaman predicador de la Nueva Era” (New Age).
“Estaba harto de los gurús que me decían qué debía hacer, y ahora me he convertido en uno de ellos”, decía entre risas Jeff Foster.
Mi experiencia es que precisamente fue en los momentos de incertidumbre y caos cuando disfruté más del evento: afloraba la vida por todas partes, la espontaneidad, la improvisación, lejos del encorsetamiento del orden, por más que, para planificar, evidentemente este sea necesario. Lo único que sentí es que no hubiéramos podido escuchar a los invitados a la sala paralela, como el anteriormente mencionado Felix Torán o el especialista internacional en Cábala, Mario Sabán.

No hacía falta tanto

Entre los asistentes había muchas personas que somos, a nuestra vez, organizadores de eventos de esta línea. Y por supuesto estábamos tomando nota de cómo es mejor no hacer las cosas. Hablando con unos y con otros, la conclusión era idéntica, como el propio devenir de los acontecimientos había demostrado, no hacía falta tanto, no hacía falta reunir a tantas personas en torno a tantos oradores. El mensaje que se había dado estaba basado no tanto en la singularidad del evento como en el tamaño. Claro que… todo puede verse bien a posteriori.
Lo de “fluir con el momento presente”, que se repite como un mantra en este mundillo, está bien, pero el verdadero meollo del asunto es planificar algo y realizarlo, y cómo adecuar nuestros proyectos a los resultados que se obtengan. Cuando las cosas salen bien, le llamamos “sincronicidad”, “Tao” o, por otro nombre: “éxito”. Cuando salen mal, se le llama “samsara”.
Desde fuera, por ejemplo desde los medios generalistas, esto no se entiende, entre otras cosas porque no se quiere entender y se recurre a etiquetas como “autoayuda”, “coaching” y “new age”. Si alguien quiere profundizar un poco más en lo sucedido y extraer alguna lección, por favor, que siga leyendo este relato de lo sucedido.
Sinceramente pienso que en alguno de los libros de esta gama hay mensajes interesantes y autenticidad, importantes pistas para muchas personas. Algunos de sus autores también saben transmitir de modo sincero y pleno. Y aquí el  meollo está en eso mismo: la sinceridad, la autenticidad de vivir lo que se está diciendo, lo cual, depende de lo que se diga, es todo un reto.
Por otra parte hay diversos relatos estereotipados, que precisamente, si se enarbolan como estribillo, como ideología, van en la dirección contraria a lo que supuestamente pretenden. No quiero hacer chiste de esto pero cada vez más parece que de lo que se trata es de cómo ser Santo, Rico y Sabio. Todo al mismo tiempo. Genial. Claro, quién no va a querer eso.
Está muy extendido ese relato que podemos llamar la Novela espiritual, tal como en una ocasión transmití en un artículo del mismo nombre. Y que básicamente sería así: persona del mundo de los negocios tiene una crisis y/o un sueño y descubre la espiritualidad, para cambiar de vida. Y vivieron felices y colorín colorado. En realidad esto estaba en el relato de presentación del “Being One”.
Después está también el relato del que en mitad de la desesperación, la depresión o la angustia conoce súbitamente la iluminación o la transformación, como Eckhart Tolle o Jeff Foster, entre otros. Y entonces surge o nace la tarea (no quiero llamarlo “la misión”) de transmitirlo a otros.
Por fin (y este relato es tal vez mi preferido) están aquellos que desde el desastre y la pérdida, por enfermedad, pobreza, guerra, etc. pierden todo y en esa pérdida descubren una luz acerca de lo que de verdad importa, como un crisol a través de la depuración respecto a lo superfluo que supone la pérdida, como le ocurrió a Anita Moorjani, que no sólo perdió la salud, si no que llegó a morir, lo cual en realidad significa la mayor de todas las pérdidas, respecto a lo terrestre. Eso es en esencia y en puridad el conocimiento de lo espiritual, lo que no es de esta tierra. Y Anita volvió. Y conociendo lo que es esencial también en el transmundo, también conocemos lo esencial de este mundo.
He citado a Moorjani, también podría haber citado a otros como Emilio Carrillo (que estaba a la sazón en la Casa de Acogida de Pepe Bravo en Málaga).
Pienso que tal vez a muchos convenga saber o recordar esto: incluso en la así llamada “intuición”, “el fluir con la vida”, “las sincronías”, etc. es posible el autoengaño y, por tanto, la subsiguiente decepción. El asunto es que, dentro de la «Novela espiritual” en el relato de ida, desde el mundo del negocio, la empresa, etc. hasta la espiritualidad, pues todo es muy bonito, dramáticamente bonito. Pero cuando la “hostia zen”, la decepción y el desastre se produce en el así llamado “mundo espiritual o de desarrollo personal”, ¿dónde acudimos?

Para quien anhele alcanzar de una sola tacada esta tríada prodigiosa: Sabiduría, Santidad y Riqueza, que sepa que sólo desde las grandes ilusiones son posibles las no menos grandes desilusiones. Aunque, para algunos, tal vez finalmente (porque es la vida) merece la pena tanto el camino de ida, como el de vuelta.El Being One lo cerró un Mooji que parecía un budita, no sólo por su hermosa figura, sino por su magnífica presencia, sus bendiciones, el silencio que expandía por el público.

Estaba claro que las entradas caras, la división de los asistente en clases (nada más ajeno a la unidad), la búsqueda de la grandiosidad por el mero tamaño o el número no eran la fórmula.
Conclusión: El Being One Forum salió como debía haber salido, con sus imprevistos y su incertidumbres, con su improvisación y espontaneidad, con su ordenado desorden, con la colaboración o protesta de los asistentes, con la ayuda de los improvisados voluntarios… No quiero ofender a nadie y esta es mi visión subjetiva: el verdadero desastre, la verdadera catástrofe es que hubiera salido como estaba planeado.

Joaquin Garcia Weil (Foto: Vito Ruiz)Quién es

Joaquín García Weil es licenciado en Filosofía, profesor de yoga y director de Yoga Sala Málaga. Practica Yoga desde hace veinte años y lo enseña desde hace once. Es alumno del Swami Rudradev (discípulo destacado de Iyengar), con quien ha aprendido en el Yoga Study Center, Rishikesh, India. También ha estudiado con el Dr. Vagish Sastri de Benarés, entre otros maestros.

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